En un encuentro organizado por el Centro de Investigación y Antropología de las Vocaciones este viernes, el Papa Francisco expresó una firme advertencia contra la ideología de género, destacando los peligros que representa para la sociedad y la esencia misma de la humanidad. En un discurso marcado por la sinceridad y la urgencia, el Sumo Pontífice subrayó la importancia de reconocer y valorar las diferencias intrínsecas entre hombres y mujeres, que juntos forman la imagen completa de Dios.

El Papa saludó a los asistentes y le dijo que encargaría a un ayudante, monseñor Filippo Ciampanelli, funcionario de la Secretaría de Estado vaticana, que leyera su texto preparado porque "todavía estoy resfriado y me canso de leer" en voz alta después de un rato.

Sin embargo, hablando de improviso, dijo: "Quisiera subrayar una cosa: es muy importante que tengamos este encuentro, este encuentro entre hombres y mujeres, porque hoy el peor peligro es la ideología de género, que borra las diferencias."

El Peligro de la Uniformidad

El Santo Padre comenzó su intervención haciendo referencia a su estado de salud, pero rápidamente se centró en el tema principal: el peligro de la ideología de género. Francisco advirtió sobre esta "brutta ideologia" (fea ideología) que busca anular las diferencias fundamentales entre los géneros, poniendo en riesgo la rica diversidad de la humanidad. Citando el libro "El Señor del Mundo", el Papa destacó cómo la tendencia a eliminar todas las diferencias no es nueva, pero sí alarmantemente profética en el contexto actual.

El pontífice adelantó que se ha pedido estudios “sobre esta fea ideología de nuestro tiempo, que borra las diferencias y hace que todo sea igual; borrar la diferencia es borrar la humanidad”.

El Papa siempre ha condenado la llamada “ideología de género” calificándola como una de las “colonizaciones ideológicas más peligrosas de nuestro tiempo”.

Vocación Humana y la Imagen de Dios

El Papa Francisco recaló en la importancia de la vocación humana como elemento central de la antropología cristiana. En su discurso, enfatizó que cada individuo, independientemente de su género, refleja la imagen de Dios y posee una vocación única que contribuye a la misión colectiva de la humanidad. Esta perspectiva no solo enriquece la comprensión de uno mismo y de los demás, sino que también fortalece la estructura de la sociedad al reconocer y valorar las contribuciones individuales.

La Vocación como Respuesta al Amor de Dios

El Pontífice profundizó en la idea de que la vida de cada ser humano es una respuesta al amor y la llamada de Dios. Citando al Cardenal Newman, Francisco recordó a los fieles que cada persona tiene una misión insustituible en el plan divino, independientemente de su condición social o económica. Este mensaje resuena profundamente en un mundo que a menudo mide el valor humano en términos materiales, olvidando la dignidad intrínseca y el propósito espiritual de cada individuo.

El Papa Francisco concluyó su mensaje con un llamado a la acción y al optimismo, instando a los fieles a no temer los desafíos actuales y a mantener el sentido del humor incluso en tiempos difíciles. Su discurso no solo sirve como una advertencia contra las corrientes culturales que buscan homogeneizar la experiencia humana, sino también como un recordatorio del llamado a vivir plenamente nuestra vocación en el amor y servicio a los demás.

El papa Francisco, aquejado por una gripe, se realizó este miércoles un chequeo médico en el Hospital Gemelli de Roma, luego de su audiencia general en el Vaticano.

El pontífice, de 87 años, se había saltado la lectura de su audiencia semanal de los miércoles y delegó la tarea en un asistente, ya que no se encontraba bien.

La "verdad antropológica es fundamental porque responde plenamente al deseo de realización humana y de felicidad que habita en nuestros corazones," dijo Francisco. "En el contexto cultural actual, a veces se tiende a olvidar u oscurecer esta realidad, con el riesgo de reducir al ser humano sólo a sus necesidades materiales o exigencias primarias, como si fuera un objeto sin conciencia ni voluntad, simplemente arrastrado por la vida como parte de un engranaje mecánico. En cambio, el hombre y la mujer han sido creados por Dios y son imagen del Creador; es decir, llevan en sí mismos un deseo de eternidad y de felicidad que Dios mismo ha sembrado en su corazón y que están llamados a realizar mediante una vocación específica."