Los ojos del mundo católico se dirigen a Roma el 4 de octubre, cuando el Sínodo de los Obispos de todo el mundo se reúne en la fiesta de San Francisco de Asís para centrarse en la "sinodalidad" y entender lo que significa en términos de "comunión, participación y misión" en la Iglesia. He aquí lo que es, cómo hemos llegado hasta aquí y qué podemos esperar.

1. El Sínodo sobre la Sinodalidad lleva tres años gestándose.

El Papa Francisco anunció en marzo de 2020 (en medio del punto álgido de la pandemia de COVID-19, especialmente en Italia) que el próximo Sínodo de los Obispos se celebraría en octubre de 2022 sobre el tema "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión". Dicho sínodo rápidamente fue conocido como el "Sínodo sobre la Sinodalidad." En mayo de 2021, el Papa aplazó la reunión a 2023, debido en parte a la pandemia, y anunció que iría precedida de un proceso de dos años.

Esa decisión reflejó la visión del Papa Francisco para el Sínodo de los Obispos esbozada en la constitución apostólica de 2018 "Episcopalis Communio", incluyendo lo que el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos, describió en ese momento como "transformar el Sínodo de un evento a un proceso". El Papa Francisco inauguró oficialmente el "camino sinodal" con una Misa el 10 de octubre de 2021, a la que siguieron diócesis de todo el mundo. (En octubre de 2022, el Papa anunció que la reunión del sínodo en Roma se llevaría a cabo en sesiones, una en octubre de 2023 y la otras en octubre de 2024)

2. La sinodalidad es "la acción del Espíritu en la comunión del Cuerpo de Cristo y en el camino misionero del Pueblo de Dios".

A pesar de la larga historia de sínodos en la Iglesia, el término "sinodalidad" es relativamente reciente, surgiendo en documentos eclesiásticos hace unas dos décadas. En 2018, el tema fue abordado por la Comisión Teológica Internacional, que lo definió como "la acción del Espíritu en la comunión del Cuerpo de Cristo y en el camino misionero del Pueblo de Dios".

La sinodalidad también fue tema de conversación en la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema "Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional" que tuvo lugar en 2018.

En el "vademécum" del Sínodo sobre la Sinodalidad, un manual oficial publicado en septiembre de 2021, la "sinodalidad" se describe como "el estilo particular que califica la vida y la misión de la Iglesia, expresando su naturaleza, como el caminar juntos y el reunirse en asamblea del Pueblo de Dios convocado por el Sen?or Jesu?s en la fuerza del Espi?ritu Santo para anunciar el Evangelio", y añade: La sinodalidad “debe expresarse en el modo ordinario de vivir y obrar de la Iglesia".

En su homilía de la Misa de apertura del proceso sinodal, el Papa Francisco dijo: "Hacer sínodo significa caminar juntos en la misma dirección".

Y añadió: "Miremos a Jesús, que en primer lugar encontró en el camino al hombre rico, después escuchó sus preguntas y finalmente lo ayudó a discernir qué tenía que hacer para heredar la vida eterna. Encontrar, escuchar, discernir: tres verbos del Sínodo en los que quisiera detenerme".

"Los Evangelios nos presentan a Jesús 'en camino'; acompañando al hombre en su marcha y escuchando las preguntas que pueblan e inquietan su corazón", dijo. "Él nos revela que Dios no habita en lugares asépticos, en lugares tranquilos, lejos de la realidad, sino que camina a nuestro lado y nos alcanza allí donde estemos, en las rutas a veces ásperas de la vida".

Y continuó: "Hoy, al dar inicio al itinerario sinodal, todos -- el Papa, los obispos, los sacerdotes, las religiosas y los religiosos, las hermanas y los hermanos laicos -- comenzamos preguntándonos: nosotros, comunidad cristiana, ¿encarnamos el estilo de Dios, que camina en la historia y comparte las vicisitudes de la humanidad? ¿Estamos dispuestos a la aventura del camino o, temerosos ante lo incierto, preferimos refugiarnos en las excusas del 'no hace falta' o del 'siempre se ha hecho así'?".

3. Un sínodo es una reunión de obispos. Tiene profundas raíces en la historia de la Iglesia católica y continuidad en las Iglesias orientales, pero decayó en la Iglesia de rito latino. El Sínodo de los Obispos moderno se instituyó cerca del final del Concilio Vaticano II.

La palabra "sínodo" ha sido históricamente intercambiable con "concilio", como el Concilio de Nicea o el Concilio de Trento, o reuniones más localizadas, como los Concilios Plenarios de Baltimore, que reunieron a los obispos estadounidenses en 1852, 1866 y 1884. El fallecido padre jesuita John W. O'Malley, teólogo de la Universidad de Georgetown, señaló en un ensayo publicado en febrero de 2022 en la revista America que los concilios locales disminuyeron su uso tras el Concilio Vaticano I, que definió la primacía papal, pero no desaparecieron: "Una de las primeras cosas que hizo el futuro Papa Juan XXIII cuando se convirtió en patriarca de Venecia fue convocar un sínodo diocesano", escribió.

