CIUDAD DEL VATICANO -- Los cristianos deben rezar pidiendo la gracia de mirar a los demás con la misma misericordia y cuidado con que Jesús los mira, dijo el Papa Francisco.

"Nadie es perfecto. Todos somos pecadores, todos nos equivocamos, y si el Señor usara el conocimiento de nuestras debilidades para condenarnos, nadie podría salvarse", dijo el Papa el 10 de marzo antes de recitar la oración del Ángelus con los visitantes reunidos en la Plaza de San Pedro.

Comentando la lectura del Evangelio del día, Jn 3,14-21, el Papa Francisco se centró en la línea: "Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él".

Cuando Jesús se encuentra con las personas en el Evangelio, dijo el Papa, ve todo lo que son. "Ante Jesús no hay secretos: Él lee en el corazón, el corazón de cada uno de nosotros".

Entonces y ahora, Jesús ve a la persona en su totalidad, no "para señalarnos con el dedo, sino para abrazar nuestra vida, para liberarnos de los pecados y para salvarnos", dijo. "A Jesús no interesa procesarnos o someternos a una sentencia; Él quiere que ninguno entre nosotros se pierda".

"La mirada del Señor sobre cada uno de nosotros no es un faro cegador que deslumbra y pone en dificultad", dijo, "sino el suave resplandor de una lámpara amiga, que nos ayuda a ver en nosotros el bien y a darnos cuenta del mal, para convertirnos y sanarnos con el sostén de su gracia".

Sin embargo, dijo el Papa Francisco, la gente a menudo no trata a los demás con el mismo tipo de cuidado.

Piensen en que "tantas veces condenamos a los demás", dijo. "Tantas veces nos gusta chismorrear, buscar chismes contra los demás. Pidamos al Señor que nos dé, a todos nosotros, esta mirada de misericordia, para mirar a los demás como Él nos mira a todos nosotros".

Tras recitar el Ángelus, el Papa Francisco mencionó la celebración el 8 de marzo del Día Internacional de la Mujer.

"Quisiera dirigir un pensamiento y expresar mi cercanía a todas las mujeres, especialmente a aquellas cuya dignidad no se respeta", dijo el Santo Padre. "Todavía nos queda mucho trabajo por hacer a cada uno de nosotros para que se reconozca concretamente la igual dignidad de la mujer. Son las instituciones, sociales y políticas, las que tienen el deber fundamental de proteger y promover la dignidad de todo ser humano, ofreciendo a las mujeres, portadoras de vida, las condiciones necesarias para poder acoger el don de la vida y asegurar a sus hijos una existencia digna".

El Papa Francisco también llamó la atención sobre "la grave crisis que afecta a Haití", con secuestros, saqueos y violencia.

"Estoy cerca de la Iglesia y del querido pueblo haitiano, que sufre desde hace años", dijo, pidiendo a la gente que rece para que, por intercesión de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, "cese toda violencia y para que todos ofrezcan su contribución al crecimiento de la paz y la reconciliación en el país, con el apoyo renovado de la comunidad internacional".