ROMA – El papa Francisco mantuvo una extensa conversación en Santa Marta con el sacerdote argentino Guillermo Marcó, quien fue su vocero durante una década cuando era el cardenal de Buenos Aires.
Extractos de ese diálogo de casi 90 minutos fueron publicados por el sacerdote en su podcast semanal, “Marcó, tu semana”, que se encuentra disponible en Spotify. La conversación distendida se enfocó más en el presente personal del papa que en cuestiones de política mundial- o eclesial.
“Tuvimos una charla muy linda. Me recibió una hora y media, que es un montón de tiempo. Me puse a contarle qué era un podcast y qué estábamos haciendo. Y le dije que me gustaría grabar un poquito de lo que quedaba de nuestra charla”, reveló Marcó acerca de los entretelones de cómo consiguió registrar su diálogo con el Papa.
El sacerdote reconoció que eligió preguntarle cosas que él mismo se pregunta, como qué es lo que extraña de su vida antes de ser papa, que lleva en el corazón y como reza un pontífice.
“Muchas veces él, frente a un problema, me decía que lo iba a rezar y después me respondía. Creo que lo lindo de este podcast es el tono. Que pueda preguntarle por su vida. Él tiene esa virtud... de estar con una persona y que el tiempo se agotara. Nadie interrumpe, nadie golpea la puerta. El tiempo es para uno. Por eso lo quise compartir”, dice Marcó en la introducción del podcast, grabado el 3 de julio.
Ante la pregunta de cómo es la oración del Papa, Francisco dice que es “más o menos la misma de cuando era obispo. La oración del obispo es cuidar el rebaño, para decirlo en términos evangélicos. Y bueno, el Papa es un obispo... así que sigue con el mismo estilo: mirar, cuidar, interceder, agradecer por todo el bien que se hace…”
Y, como era el caso cuando era “simplemente” Jorge Mario Bergoglio, cardenal arzobispo de Buenos Aires, sigue rezando a primera hora de la mañana, porque sino, “no rezás más, ¿eh? Porque te agarra la picadora de carne.”
Francisco también reconoció que extraña “‘callejear’. Allá en Buenos Aires o iba caminando o iba en el bus, etcétera. Acá las dos veces que tuve que salir me agarraron in fraganti. Dos veces, en invierno. Siete de la tarde que no pasa nada, todo oscuro... Cuando fui a la óptica una señora desde el balcón (gritó) ‘¡El Papa!’y ahí se acabó. Y cuando fui a la disquería que no había nadie -fui a bendecir porque era una disquería de amigos que la habían reestructurado y todo- la gente me pidió ‘¿por qué no viene usted que nos ayudó tanto?’. Entonces yo fui. Oscuro... tanta mala suerte que justo ahí hay una parada de taxis cerca había un periodista esperando un amigo para tomar un taxi”, recordó el Papa.
Sobre su decisión de quedarse en Santa Marta, Francisco reconoce que el Palacio Pontificio, donde habitualmente viven los papas, “no es tan lujoso, pero es enorme. Es como un embudo pero al revés. Entra el que tiene permiso para entrar, entonces caes en manos de los colaboradores, perdés independencia y sin gente... Entonces le pedí al Señor ‘dame una salida’. Y una tarde hablé con el cardenal (Giuseppe) Bertello. ‘Venite a vivir acá conmigo’, me dijo. ‘Bueno, voy a pensar y veo...’. Al día siguiente salí de mi pieza (en Santa Marta) y estaba esta puerta abierta y las señoras haciendo limpieza. Y curioseo... ‘¿qué es esto?’. ‘Es el apartamento de huéspedes y lo estamos limpiando para su toma de posesión’. El dormitorio, con un baño ahí, esto para recibir y el estudio. Y yo dije: ‘Papita para el loro’. Dios me lo puso en la mano. Y cuando me preguntaron por qué no me había quedado a vivir allá yo dije: ‘Por motivos psiquiátricos’”.
Ante un mundo en crisis- y con su país natal en un estado de crisis constante- Francisco también se refirió a las crisis, pero sin nombrar ninguna en particular, diciendo que hoy en día, la sociedad no sabe cómo manejarlas.
“Y las crisis son las que nos hacen crecer. Veo historias de políticos grandes... los fundadores de la Unión Europea, por ejemplo... Estos grandes hombres supieron manejar las crisis y crecieron con las crisis. No las transformaron en conflictos. O blanco o negro. Cuando vos transformás una crisis en conflicto... perdiste. La unidad es mayor al conflicto. El conflicto te reduce”.
Como ha hecho en otras oportunidades, el Papa también se refirió a la sociedad del descarte, y la importancia del diálogo intergeneracional como una herramienta para combatirla.
La de Europa "es una sociedad de descarte, el que no sirve, se descarta, sea al comienzo de la vida, al final, y ahora con la crisis económica a los jubilados los llaman a que cuidan a los pequeños, y hay que desterrar eso, hay que fomentar el diálogo de los jóvenes con los viejos, hay que insistir mucho en eso, porque los viejos son las raíces".