La idea de un concilio episcopal permanente surgió durante el Concilio Vaticano II, y en 1965 San Pablo VI instituyó el Sínodo de los Obispos con "la función de informar y aconsejar". "Podrá gozar también del poder deliberativo cuando se lo conceda el Romano Pontífice, a quien corresponderá en este caso ratificar la decisión del Sínodo", escribió San Pablo VI.

4. El Sínodo sobre la sinodalidad es el decimosexto sínodo ordinario desde la institución del Sínodo de los Obispos.

También se han celebrado tres asambleas generales extraordinarias, incluida la de 2014 para completar los trabajos de la asamblea general ordinaria de 2015 sobre la familia. Otros 11 Sínodos de Obispos extraordinarios se han celebrado para abordar cuestiones a las que enfrenta una región concreta. Entre ellos, un sínodo especial sobre América en 1997 y otro sobre la región amazónica en 2019.

Generalmente, el Papa, que actúa como presidente del sínodo, escribe una exhortación apostólica postsinodal.

5. Los preparativos para el Sínodo sobre la Sinodalidad pretendían ser los más amplios de la historia, con una invitación a todos los católicos para que aportaran su contribución.

Se realizó una consulta mundial sin precedentes a nivel diocesano/nacional y continental. El proceso de preparación del Sínodo, de dos años de duración, invitó a todos los católicos del mundo a identificar las áreas en las que la Iglesia necesitaba prestar mayor atención y discernimiento. Esa información fue recogida y sintetizada por las diócesis y luego por las conferencias episcopales, antes de ser llevada al nivel continental. Las síntesis de las conferencias episcopales y de las reuniones continentales fueron compartidas con la Santa Sede, y sirvieron de base a un documento de trabajo conocido como "Instrumentum Laboris" para la primera sesión de la asamblea general. Los autores del documento lo describen como "no un documento de la Santa Sede, sino de toda la Iglesia".

Sin embargo, el informe de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. indica que sólo participaron unos 700.000 católicos, lo que representa poco más del 1% de la población católica estadounidense de 66,8 millones.

6. El objetivo del Sínodo sobre la Sinodalidad busca responder a una pregunta de dos partes.

Según el vademécum, "El actual Proceso Sinodal que estamos llevando a cabo está guiado por una pregunta fundamental: ¿Cómo se realiza hoy este 'caminar juntos' en los distintos niveles (desde el local hasta e universal), permitiendo a la Iglesia anunciar el Evangelio? y ¿qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia sinodal?".

El documento de trabajo publicado en junio para orientar a los participantes en la asamblea general incluye muchas otras preguntas de reflexión, pero pide especialmente a los participantes que reflexionen sobre estas prioridades, guiadas por su enfoque en la comunión, la participación y la misión: "¿Co?mo podemos ser ma?s plenamente signo e instrumento de la unio?n con Dios y de la unidad del ge?nero humano?"; "¿Co?mo podemos compartir dones y tareas al servicio del Evangelio?"; y "¿Que? procesos, estructuras e instituciones son necesarios en una Iglesia sinodal misionera?".

7. Por primera vez, los no obispos -- incluidos mujeres y hombres laicos -- tienen voto en el sínodo.

La asamblea general del sínodo incluye a más de 450 participantes -- 363 de los cuales son miembros con derecho a voto -- con líderes de la curia vaticana y de las conferencias episcopales. Más de una cuarta parte de los miembros del sínodo no son obispos, esto incluye a laicos, que por primera vez tendrán voto durante las deliberaciones sinodales. Se ha hecho un esfuerzo deliberado por incluir a mujeres y jóvenes adultos.

El 7 de julio, cuando el Vaticano hizo pública la lista inicial, el número de mujeres con derecho a voto era el mismo que el de cardenales participantes: 54. Según los organizadores, la lista podía cambiar antes del Sínodo.

En sínodos anteriores, algunos participantes no obispos desempeñaron el papel de "auditor" sin derecho a voto, que se ha eliminado en esta asamblea, aunque algunos asistentes serán observadores sin derecho a voto, llamados "enviados especiales", o facilitadores o asesores sin derecho a voto.

La presencia de los "no obispos", según el cardenal Jean-Claude Hollerich, relator general del sínodo, en una carta publicada cuando se anunció el cambio, "asegura el diálogo entre la profecía del pueblo de Dios y el discernimiento de los pastores".

8. Más de 20 católicos de Estados Unidos han sido invitados a participar.

Los obispos estadounidenses participantes elegidos por el Papa Francisco son el cardenal Blase J. Cupich de Chicago, el cardenal Wilton D. Gregory de Washington, el arzobispo Paul D. Etienne de Seattle, el cardenal Seán P. O'Malley de Boston y el cardenal Robert W. McElroy de San Diego, California.

