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Las quejas sin ningún deseo de hacer algo sobre la situación son veneno, dijo el Papa Francisco.

Quejarse puede ser "un veneno para el alma, un veneno para la vida" y "casi un pecado" cuando impide construir y fortalecer "el deseo de avanzar", dijo durante su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro el 12 de octubre.

El Papa continuó su serie de discursos sobre el discernimiento reflexionando sobre el papel del deseo en el descubrimiento de lo que uno realmente quiere o necesita en su vida.

El deseo, dijo, "es la brújula para entender dónde estoy y hacia dónde voy", y puede indicar si una persona se ha rendido y está "parada".

Es importante saber reconocer el deseo sincero, que no es un anhelo momentáneo, sino que es algo que "sabe tocar profundamente las cuerdas de nuestro ser, por lo que no se apaga ante las dificultades o contratiempos", dijo.

"Es como cuando tenemos sed: si no encontramos algo para beber, no nos rendimos; al contrario, el anhelo ocupa cada vez más nuestros pensamientos y acciones, hasta que llegamos a estar dispuestos a hacer cualquier sacrificio para saciarlo", añadió. "El deseo te hace fuerte, te hace valiente, te hace seguir adelante, porque quieres llegar" a esa meta.

Un deseo sincero es lo que ayuda a las personas a embarcarse en "un proyecto exitoso, coherente y duradero", dijo.

Modificando un dicho popular, el Papa Francisco dijo que el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones y ninguna acción.

"La época en la que vivimos parece promover la máxima libertad de elección, pero al mismo tiempo atrofia el deseo", dijo el Papa.

"Estamos bombardeados por mil propuestas, proyectos, posibilidades, que corren el riesgo de distraernos y no permitirnos evaluar con calma lo que realmente queremos", dijo. Por ejemplo, las personas que miran fijamente su teléfono, siempre "vuelto hacia afuera, hacia el otro", viviendo siempre el momento y sin detenerse a pensar en lo que anhelan. "El deseo no puede crecer de esta manera".

Pero, dijo el Papa, "dialogando con el Señor, aprendemos a comprender lo que verdaderamente queremos de la vida."

Por eso Jesús se compromete con el paralítico junto a la piscina, que lleva años esperando la curación, pero no es proactivo y sólo se queja, dijo el papa.

"Cuidado, porque las quejas son un veneno", dijo, e impiden que crezca "el deseo de ir adelante".

La gente debe rezar y ponerse en contacto con su deseo más profundo para saber qué quiere de su vida, dijo el Papa.

Pedir a Dios que "nos ayude a conocer nuestro deseo más profundo, que Dios mismo ha puesto en nuestro corazón", dijo, y "tal vez el Señor nos dé la fuerza para hacerlo realidad."

"Porque también él tiene un gran deseo para nosotros: hacernos partícipes de su plenitud de vida", dijo el Papa Francisco.