CIUDAD DEL VATICANO -- La pandemia del COVID-19 ha debilitado muchas parroquias, pero esa comunidad "en medio de las casas, en medio de la gente", sigue siendo un lugar esencial para alimentar y compartir la fe, dijo el Papa Francisco a los jóvenes adultos italianos.

La parroquia es "el ambiente normal donde hemos aprendido a escuchar el Evangelio, a conocer al Señor Jesús, a servir con gratuidad, a rezar en comunidad, a compartir proyectos e iniciativas, a sentirnos parte del pueblo santo de Dios", dijo el Papa a los líderes de la sección de jóvenes adultos de la Acción Católica Italiana, un programa parroquial de construcción de la fe y de alcance social.

Al reunirse con miles de jóvenes adultos el 29 de octubre, el Papa Francisco dijo que sabe que en la mayoría de las ciudades y pueblos la iglesia parroquial no es el centro de la vida religiosa y social como lo era cuando él crecía, pero "para nuestro camino de fe y crecimiento, la experiencia parroquial fue y es importante, insustituible."

Con su mezcla de miembros, dijo el Papa, la parroquia es el lugar para experimentar cómo "en la iglesia todos somos hermanos y hermanas por el bautismo; que todos somos protagonistas y responsables; que tenemos diferentes dones que son todos para el bien de la comunidad; que la vida es vocación, seguir a Jesús; y que la fe es un don que se da, un don para dar testimonio".

Parte de ese testimonio, dijo, es mostrar concretamente cómo la fe lleva a la caridad y al deseo de justicia.

En el barrio, la ciudad y la región, "nuestro lema no es 'no me importa', sino 'me importa'", dijo el Papa.

La "enfermedad de no preocuparse" puede ser "más peligrosa que un cáncer", dijo a los jóvenes. "La miseria humana no es un destino que le toca a algunos desafortunados, sino que casi siempre es el resultado de injusticias que deben ser erradicadas".

El Papa Francisco instó a los jóvenes a no sentirse frustrados o desanimados por el hecho de que en sus parroquias "la dimensión comunitaria es un poco débil", algo "que se ha agravado con la pandemia."

Aprender a verse como hermanos y hermanas, dijo, no comienza con alguna reunión o actividad parroquial, sino con cada persona a través de la oración y, especialmente, de la Eucaristía celebrada y compartida en la parroquia.

"La fraternidad en la Iglesia se funda en Cristo, en su presencia en nosotros y entre nosotros", dijo el Papa. "Gracias a él nos acogemos los unos a los otros, nos soportamos -el amor cristiano se construye soportándose- y nos perdonamos".