CIUDAD DEL VATICANO -- Una "enfermedad" muy extendida en el mundo es no creer en el significado y la belleza de la vida y, en consecuencia, carecer del valor para vivir y generar vida, dijo el Papa León XIV.
Generar vida "significa entonces confiarse en el Dios de la vida y promover lo humano en todas sus expresiones: ante todo en la maravillosa aventura de la maternidad y de la paternidad", dijo el Santo Padre el 26 de noviembre en su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro.
Y generar vida es también "comprometerse con una economía solidaria, buscar el bien común igualmente usufructuado por todos, respetar y cuidar a la creación, ofrecer consuelo con la escucha, la presencia, la ayuda concreta y desinteresada", dijo en su catequesis principal.
El Papa León también pidió oraciones antes de su primer viaje apostólico. Partiendo el 27 de noviembre hacia Turquía y luego el 30 de noviembre hacia el Líbano, dijo que "visitará a los queridos pueblos de esos países ricos en historia y espiritualidad".
El viaje será "una oportunidad para conmemorar el 1700 aniversario del primer concilio ecuménico celebrado en Nicea y para reunirse con la comunidad católica, nuestros hermanos y hermanas cristianos y los de otras religiones", dijo.
Continuando con su serie de catequesis sobre "Jesús, nuestra esperanza", el Papa se centró en "esperar en la vida para generar vida".
"No teman acoger y defender a todos los niños concebidos: proclamen y sirvan el Evangelio de la vida", dijo a los visitantes de habla polaca.
"Confiando en Dios, estamos invitados a participar en este plan de vida y amor generando vida", dijo el Papa León en sus comentarios en inglés.
"Para aquellos de ustedes que viven la vocación del matrimonio, esto significa descubrir el don y la aventura de la maternidad y la paternidad, en la que están llamados a participar trayendo nuevas vidas a este mundo y preparándolas para la vida eterna", dijo. "No tengan miedo de esta aventura, sino ábranse en oración al don de la vida, confiando en el Dios que sabemos que nos ama".
La vida, dijo, es "un regalo de Dios, que nos ha creado por amor". Sin embargo, una de las tentaciones más frecuentes hoy en día "es la falta de confianza en la bondad y el amor de Dios".
"Quizás ya no experimentamos la vida como un regalo porque nos agobian sus cargas, pero Cristo resucitado nos recuerda que Dios siempre es fiel a su plan de amor", afirmó.
"Muchas vidas, en todas las partes del mundo, aparecen como fatigadas, dolorosas, llenas de problemas y de obstáculos por superar", dijo en su discurso principal en italiano.
"En el mundo hay una enfermedad difundida: la falta de confianza en la vida. Como si nos hubiésemos resignado a una fatalidad negativa, de renuncia. La vida corre el riesgo de no representar más una posibilidad recibida como don, sino una incógnita, casi una amenaza de la cual preservarse para no desilusionarnos", dijo.
"Por esto, el valor de vivir y de generar vida, de testimoniar que Dios es por excelencia ‘El amante de la vida’, como afirma el Libro de la Sabiduría", dijo, "es hoy más que nunca un llamado urgente".
La vida "nos es ofrecida, no podemos dárnoslas nosotros mismos, y tiene que ser alimentada constantemente: es necesario un cuidado que la mantenga, la haga dinámica, la custodie, la relance", dijo el Papa.
"Esperar en la vida significa en cambio saborear la meta, creer como seguro aquello que no vemos, todavía no vemos ni tocamos, fiarse y confiarse en el amor de un Padre que nos ha creado porque nos ha querido con amor y nos quiere felices", dijo.
Desde el principio, la vida humana "recibe el don de la libertad", lo que significa que "las relaciones humanas están también marcadas por la contradicción, hasta el fratricidio", dijo. "Caín percibe al hermano Abel como una competencia, una amenaza, y en su frustración no se siente capaz de amarlo y de estimarlo".
La lógica de Dios es completamente diferente de los celos, la envidia y la violencia humanas, afirmó el Papa León. "Dios permanece fiel por siempre a su diseño de amor y de vida; no se cansa de sostener a la humanidad también, cuando tras los rastros de Caín, obedece al instinto ciego de la violencia en las guerras, en las discriminaciones, en el racismo, en las múltiples formas de esclavitud".
"La Resurrección de Jesucristo es la fuerza que nos sostiene en este desafío, también allí donde las tinieblas del mal oscurecen el corazón y la mente", añadió. "Cuando la vida parece haberse apagado, bloqueado, he aquí que el Señor Resucitado pasa de nuevo, hasta el fin de los tiempos, y camina con nosotros y por nosotros. Él es nuestra esperanza".
