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Abran sus corazones al niño Jesús y a los demás, dice el Papa León en Navidad

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CIUDAD DEL VATICANO -- Jesús, quien llega al mundo como un pequeño bebé que lo necesita todo, es un signo de la solidaridad de Dios con todas las personas necesitadas, que anhelan amor y una mano amiga, dijo el Papa León XIV en la Misa de la mañana de Navidad.

"El Verbo ha establecido su tienda frágil entre nosotros. ¿Y cómo no pensar en las tiendas de Gaza, expuestas desde hace semanas a las lluvias, al viento y al frío, y a las de tantos otros desplazados y refugiados en cada continente, o en los refugios improvisados de miles de personas sin hogar en nuestras ciudades?", preguntó en su homilía durante la Misa del 25 de diciembre en la Basílica de San Pedro.

Al celebrar públicamente la liturgia matutina, el Papa León restableció una tradición que había caído en desuso durante 30 años. San Juan Pablo II no presidió la liturgia en 1995 porque tenía gripe, y la Misa matutina nunca volvió al calendario Papal.

Al igual que sus predecesores, el Papa León se dirigió al balcón central de la basílica de San Pedro al mediodía para impartir su solemne bendición "urbi et orbi" (a la ciudad y al mundo). Y, retomando una tradición abandonada por el Papa Francisco, quien afirmaba no ser bueno con los idiomas, el Papa León deseó a la gente una feliz Navidad en diez idiomas: italiano, francés, inglés, alemán, español, portugués, polaco, árabe, chino y latín.

"¡Feliz Navidad! Que la paz de Cristo reine en sus corazones y en sus familias", dijo.

En su homilía y en su mensaje navideño antes de la bendición "urbi et orbi", el Papa Leo insistió en que la misión cristiana de compartir la Buena Nueva de la salvación en Cristo significa tomarse en serio lo que está sucediendo en el mundo y trabajar para aliviar el sufrimiento, promover el diálogo y poner fin a las guerras y la violencia.

Al venir al mundo como un niño indefenso y frágil, Dios quiso identificarse con cada persona humana, dijo en la homilía matutina.

"Frágil es la carne de las poblaciones indefensas, probadas por tantas guerras en curso o terminadas dejando escombros y heridas abiertas", dijo. "Frágiles son las mentes y las vidas de los jóvenes obligados a tomar las armas que, estando en el frente, advierten la insensatez de lo que se les pide y la mentira que impregna los rimbombantes discursos de quien los manda a morir".

"Cuando la fragilidad de los demás nos atraviesa el corazón, cuando el dolor ajeno hace añicos nuestras sólidas certezas, entonces ya comienza la paz", insistió el Papa.
La respuesta de los cristianos al sufrimiento y la violencia debe ser firme pero tierna, dijo.

"No estamos al servicio de una palabra prepotente --estas ya resuenan por todas partes", dijo el Papa, sino que los cristianos profesan y sirven a un Señor que "suscita el bien, que conoce su eficacia, que no se atribuye el monopolio".

La paz proclamada por Jesús, dijo, echará raíces "cuando nuestros monólogos se interrumpan y, fecundados por la escucha, caigamos de rodillas ante la carne desnuda de los demás".

El Papa León continuó su reflexión en su mensaje "urbi et orbi", diciendo a la multitud reunida bajo la lluvia en la plaza de San Pedro que Jesús, "por amor", quiso "quiso nacer de una mujer, para compartir nuestra humanidad; por amor aceptó la pobreza y el rechazo y se identificó con los que son marginados y excluidos".

Como es costumbre, el Santo Padre aprovechó su mensaje para llamar la atención sobre las necesidades urgentes y el sufrimiento en distintos lugares del mundo, e instar a las personas a ayudar a aliviar ese sufrimiento.

El Papa León XIV contempla a las aproximadamente 26.000 personas congregadas en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, para recibir su solemne bendición navideña "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo) el 25 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Vatican Media)

"Quien no ama no se salva, está perdido", dijo. "Y quien no ama a su hermano que ve, no puede amar a Dios que no ve", como dice la Primera Carta de Juan.

"Si cada uno de nosotros, a todos los niveles, en lugar de acusar a los demás, reconociera ante todo sus propias faltas y pidiera perdón a Dios, y al mismo tiempo se pusiera en el lugar de quienes sufren, fuera solidario con los más débiles y oprimidos, entonces el mundo cambiaría.", dijo el Papa León.

Mirando alrededor del mundo, el Papa rezó por la paz y la justicia en docenas de países, incluida Ucrania, y, como hizo la noche anterior y durante la Misa de la mañana de Navidad, el Papa León también llamó la atención sobre la difícil situación de los migrantes y refugiados, pidiendo a los gobiernos que los acepten y les ayuden.

"Al hacerse hombre", dijo, "Jesús asume sobre sí nuestra fragilidad, se identifica con cada uno de nosotros: con quienes ya no tienen nada y lo han perdido todo, como los habitantes de Gaza; con quienes padecen hambre y pobreza, como el pueblo yemení; con quienes huyen de su tierra en busca de un futuro en otra parte, como los numerosos refugiados y migrantes que cruzan el Mediterráneo o recorren el continente americano".

"En este día santo, abramos nuestro corazón a los hermanos y hermanas que están necesitados y sufren", dijo el Papa León. "Al hacerlo, lo abrimos al Niño Jesús que, con sus brazos abiertos, nos acoge y nos revela su divinidad".

Octavia Thuss y su hijo Henry Thuss, de La Cañada, California, se encontraban entre las 26.000 personas que acudieron a la plaza de San Pedro para recibir la bendición del Papa. También habían estado en la plaza la noche anterior, viendo la Misa de Navidad del Papa en una pantalla bajo la lluvia.

"Fue histórica" dado que era la primera Navidad del Papa León como pontífice, afirmó. "Fue una ceremonia realmente hermosa".

Pasar las vacaciones de Navidad en Roma durante los últimos días del Jubileo contribuyó a la experiencia, ya que fueron uno de los últimos peregrinos en atravesar las Puertas Santas de las principales basílicas de la ciudad.

Henry añadió que estar en el Vaticano durante la Navidad en un Año Jubilar era similar a la peregrinación de los musulmanes a La Meca.

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Josephine Peterson ha colaborado en la redacción de este artículo.

Cindy Wooden
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