El Papa Francisco dijo que no le “queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona” que dirige Nicaragua, refiriéndose pero sin nombrar al mandatario Daniel Ortega y su mujer, la vicepresidenta Rosario Murillo.

“Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz”, dijo Francisco a Infobae. “Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio.”

El Papa también comparo la situación con la dictadura comunista de 1917 y la hitleriana de 1935: “Son un tipo de dictaduras groseras. O, para usar una distinción linda de Argentina, guarangas. Guarangas”.

El obispo preso es Monseñor Rolando Álvarez, acusa de atentar contra el Estado mediante la difusión de noticias falsas por redes sociales. Fue condenado a 26 años en prisión.

Francisco también se refirió a sus deseos de ir a Argentina, su país natal, al que no ha regresado desde su elección como sucesor del Papa Benedicto XVI el 13 de marzo de 2013. Insistió en que el plan era ir en 2017, visitando también Chile y Uruguay, pero la entonces presidenta de Chile Michelle Bachelet frustro el viaje pidiendo que fuera a su país en enero, un mes en el que, en Argentina, “no encuentras ni al gato”.

“Y quedaron Argentina y Uruguay para después. Y ese después es lo que estamos esperando [de] la coyuntura. No hay una negación de ir. No, de ninguna manera. Estuvo planeado el viaje. Yo estoy abierto a que se dé la oportunidad”, dijo el Papa, muchas veces cuestionado por no volver a su patria.

La visita, dijo, dependería de “miles de factores,” incluida la voluntad, “que esta”. “Segundo, la coyuntura sociopolítica. A veces la visita de un Papa puede ser usada, en todos los lugares. Que no sea usada ni para un lado ni para otro”.

Después de una elección, por ejemplo, una visita podría ser posible, pero no en tiempo electoral.

“Yo quiero ir a Argentina”, insistió.

Francisco también hablo de la guerra en Ucrania, diciendo que hay muchas personas trabajando en una paz a corto plazo, incluido el primer ministro de la India, Narendra Modi.

“A nosotros esta guerra nos duele mucho porque la tenemos al lado, pero el mundo está en guerra desde siempre”, dijo Francisco. “Al menos desde hace un siglo. Nos olvidamos de Yemen, por ejemplo. Los chicos del Yemen. Nos olvidamos de los rohinyá, Myanmar, todo ese drama de guerra. Nos olvidamos de Goma, al norte del Congo, y Ruanda. Claro, como esta guerra es del barrio de al lado, ya la tenemos cerquita, nos llama la atención. Pero no paramos de guerrear.”

“Una vez una persona seria, universitario, un profesor muy serio, me dijo: ‘Mire, si por un año no se fabricaran armas se acaba el hambre en el mundo’. La industria de las armas es impresionante”, dijo.

Cuando un imperio se siente débil necesita una guerra para fortalecerse, afirmó Francisco. “Y también una guerra para vender las armas que tiene y para probar las nuevas armas. Alguien dice —no sé si es verdad— que en la Guerra Civil Española se probaron armas para la Segunda Guerra Mundial. Pero siempre hay algo de probar las nuevas armas.”

Refiriéndose a las personas que dicen que está en contra del capitalismo, el Papa dijo que quienes piensan eso “tienen esos preconceptos ideológicos que califican a la persona antes de escucharla.”

“El que dio un paso más grande en el capitalismo fue san Juan Pablo II, que habló de economía social de mercado. El capitalismo de mercado. Lo matizó como algo lícito, no es malo en sí mismo”, dijo Francisco. “El opuesto sería el comunismo despersonalizante. Ambos son despersonalizantes, pero una economía de mercado social —esa palabrita, social, que le puso san Juan Pablo II— creo que es la que se adecúa al pensamiento de la iglesia. Después se progresó mucho más en esto. Pero esa definición llamó la atención en su momento.”