CIUDAD DEL VATICANO -- En la Capilla Sixtina, donde se eligen los papas, el Papa Francisco bautizó a 16 bebés, quienes, dijo, "nos dan el testimonio de cómo recibir la fe: con inocencia y con el corazón abierto".

Celebrando la fiesta del Bautismo del Señor el 7 de enero, el Papa bautizó a siete niñas y nueve niños, incluyendo un par de gemelos, durante una Misa matutina con menos de 300 personas en la capilla. Después, dirigió el rezo del Ángelus con unas 12.000 personas reunidas en la Plaza de San Pedro.

Mientras el Papa Francisco dirigía las oraciones bautismales y vertía el agua sobre las cabezas de los niños -- muchos de los cuales se retorcían y algunos lloraban a gritos --, fue asistido en la unción de los bebés por el cardenal Konrad Krajewski, el limosnero papal, y el cardenal Fernando Vérgez Alzaga, presidente de la comisión que gobierna el Estado de la Ciudad del Vaticano.

Agradeciendo a los padres que trajeran a sus hijos para bautizarlos, el Papa Francisco les aseguró -- como suele hacer durante los bautizos -- que no debían preocuparse de que los bebés lloraran o se quejaran durante la Misa, que podían darles de comer si tenían hambre o quitarles algunas de sus galas bautismales si se acaloraban.

Después de que los padres recibieran velas encendidas del cirio pascual, el Papa Francisco les animó a no guardar el cirio, sino a tenerlo a mano para mirarlo "en los momentos difíciles. Este cirio nos recuerda nuestras raíces cristianas; no lo apaguemos nunca en nuestro corazón".

Al final de la liturgia, les pidió que se aseguren de que sus hijos conozcan y celebren la fecha de su bautismo porque "es como un cumpleaños. En el bautismo se hicieron cristianos. Enseñen a sus hijos a celebrarlo cada año".

Más tarde, en su discurso del Ángelus, dijo a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro que también ellos debían conocer y celebrar el aniversario de su bautismo, porque "con tu bautismo naciste a la vida de la gracia".

En el bautismo, dijo, "Dios entra en nosotros, purifica, sana nuestro corazón, nos hace hijos suyos para siempre, su pueblo, su familia, herederos del Paraíso".
"Dios se hace íntimo a nosotros y ya no se va", dijo el Papa.

Los cristianos deberían hacer una pausa, dijo, y preguntarse: "¿Soy consciente del inmenso don que llevo en mí por el bautismo? ¿Reconozco en mi vida la luz de la presencia de Dios, que me ve como su hijo amado, como su hija amada?".

El Papa Francisco pidió a todos los presentes en la plaza que se persignaran en recuerdo de haber sido bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Además de agradecer a Dios por el don del bautismo, el Papa dijo a la gente en la multitud que también debían dar gracias "por nuestros padres, que nos llevaron a la pila bautismal, por quien nos administró el sacramento, por el padrino, por la madrina, por la comunidad en la que lo recibimos".

El Santo Padre pidió a la multitud que rezara por los 16 bebés que bautizó esa mañana, "extiendo esta oración a todos los niños que en estos días recibirán el santo bautismo".