Read in English

CIUDAD DEL VATICANO -- Si bien dar a cada uno lo suyo es fundamental para la justicia, la virtud de la justicia no se concentra en el individuo aislado, sino en asegurar el bien común de todos, dijo el Papa Francisco.

La justicia "está representada alegóricamente por la balanza, porque su objetivo es 'igualar las cuentas' entre los hombres, sobre todo cuando corren el riesgo de verse distorsionadas por algún desequilibrio", dijo el Papa el 3 de abril en su audiencia general semanal.

En la Plaza de San Pedro, todavía decorada con miles de flores de Pascua, el Papa Francisco continuó su catequesis sobre las virtudes y los vicios.

La justicia está relacionada con la ley, que debe tratar de "regular equitativamente las relaciones entre las personas" y garantizar que se respete la dignidad de cada persona, dijo.

Las leyes también hacen posible la convivencia pacífica entre las personas, afirmó. Sin ellas, el mundo "parecería una jungla".

El respeto a las leyes previene el cáncer de la corrupción y debilita la capacidad de delinquir, añadió.

"De hecho, si no se respeta la justicia, se generan conflictos", dijo el Papa. "Sin justicia, se ratifica la ley del fuerte sobre los débiles, y eso no es justo".

El Papa Francisco dijo que la persona justa y recta "devuelve lo que ha recibido prestado", y da salarios justos a todos sus trabajadores.

Pero, dijo, para lograr la justicia se necesitan también otras virtudes, "como la benevolencia, el respeto, la gratitud, la afabilidad y la honestidad, virtudes que contribuyen a la buena convivencia entre las personas".

Las personas que viven la virtud de la justicia son justas, dijo el Papa. Evitan "los discursos sutiles que buscan engañar al prójimo", y son más bien honestos y directos.

"En sus labios se encuentra a menudo la palabra 'gracias'", dijo, porque las personas justas saben que "por más que nos esforcemos para ser generosos, estamos siempre en deuda con nuestro prójimo. Si amamos es también porque hemos sido amados primero".

Las personas justas desean "el bien de toda la sociedad", dijo el Papa Francisco, por lo que no ceden a la tentación de pensar sólo en sí mismas y en sus propios asuntos, "por legítimos que sean, como si fueran lo único que existe en el mundo".

"La virtud de la justicia evidencia -- y pone la exigencia en el corazón -- que no puede haber verdadero bien para mí si no hay también el bien de todos", dijo.