CIUDAD DEL VATICANO -- En la opinión de Dios, la grandeza humana se mide por cómo se sirve o se ayuda a alguien que no puede ofrecer nada a cambio, dijo el papa Francisco.
"Si queremos seguir a Jesús, debemos recorrer el camino que Él mismo ha trazado, el camino del servicio", dijo el papa antes de la oración del Ángelus el 19 de septiembre con personas reunidas en la Plaza de San Pedro.
La lectura del día del Evangelio de Marcos relató cómo los discípulos discutían sobre más grande entre ellos. Jesús los amonestó e insistió: "Si alguno quiere ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos".
"Si quieres ser el primero, tienes que ir al final de la fila, ser el último y servir a todos", dijo el papa.
La enseñanza de Jesús iba en contra de lo que los discípulos y la mayoría de las personas pensaban entonces y hoy, dijo. "El valor de una persona ya no depende del papel que desempeña, del éxito que tiene, del trabajo que hace, del dinero que tiene en el banco; no, no depende de eso; la grandeza y el éxito, a los ojos de Dios, tienen otro rasero: se miden por el servicio. No por lo que se tiene, sino por lo que se da".
"¿Quieres sobresalir?" preguntó el papa. "Sirve. Este es el camino".
Aunque servir a otro tiene un costo, "a medida que crecemos en el cuidado y la disponibilidad hacia los demás, nos volvemos más libres por dentro, más parecidos a Jesús", dijo. "Cuanto más servimos, más sentimos la presencia de Dios. Sobre todo cuando servimos a los que no tienen nada que devolvernos, los pobres, abrazando sus dificultades y necesidades con la tierna compasión: y ahí descubrimos que a su vez somos amados y abrazados por Dios".
Después de rezar el Ángelus, el papa Francisco ofreció oraciones por la gente en el estado mexicano de Hidalgo, que experimentó graves inundaciones por las fuertes lluvias a principios de septiembre. En particular, recordó a los 17 pacientes de un hospital de Tula que murieron cuando la inundación provocó cortes de energía y cortó el suministro de oxígeno.