El papa Francisco confirmó en una entrevista publicada este viernes, que tiene planeado visitar la Argentina después de las elecciones presidenciales que tendrán lugar este año. De realizar el viaje, sería la primera vez que regresa a su patria desde su elección como sucesor de Pedro.

“Puedo confirmar que está en programa” dijo el pontífice al ser preguntado por un eventual viaje a la Argentina. “Veremos si se puede hacer una vez que pase el año electoral. Terminadas las elecciones, se puede hacer”.

En dialogo con la revista Vida Nueva, destacó que, al momento, la visita será solo a su país natal, aunque no descartó incluir a Uruguay en el programa y revivir el plan que se cayó en el 2017, que incluía una gira por estos dos países a demás de Chile. Finalmente, en esa oportunidad, por motivo de las elecciones en Chile, decidió visitar el país trasandino y Perú, postergando indefinidamente la Argentina, donde reside su única hermana aun viva, a quien no ve desde al menos febrero de 2013.

El medio español también le pregunto sobre una posible visita a España, pero Francisco fue categórico en su negativa: “No voy a ir a ningún país grande de Europa hasta que no termine con los pequeños. Empecé con Albania y, si bien fui a Estrasburgo, no fui a Francia. Si bien voy a Marsella, no voy a Francia”, contestó. Sin embargo, afirmó que sí le interesa ir a Kosovo.

Sobre la paz en Ucrania

Francisco también reveló que estudia la posibilidad de designar "un representante permanente" para "servir de puente" entre Rusia y Ucrania, al tiempo que anuncia que su enviado especial para mediar en la guerra viajará a Pekín, tras haber visitado Kiev, Moscú y Washington el mes pasado. Según el pontífice China y Estados Unidos tienen “la llave para rebajar la tensión al conflicto. Todas estas iniciativas es lo que yo denomino 'una ofensiva de paz'”

"El cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, está trabajando a fondo como responsable de los diálogos" y "el avance más significativo tiene que ver con el retorno de los niños ucranianos a su país", explica al ser preguntado sobre la misión de paz vaticana

Zuppi "ya fue a Kiev, donde se mantiene la idea de victoria sin optar por la mediación. También estuvo en Moscú, donde encontró una actitud que podríamos calificar como diplomática por parte de Rusia". Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, en febrero de 2022, el Papa Francisco pidió al menos semanalmente por dialogo y un fin al conflicto.

Pero "el avance más significativo que se ha logrado tiene que ver con el retorno de los niños ucranianos a su país. Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para conseguir que cada familiar que reclame la vuelta de sus hijos pueda lograrlo".

"Para ello, estoy pensando en designar a un representante de forma permanente para que sirva de puente entre las autoridades rusas y ucranianas. Para mí, en medio del dolor de la guerra, es un gran paso", explica.

Y revela que "además, para noviembre, antes de que se celebre la Cumbre del Clima de Naciones Unidas en Dubai, estamos organizando un encuentro por la paz con los dirigentes religiosos en Abu Dabi".

El cardenal italiano Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, "está coordinando esta iniciativa, que busca hacerse fuera del Vaticano, en un territorio neutral que invite al encuentro de todos".

El sínodo y un “cambio de doctrina”

El Papa dijo que hace poco había hablado por teléfono como una monja, y que durante la conversación “iba todo bien” hasta que la religiosa y dijo: “Pero este Sínodo, ¿no nos cambiará la doctrina?”. Y Francisco le respondió: “Decime, querida, ¿quién te metió eso en la cabeza?”. Se trata de andar adelante para recuperar esa dimensión sinodal que la Iglesia oriental tiene y nosotros perdimos.”

El pontífice también recordó que durante el Sínodo de 2001, sobre el tema “El obispo: servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo”, a él le tocó ser coordinador del texto final, y que el cardenal encargado del sínodo “purificaba” las discusiones decidiendo sobre qué temas se votaban y sobre cuales no, independientemente de las discusiones. “Hemos ido avanzando y, hoy día, se vota y se escucha todo”, afirmó.

“Un ejemplo es el Sínodo de la Amazonía [celebrado en 2019]. Todos venían hablando de los viri probati y, una vez dentro, fuimos viendo cómo la acción del Espíritu Santo lo cambió progresivamente. Se habló de los ‘viri probati’, sí, pero también de otras cosas importantes, como el trabajo de los catequistas, los diáconos permanentes, los seminarios regionales o la implicación de los curas en los territorios. Fueron avances que salieron de adentro y, finalmente, la cuestión de los ‘viri probati’ se quedó ahí”, dijo el Papa.

“Hay algo que repito constantemente: en el Sínodo, el protagonista es el Espíritu Santo. El que no cree en Él y no reza durante el Sínodo, no puede ir a ninguna parte. No le sale. Le va a salir una ideología, una postura política, pero nada verdadero sin un clima de oración. Por eso insisto en que, en el método de trabajo durante todas las sesiones en la asamblea, después de cada tres intervenciones, tiene que haber un momento de oración y silencio, para meditar” afirmó.

Sobre la “rigidez” en el sacerdocio

El Papa, que ha criticado en repetidas oportunidades a los curas rígidos, dijo que “esa rigidez es de gente buena que quiere servir al Señor. Reaccionan así porque tienen miedo ante un tiempo de inseguridad que estamos viviendo, y ese miedo no les deja andar. Hay que quitarles este temor y ayudarles.”

Sin embargo, también dijo que “esa coraza esconde mucha podredumbre. Ya he tenido que intervenir algunas diócesis de varios países con unos parámetros parecidos. Detrás de ese tradicionalismo, hemos descubierto problemas morales y vicios graves, dobles vidas. Todos sabemos de obispos que, como necesitaban curas, han echado mano de personas a las que habían echado de otros seminarios por inmorales.”

“La rigidez no me gusta porque es un mal síntoma de vida interior. El pastor no puede darse el lujo de ser rígido. El pastor tiene que estar a mano de lo que venga”, dijo.

Para finalizar su reflexión sobre el tema, dijo que “necesitamos seminaristas normales, con sus problemas, que jueguen al fútbol, que no vayan a los barrios a dogmatizar… A mí me ayudaba pedir informes a las mujeres de las parroquias, a los coadjutores y a los hermanos donde iban los seminaristas…”