ROSARIO, Argentina – Con un videmoensaje, el Papa Francisco se sumó a la 8ª Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, una industria ilegal que hoy impacta a 40 millones de personas en el mundo y genera a los criminales ingresos similares al tráfico ilegal de drogas o armas.

La trata de personas, “a través de la explotación doméstica o sexual, relega violentamente a las mujeres y niñas a su supuesto papel de subordinación, en la prestación de servicios domésticos o sexuales, y a su rol de proveedoras de cuidados y dispensadoras de placer, lo que propone una vez más un modelo de relaciones marcado por el poder del género masculino sobre el femenino. Esto ocurre aún hoy, y a un alto nivel”.

“¡La trata de personas es violencia!” insiste Francisco. “La violencia que sufre cada mujer y cada niña es una herida abierta en el cuerpo de Cristo, en el cuerpo de toda la humanidad; es una herida profunda que nos afecta a cada uno de nosotros también”.

Hay muchas mujeres que han tenido el valor de rebelarse contra la violencia, afirma el Papa, para luego exigir “a los hombres” decir no a toda forma de violencia, incluida la ejercida contra las mujeres y las niñas.

“Juntos podemos y debemos luchar para que los derechos humanos se interpreten de forma concreta, respetando la diversidad y reconociendo la dignidad de cada persona, con especial atención a aquellos cuyos derechos fundamentales han sido violados”, dijo.

Las religiosas contra el tráfico de personas

El video fue transmitido en línea durante la jornada de oración organizada por Talitha Kum un proyecto iniciado en 2001 por la Unión Internacional de Superioras Generales. Hoy es una red mundial que coordina los esfuerzos de las comunidades religiosas comprometidas con la lucha contra la trata de personas. En total, son unas 50 redes de religiosas presentes en más de 90 países de seis continentes. Actualmente hay unos 2.000 operadores en la red que han ayudado a más de 18.000 víctimas de la trata y han formado a más de 250.000 personas en programas de prevención y sensibilización.

El tráfico de personas es considerado habitualmente como un “delito oculto”, lo que hace que sea difícil de cuantificar. Sin embargo, es considerada una de las tres industrias ilegales más rentables. Afecta a personas de todo el mundo obligadas a trabajar en condiciones de esclavitud en la prostitución o en trabajos forzados. Se calcula que genera 150.000 millones de beneficios anuales.

“Cuidar juntos, hombres y mujeres, es el llamamiento de esta Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la trata de seres humanos: juntos podemos favorecer el crecimiento de una economía del cuidado, oponiéndonos con todas nuestras fuerzas a toda forma de explotación en la trata de seres humanos” expresó el papa Francisco.

Sobre el tema de este año, El poder del cuidado. Mujeres, economía y tráfico de personas, Francisco invitó “a reflexionar sobre la condición de las mujeres y las niñas, sometidas a múltiples formas de explotación, también a través del matrimonio forzado, la esclavitud doméstica y el trabajo esclavo”.

“Las miles de mujeres y niñas que son víctimas de la trata cada año denuncian las dramáticas consecuencias de los modelos relacionales basados en la discriminación y la sumisión, y no es una exageración, ¡son miles!”, dijo.

“La organización de las sociedades en todo el mundo está todavía lejos de reflejar con claridad el hecho de que las mujeres tienen la misma dignidad e idénticos derechos que los hombres”.

Citando su encíclica sobre la hermandad, Fratelli tutti, señala que “desgraciadamente se constata que ‘son doblemente pobres las mujeres que soportan situaciones de exclusión, maltrato y violencia, ya que con frecuencia son menos capaces de defender sus derechos’”.

Francisco y su lucha contra la esclavitud moderna

El Papa Francisco ha considerado la lucha contra esta industria ilegal, un "crimen contra la humanidad", como uno de los ejes sociales de su pontificado. Anteriormente, fue una prioridad para el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, que luchó contra la esclavitud moderna en Buenos Aires.

Por dar solo un ejemplo, en 2014 convocó a líderes anglicanos, ortodoxos, hindúes, budistas, judíos y musulmanes para que firmaran una declaración conjunta contra la esclavitud moderna entendida como trata de personas, trabajos forzados, prostitución y tráfico de órganos, declarándola un crimen contra la humanidad. Durante un simposio de jóvenes contra la esclavitud moderna organizado en el Vaticano ese mismo año, el Papa pidió un enfoque práctico.

"Colaborar con esta causa no es suficiente para un cristiano", dijo el Papa. "Estamos llamados a comprometernos", dijo, incluso si eso significa arriesgar la propia vida.

"Debemos reconocer -escribió el Papa Francisco- que nos enfrentamos a un fenómeno global que excede la competencia de cualquier comunidad o país. Para eliminarlo, necesitamos una movilización comparable en tamaño al propio fenómeno."

El papa Francisco sostiene un folleto con una imagen de Santa Josefina Bakhita, que fue vendida como esclava cuando era niña, durante su audiencia general en el Vaticano, en esta foto de archivo del 8 de febrero de 2017. El papa publicó un mensaje de vídeo que marca el Día Internacional de Oración y Concienciación contra la Trata de Personas, que se celebra el 8 de febrero, fiesta de Santa Bakhita. (Foto CNS/Paul Haring)

En 2015, instituyó la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, que se celebra el 8 de febrero. La fecha es la fiesta de Santa Josefina Bakhita, patrona de las víctimas de la trata. Nacida en 1868 en Darfur (Sudán), fue secuestrada a los nueve años y vendida como esclava, primero en su país y después en Italia. Murió en 1947 y fue declarada santa por el Papa Juan Pablo II en el año 2000.

Como arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio apadrinó una ONG llamada "La Alameda" que le proporcionó información sobre el trabajo esclavo en los talleres de costura clandestinos de Argentina y también sobre la trata de personas para la prostitución. El futuro Papa buscaría trabajo y asilo para los supervivientes.

Durante una misa en una estación de tren de Buenos Aires en 2012, comparó la ciudad con una "carnicería" que quita la dignidad a las personas atrapadas por estas redes. También denunció a la policía local y al sistema judicial por aceptar sobornos de los traficantes, diciendo que "sin ellos, estas mafias no existirían".