ROMA – El Papa Francisco visitó Malta este fin de semana, en un viaje originalmente programado para 2020, y si bien ir tras los pasos del Apostol Pablo, que vivió tres meses en esta nación después de un naufragio, y los migrantes fueron dos de las claves de la visita, la guerra en Ucrania permió practicamente todos sus discursos.

También presentes en el viaje a través de los cinco discursos que dio durante el viaje estuvieron sus principales prioridades sociales, como la corrupción y el medio ambiente.

Durante el vuelo de ida el sábado Francisco dijo a una periodista italiana que la posibilidad de un viaje a Kiev “está sobre la mesa.” A partir de ese momento, las “tinieblas de la guerra” nublaron incluso sus palabras sobre los migrantes y refugiados varados en Malta, la mayoría de los cuales provienen de África y Medio Oriente.

La noche de la guerra

“Pensábamos que las invasiones de otros países, los brutales combates en las calles y las amenazas atómicas fueran oscuros recuerdos de un pasado lejano,” dijo en su primer discurso, a las autoridades de Malta y al cuerpo diplomático, el sábado. “Pero el viento gélido de la guerra, que sólo trae muerte, destrucción y odio, se ha abatido con prepotencia sobre la vida de muchos y los días de todos. Y mientras una vez más algún poderoso, tristemente encerrado en las anacrónicas pretensiones de intereses nacionalistas, provoca y fomenta conflictos, la gente común advierte la necesidad de construir un futuro que, o será juntos, o no será. Ahora, en la noche de la guerra que ha caído sobre la humanidad, no hagamos que desaparezca el sueño de la paz”.

Moscú niega haber atacado a civiles en la acción que lanzó el 24 de febrero, que califica de "operación militar especial" diseñada no para ocupar territorio sino para desmilitarizar y "desnazificar" a su vecino. Francisco ya ha rechazado esa terminología, definiendo la invasión como una guerra.

Una joven sostiene la bandera ucraniana mientras el Papa Francisco celebra la misa en los Graneros de Floriana, Malta, el 3 de abril de 2022. (Foto CNS/Paul Haring)

Ante el rostro del hombre desfigurado por la guerra, dijo el Papa, Malta puede ser una inspiración, como la estatua de Irene, quien representa la paz, y sostiene en sus brazos a Pluto, quien simboliza la riqueza.

“Nos recuerda que la paz produce bienestar y la guerra solamente pobreza, y nos hace pensar el hecho de que en la estatua la paz y la riqueza se representen como una mamá que tiene en brazos un bebé,” dijo Francisco. 

“La ternura de las madres, que dan la vida al mundo, y la presencia de las mujeres son la verdadera alternativa a la lógica perversa del poder, que conduce a la guerra,” dijo el Papa. “Necesitamos compasión y cuidados, no visiones ideológicas y populismos que se alimentan de palabras de odio y no se preocupan de la vida concreta del pueblo, de la gente común”.

Por primera vez en sus 36 viajes al extranjero, un dolor en la rodilla le obligó al Papa a utilizar un montacargas para subir al avión en Roma y desembarcar en Malta, para evitar un "esfuerzo innecesario", dijo el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni.

El Papa, que cojeaba al entrar en el palacio presidencial de la isla predominantemente católica, ha condenado enérgicamente lo que ha calificado de "agresión injustificada" en repetidas oportunidades, y ha denunciado las "atrocidades" de la guerra.

Volvió a criticar a la industria armamentística y expresó su malestar por el hecho de que el entusiasmo por la paz posterior a la Segunda Guerra Mundial se ha desvanecido, afirmando que el choque de intereses e ideologías había "resurgido con fuerza en las seducciones de la autocracia, las nuevas formas de imperialismo (y) la agresividad generalizada".

El Papa Francisco gesticula mientras mira las obras de arte presentadas por un periodista en su vuelo de Roma a Malta el 2 de abril de 2022. El papa iniciaba un viaje de dos días al archipiélago mediterráneo. (Foto CNS/Paul Haring)

El Mediterraneo como un cementerio

En su discurso a las autoridades, el Papa también abordó el tema de los refugiados. Agradeció a la población la acogida que caracteriza a la isla. Recordó que las numerosas personas que huyen del "sur pobre" no pueden ser "repelidas por cierres anacrónicos". Instó a los ciudadanos a no ver a los inmigrantes como "una amenaza" y a no ceder a la tentación de "levantar muros".

Pero al mismo tiempo reiteró que "algunos países no pueden asumir todo el problema con la indiferencia de otros". 

El Mediterráneo, subrayó, "necesita la corresponsabilidad europea para que vuelva a ser un teatro de la solidaridad y no la avanzadilla de un trágico naufragio de la civilización". "El Mare Nostrum no debe convertirse en el mayor cementerio de Europa", añadió. Y luego una advertencia a los "países civilizados": no pueden "sancionar por su propio interés acuerdos turbios con criminales que esclavizan a la gente". "Desgraciadamente esto ocurre", añade de nuevo con un suspiro.

Desde la gruta del apóstol

Los tres papas que han viajado a Malta han visitado la Gruta de San Pablo: Juan Pablo II en su visita de 1990 y Benedicto XVI en el 2010, cuando se celebraba el 1950 aniversario del naufragio del apóstol. Francisco hizo lo mismo a primera hora de la mañana del domingo.

La gruta se encuentra en la ciudad de Rabat, suburbio de Medina. A su llegada el Santo Padre fue saludado por una pequeña multitud  de fieles entusiastas y el arzobispo Charles Scicluna. A pesar de sus evidentes dificultades para caminar, Francisco descendió a la gruta que conserva sus originales paredes rocosas.

Ante la imagen barroca del santo, leyó una oración. En ella reconoció la ayuda de los malteses a los náufragos: “Ninguno conocía sus nombres, su procedencia o condición social. Dejaron sus ocupaciones porque no era tiempo para las discusiones, los análisis y los cálculos”. “Era el momento de prestar auxilio”, subrayó.

El Papa Francisco mientras celebra la misa en los Graneros de Floriana, Malta, el 3 de abril de 2022. (Foto CNS/Paul Haring)

El gusano de la hipocresía 

Durante su homilía en la Misa del domingo, celebrada en Piazzale dei Granai, el mismo lugar escogido por sus predecesores, el Papa reflexionó acerca del relato evangélico de la mujer adúltera acusada por los fariseos y perdonada por Jesús.

“En ellos vemos la imagen de aquellos que se jactan de ser justos, de ser observantes de la ley de Dios, personas justas y decentes pero que no prestan atención a sus propias faltas, sino que tienen mucho cuidado de encontrar las de los demás”, dijo Francisco.

Estos personajes, argumento, son indicaciones de que “incluso en nuestra religiosidad puede arrastrarse el gusano de la hipocresía y el hábito de señalar con el dedo”.

“Siempre existe el peligro de malinterpretar a Jesús, de tener su nombre en los labios pero, de hecho, negarlo”. Por ello, la única forma de “verificar si somos discípulos en la escuela del Maestro” es “desde nuestra mirada, desde cómo miramos a los demás y desde cómo nos miramos a nosotros mismos”.

El viaje del Papa a Malta finalizará con un discurso en un centro de refugiados, el "Laboratorio de Paz Juan XXIII".

En el avión de regreso a Roma, a primera hora de la tarde, se espera que brinde su tradicional rueda de prensa a los periodistas que le acompañan.