El Papa León XIV, junto con representantes de las iglesias y comunidades ortodoxas, anglicanas y protestantes, conmemora a los "nuevos mártires y testigos de la fe", asesinados en los últimos 25 años, durante un servicio ecuménico de oración en la Basílica de San Pablo Extramuros de Roma el 14 de septiembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez)
ROMA -- En situaciones donde "el odio parecía impregnar cada aspecto de la vida", los mártires cristianos modernos demostraron que el amor es más fuerte que la muerte, declaró el Papa León XIV en un servicio ecuménico de oración.
El servicio de oración del 14 de septiembre, la fiesta de la Exaltación de la Cruz, conmemoró a 1.624 católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes que murieron por su fe entre 2000 y 2025. Durante el Año Santo 2000, San Juan Pablo II dirigió una conmemoración similar de los cristianos asesinados en el siglo XX, principalmente por regímenes comunistas y fascistas.
El Papa León estuvo acompañado por 28 representantes de otras iglesias y comunidades cristianas estuvieron presentes en el servicio de oración en la Basílica de San Pablo Extramuros de Roma.
El obispo anglicano Anthony Ball, representante del arzobispo de Canterbury ante la Santa Sede, y el arzobispo ortodoxo Elia de Helsinki y toda Finlandia, representante del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, estuvieron a ambos lados del Papa. El metropolitano ortodoxo ruso Antonio de Volokolamsk, presidente del departamento de relaciones exteriores del Patriarcado de Moscú, también asistió al servicio de oración.
El Vaticano no divulgó los nombres de los 1.624 nuevos mártires cuyas historias fueron presentadas en los últimos dos años por conferencias episcopales católicas, órdenes religiosas y nunciaturas de todo el mundo. Pero el Papa León mencionó a algunos de ellos en su homilía, incluyendo a la hermana Dorothy Stang, miembro estadounidense de las Hermanas de Notre Dame de Namur, quien fue asesinada a balazos en la Amazonía brasileña en 2005 por defender los derechos territoriales de los indígenas y los agricultores pobres.
"A quienes se disponían a matarla y le pedían un arma, ella les mostró la Biblia respondiendo: 'He aquí mi única arma'", dijo el Papa León.
También habló del padre caldeo Ragheed Ganni, de Mosul, Irak, "que renunció a combatir para testimoniar cómo se comporta un verdadero cristiano". Él y tres subdiáconos fueron asesinados a tiros frente a su iglesia en 2007.
El Papa también mencionó al "hermano Francis Tofi, anglicano y miembro de la Melanesian Brotherood, que dio la vida por la paz en las Islas Salomón". Tofi y otros seis miembros de dicha orden religiosa fueron asesinados por milicianos en Guadalcanal en 2003.
"Lamentablemente, a pesar del fin de las grandes dictaduras del siglo XX, todavía hoy no ha terminado la persecución de los cristianos, es más, en algunas partes del mundo ha aumentado", declaró el Papa.
"No podemos, no queremos olvidar", añadió el Papa. Y "queremos preservar la memoria junto a nuestros hermanos y hermanas de las demás Iglesias y Comuniones cristianas. Deseo, por tanto, reafirmar el compromiso de la Iglesia Católica de custodiar la memoria de los testigos de la fe de todas las tradiciones cristianas".
Los nuevos mártires y testigos de la fe no fueron asesinados por su confesión religiosa, sino porque eran cristianos, afirmó, y vivían el Evangelio del servicio amoroso a sus hermanos y hermanas.
"Como reconocíamos durante el reciente Sínodo, el ecumenismo de la sangre une a los ‘cristianos de distintas tradiciones que juntos dan su vida por la fe en Jesucristo. El testimonio de su martirio es más elocuente que cualquier palabra: la unidad viene de la Cruz del Señor’", dijo, citando el documento final del sínodo.
"Su martirio sigue difundiendo el Evangelio en un mundo marcado por el odio, la violencia y la guerra", dijo el Papa León. "Es una esperanza llena de inmortalidad, porque, aunque fueron asesinados en el cuerpo, nadie podrá apagar su voz ni borrar el amor que donaron".
"Su testimonio permanece como profecía de la victoria del bien sobre el mal", dijo el Santo Padre. "Sí, la suya es una esperanza desarmada. Han testimoniado la fe sin usar jamás las armas de la fuerza ni de la violencia, sino abrazando la débil y mansa fuerza del Evangelio".
El Papa León oró: "¡Que la sangre de tantos testigos adelante el feliz día en el que beberemos del mismo cáliz de salvación!".
El Evangelio leído durante el servicio de oración fue la versión de San Mateo de las Ocho Bienaventuranzas, que posteriormente sirvió de marco para oraciones específicas por los cristianos que fueron perseguidos, secuestrados, encarcelados y finalmente asesinados por vivir su fe, defender a los pobres, cuidar la creación o defender la libertad religiosa.
Durante el servicio, los fieles oraron para que las comunidades cristianas de hoy "aprendan de estos testigos pacíficos, perseguidos por el Evangelio, a imitar al Señor Jesús, el Maestro, manso y humilde de corazón".
Los nuevos mártires y testigos de la fe nombrados en las oraciones incluyen a: la beata Leonella Sgorbati, hermana misionera de la Consolata que fue asesinada en Mogadiscio, Somalia, en 2006; seis evangélicos asesinados en la Misión Silgadji en Burkina Faso en 2019; y los 21 mártires coptos ortodoxos decapitados por miembros del Estado Islámico en Libia en 2015.
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Cindy Wooden es editora en jefe de Catholic News Service en Roma.