CIUDAD DEL VATICANO -- En un momento en el que tantas personas y el planeta están sufriendo, las religiones del mundo deben unirse para promover la verdad, la compasión, la reconciliación, la justicia y la paz, afirmó el Papa León XIV.

"Hoy estamos llamados a refundar esa esperanza en nuestro mundo devastado por la guerra y en nuestro entorno natural degradado", dijo el Papa el 29 de octubre durante su audiencia general en la Plaza de San Pedro.

"Colaboremos, porque si estamos unidos todo es posible. Hagamos que nada nos divida", dijo, dirigiéndose a los numerosos representantes del cristianismo, el judaísmo, el islam, el hinduismo, el jainismo, el sijismo, el budismo y otras religiones que estaban presentes en la audiencia.

Muchos de los líderes se encontraban en Roma para asistir a un encuentro de religiones por la paz patrocinado por la Comunidad de Sant'Egidio y a una serie de eventos, entre ellos una celebración nocturna el 28 de octubre, con motivo del 60º aniversario de "Nostra Aetate", la declaración del Concilio Vaticano II sobre las relaciones con el judaísmo, el islam y otras religiones del mundo.

De hecho, el Papa León suspendió su serie de charlas sobre el tema del Jubileo, "Jesucristo, nuestra esperanza", para dedicar la audiencia del 29 de octubre a la "Nostra Aetate", promulgada hace 60 años: el 28 de octubre de 1965.

El primer objetivo del histórico documento "fue hacia el mundo judío", afirmó el Papa. "Por primera vez en la historia de la Iglesia, debía tomar forma un tratado doctrinal sobre las raíces judías del cristianismo, que representara un punto de no retorno en el plano bíblico y teológico".

Aunque se ha avanzado mucho en el diálogo entre judíos y católicos durante las últimas seis décadas, afirmó, "no podemos negar que en este período también ha habido malentendidos, dificultades y conflictos, pero estos nunca han impedido la continuación del diálogo".

"Tampoco hoy debemos permitir que las circunstancias políticas y las injusticias de algunos nos alejen de la amistad, sobre todo porque hasta ahora hemos logrado mucho", afirmó.

Citando la "Nostra Aetate", la Iglesia Católica, "consciente del patrimonio que tiene en común con los judíos, y movida no por motivos políticos, sino por la caridad religiosa evangélica, deplora los odios, las persecuciones y todas las manifestaciones de antisemitismo de cualquier tiempo y persona", dijo entre aplausos.

"Desde entonces, todos mis predecesores han condenado el antisemitismo con palabras claras", afirmó el Papa León. "También yo confirmo que la Iglesia no tolera el antisemitismo y lo combate, en razón del Evangelio mismo", lo que también fue seguido de aplausos.

"El espíritu de Nostra aetate sigue iluminando el camino de la Iglesia", que reconoce que todas las religiones pueden reflejar "un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres", afirmó, citando el documento.

Hoy más que nunca, dijo, todas las religiones del mundo deben actuar juntas. "Nuestro mundo necesita nuestra unidad, nuestra amistad y nuestra colaboración".

"Cada una de nuestras religiones puede contribuir a aliviar el sufrimiento humano y a cuidar de nuestra casa común, nuestro planeta Tierra", afirmó. "Nuestras respectivas tradiciones enseñan la verdad, la compasión, la reconciliación, la justicia y la paz. Deben reafirmar el servicio a la humanidad, en todo momento".

Además de permanecer "atentos al abuso del nombre de Dios, de la religión y del diálogo mismo, así como a los peligros que representan el fundamentalismo religioso y el extremismo", dijo, "también debemos abordar el desarrollo responsable de la inteligencia artificial".

Si la inteligencia artificial (IA) pretende ser "una alternativa al ser humano, puede violar gravemente su dignidad infinita y neutralizar sus responsabilidades fundamentales", dijo el Papa. "Nuestras tradiciones tienen una inmensa contribución que aportar a la humanización de la tecnología y, por lo tanto, a inspirar su regulación, en defensa de los derechos humanos fundamentales".

"La Declaración invita a todos los católicos --obispos, clero, personas consagradas y fieles laicos-- a participar sinceramente en el diálogo y la colaboración con los seguidores de otras religiones, reconociendo y promoviendo todo lo que es bueno, verdadero y santo en sus tradiciones", afirmó el Papa León.

"Nostra aetate nos recuerda que el verdadero diálogo tiene sus raíces en el amor, único fundamento de la paz, la justicia y la reconciliación, al tiempo que rechaza con firmeza toda forma de discriminación o persecución, afirmando la igual dignidad de todo ser humano", afirmó.

"Debemos devolver la esperanza a nuestras vidas personales, a nuestras familias, a nuestros barrios, a nuestras escuelas, a nuestros pueblos, a nuestros países y a nuestro mundo", dijo. "Esta esperanza se basa en nuestras convicciones religiosas, en la convicción de que un mundo nuevo es posible".

Para concluir sus comentarios, el Papa León dirigió un momento de oración silenciosa, ya que "la oración tiene el poder de transformar nuestras actitudes, nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones".

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Carol Glatz