Otros obispos delegados seleccionados por la USCCB y confirmados por el Papa Francisco son el obispo Daniel E. Flores, de Brownsville, Texas; el cardenal Timothy M. Dolan, de Nueva York; el obispo Robert E. Barron, de Winona-Rochester, Minnesota; el obispo Kevin C. Rhoades, de Fort Wayne-South Bend, Indiana; y el arzobispo Timothy P. Broglio, que dirige la Arquidiócesis para los Servicios Militares de Estados Unidos y es presidente de la USCCB.

Los prelados estadounidenses Cardenal Joseph W. Tobin, de Newark, Nueva Jersey, y Cardenal Kevin J. Farrell, antiguo obispo de Dallas, son también delegados y fueron nombrados por el Papa con anterioridad. El cardenal Tobin es miembro ordinario del Sínodo de los Obispos y el cardenal Farrell es prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

El Papa Francisco también nominó al miembro del sínodo, el padre jesuita James Martin, editor de la revista America y fundador de Outreach, un ministerio para católicos que se identifican como LGBTQ+.

Otros delegados estadounidenses fueron nominados por la USCCB y confirmados por el Papa. Entre ellos se encuentran: Richard Coll, director ejecutivo del Departamento de Justicia, Paz y Desarrollo Humano Integral de la USCCB; Cynthia Bailey Manns, directora de formación en la fe para adultos de la parroquia de St. Joan of Arc de Minneapolis; el padre Iván Montelongo de El Paso, Texas; Wyatt Olivas, estudiante de la Universidad de Wyoming en Laramie, Wyoming; Julia Oseka, estudiante polaca de la Universidad de St. Joseph en Filadelfia; y la hermana Leticia Salazar, ODN, la canciller de la Diócesis de San Bernardino, California.

Los delegados nombrados por la USCCB participaron en el sínodo continental, y Coll, el obispo Flores y la hermana Salazar fueron miembros del Equipo del Sínodo de Norteamérica, conformado por 18 personas, que preparó el informe del sínodo continental de Norteamérica para Estados Unidos y Canadá. El obispo Flores ha sido nombrado uno de los nueve presidentes delegados de la asamblea.

La hermana Maria Cimperman, miembro de la Sociedad del Sagrado Corazón y teóloga de Catholic Theological Union de Chicago, y el padre jesuita estadounidense David McCallum, director ejecutivo del Discerning Leadership Program de Roma, figuran entre los 57 expertos sin derecho a voto.

9. En Estados Unidos, la reunión ha sido fuente de gran expectación y gran inquietud.

El sínodo ha suscitado tanto grandes elogios como profundas críticas por su enfoque, incluyendo la posibilidad de que los laicos voten; su temática, que incluye temas controvertidos como el papel de liderazgo de las mujeres, el ministerio a los católicos que se identifican como LGBTQ+ y la relación entre laicos y clero. Al menos un cardenal expresó su preocupación de que la reunión pudiera llevar a confusión y error en la enseñanza de la Iglesia.

Sin embargo, el obispo Flores, hablando recientemente con OSV News, dijo que la reunión tiene como objetivo comprender mejor la realidad de las personas para poder atenderlas mejor. "No podemos responder con el Evangelio si no sabemos cuál es la realidad a la que se enfrentan", dijo refiriéndose a las personas, especialmente a las que se encuentran en los márgenes y en situaciones difíciles.

10. La reunión de octubre es sólo el principio.

En un acto inusual, la asamblea general del sínodo se ha dividido en dos sesiones, la primera del 4 al 29 de octubre, y la segunda prevista para octubre de 2024. La decisión, anunciada en octubre de 2022, tiene paralelismo con el Sínodo de los Obispos sobre la Familia, que se reunió en 2014 para una asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos, y luego continuó su trabajo al año siguiente como asamblea ordinaria. Los trabajos de ambas reuniones culminaron en la exhortación apostólica postsinodal "Amoris Laetitia" ("La alegría del amor"), publicada en 2016.

Antes del Sínodo, el Papa Francisco va a presidir una vigilia ecuménica de oración en la Plaza de San Pedro el 30 de septiembre. Los participantes del Sínodo asistirán a un retiro del 30 de septiembre al 3 de octubre en Sacrofano, a unos 16 kilómetros al norte de Roma. El retiro incluye meditaciones matinales, ofrecidas por el padre dominico Timothy Radcliffe, del Reino Unido, y la reverenda madre benedictina Maria Ignazia Angelini, de Italia, pequeños grupos por la tarde y Misa.

Mientras tanto, la comunidad de Taizé y otras organizaciones han programado un encuentro en Roma ese fin de semana llamado "Juntos - Encuentro del Pueblo de Dios" para que los jóvenes recen por el sínodo.

La asamblea general del sínodo se inaugurará el 4 de octubre con una Misa papal que incluirá a los nuevos cardenales que serán instituidos en el consistorio del 30 de septiembre. Entre ellos se espera la presencia del arzobispo Christophe Pierre, nuncio apostólico en Estados Unidos.

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Maria Wiering es redactora senior de OSV News.