"Quiero ir al país el año próximo", dijo el Papa Francisco al periodista argentino Joaquín Morales Solá, refiriéndose a Argentina. La visita estaba planeada para 2017, como una gira a la región, visitando también Chile y Uruguay, pero Chile atravesaba elecciones presidenciales, por lo que la entonces presidenta Michelle Bachelet pidió postergar el viaje a enero de 2018.

Francisco ya había dicho muchas veces que visitar Argentina en enero no tiene sentido, porque las grandes ciudades se vacían a causa de turismo estivo.

El mes pasado, el Papa argentino había despertado expectación ante una posible visita a su país natal, al cual no regresa desde febrero de 2013. Hablando con tres periodistas argentinos en el aniversario de su elección, Francisco confirmó repetidamente su deseo de visitar su patria. Pero ésta es la primera vez que da una fecha para la visita.

Hablando de su patria, Francisco también confirmó que nombrará próximamente a un nuevo arzobispo de Buenos Aires como sucesor del cardenal Mario Aurelio Poli, cuya renuncia aceptó al cumplir 75 años el pasado noviembre.

"Sólo puedo decir que hay tres candidatos fuertes. No puedo nombrar a nadie porque sólo uno será nominado. Tengo que tener en cuenta la opinión de las instituciones vaticanas y de los cardenales que están al frente de esas instituciones. No es sólo una decisión personal", dijo Bergoglio. El 20 de abril de 2023, el Pontífice se reunió con el arzobispo de Buenos Aires y le comunicó que pronto sería sustituido.

Caso Orlandi

Francisco también olvió sobre la polémica surgida a raíz de las vergonzosas y graves declaraciones de Pietro Orlandi sobre Juan Pablo II. El hermano de la Emanuela Orlandi, ciudadana vaticana desaparecida en Italia en 1983, había dicho en la televisión italiana que el Papa por la noche "iba de un lado a otro, ciertamente no a bendecir casas".

A pesar de haberse visto obligado a disculparse, en las últimas horas Orlandi ha vuelto a reiterar su postura compartiendo un artículo de una persona no especificada que tomaba las palabras contenidas en el libro del cardenal Dziwisz, Una vida con Karol, y las utilizaba para confirmar esta tesis falsa y calumniosa. En realidad, el cardenal Dziwisz siempre ha hablado de salidas diurnas y no nocturnas. Salidas destinadas a llegar a lugares donde el Pontífice pudiera esquiar y no hacer otra cosa.

“Juan Pablo II fue un santo en vida y lo es ahora formalmente después de muerto. Nadie puede dudar honestamente de la decencia del papa Wojtyla”, afirmó Francisco, categórico.

Sobre su predecesor y el futuro de Gänswein

Hablando de sus antecesores, el Papa contó que aún extraña a Benedicto XVI, su inmediato predecesor, quien murió el 31 de diciembre. Los dos papas convivieron en el Vaticano durante casi diez años. “Siempre tuve de parte de él solo buenos consejos y una ayuda permanente. Nos veíamos mucho más de lo que se sabe, sobre todo en los últimos tiempos cuando era evidente que su salud se deterioraba irremediablemente”, recordó Francisco a Morales Solá.

En este contexto, según el periodista, Francisco reveló que le había dicho al secretario privado de Benedicto, el arzobispo Georg Gänswein, que tiene que decidir si desea permanecer en Italia o regresar a Alemania, pero que, en cualquier caso, tendría que dejar su apartamento vaticano. Sin citar, el periodista dice que el Papa hablo con Gänswein, recordándole que todos los secretarios privados de los papas habían regresado a sus diócesis [de origen] cuando el papa moría", y citó el caso del secretario privado de Juan Pablo II, Stanislaw Dziwisz, entonces arzobispo, que regresó a Cracovia tras la muerte del papa polaco.