CIUDAD DEL VATICANO -- El Papa León XIV elogió a representantes de una sociedad misionera, de una rama de los franciscanos y de una orden dedicada a servir y acompañar a sacerdotes enfermos, afirmando que reflejan la "armoniosa belleza" del cuerpo místico de Cristo.
Los tres grupos representan "tres dimensiones luminosas de la belleza de la Iglesia: el compromiso con la conversión, el entusiasmo por la misión y la calidez de la misericordia", les dijo el Papa durante una audiencia en el Vaticano el 6 de junio.
"Rezo para que sean instrumentos cada vez más dóciles del Espíritu Santo, conforme a los designios de Dios", afirmó.
El pontífice se reunió con los superiores generales, miembros de los órganos de gobierno y otros representantes de la Sociedad de Misiones Africanas, la Tercera Orden Regular de San Francisco y los formadores y miembros de los Siervos del Paráclito. Algunos de los grupos estaban celebrando sus capítulos generales en Roma.
"Ustedes representan tres realidades carismáticas que surgieron en distintos momentos de la historia de la Iglesia y en respuesta a diversas necesidades específicas", dijo. "Sin embargo, están unidos y se complementan entre sí dentro de la armoniosa belleza del cuerpo místico de Cristo".
Al dirigirse a los frailes franciscanos, cuya orden también es conocida como la Tercera Orden Regular de San Francisco de Penitencia, el Papa León XIV los alentó a abordar los temas de la vida comunitaria, la formación y las vocaciones "a la luz de su carisma 'penitencial'".
Solo "a través de un camino constante de conversión podemos ofrecer a nuestros hermanos y hermanas 'las palabras fragantes'" de Cristo, añadió.
Refiriéndose a la Sociedad de Misiones Africanas, señaló que es "un signo de ese espíritu misionero que está en el corazón mismo de la vida de la Iglesia".
"La fidelidad a su misión, gracias a la cual sus comunidades han superado a lo largo del tiempo innumerables dificultades tanto internas como externas, les ha permitido crecer e incluso extraer de la adversidad la inspiración para lanzarse hacia nuevos horizontes apostólicos en África y en otras partes del mundo", señaló.
El Papa recordó el consejo de su fundador, el venerable Melchior-Marie-Joseph de Marion-Bresillac: "sean fieles a la simplicidad de la predicación apostólica"; estén preparados para abrazar "'la locura de la cruz' con sinceridad y paz, incluso ante la incomprensión y el desprecio del mundo"; y sean hombres llenos de Cristo, "y así capaces de llevar a sus hermanos y hermanas al encuentro con Él".
"¡Qué gran signo para toda la Iglesia y para el mundo!", exclamó el pontífice.
En cuanto a los Siervos del Paráclito, una congregación de sacerdotes y hermanos religiosos dedicada a la vida contemplativa y al cuidado de sacerdotes ancianos, enfermos y "afligidos", el Papa destacó: "En diversas partes del mundo, han llevado a cabo su ministerio de cercanía humilde, paciente, delicada y discreta a los más profundamente heridos, ofreciéndoles caminos terapéuticos que combinan una vida espiritual sencilla e intensa —tanto personal como comunitaria— con una asistencia profesional de alta calidad y adaptada a sus necesidades", dijo.
Su ministerio es un recordatorio de que incluso los "ministros de Cristo, el médico de las almas", son también "frágiles y necesitados de sanación" y de misericordia, concluyó el Papa.