El Papa Francisco inició su peregrinación de paz en África llamando al mundo a respetar al continente, condenando lo que denominó como “colonialismo económico” el martes en la República Democrática del Congo. Al día siguiente, ante más de un millón de personas, llamó a este pueblo marcado por la violencia de la guerra a perdonar a quienes les han hecho daño.

El miércoles, durante una misa en el aeropuerto de Ndolo, un Francisco visiblemente emocionado dijo que “el Señor nos asombra, nos tiende la mano cuando estamos a punto de hundirnos, nos levanta cuando tocamos fondo. Con Jesús el mal nunca prevalece, nunca tiene la última palabra. Por eso, los que pertenecemos a Jesús no podemos dejar que prevalezca en nosotros la tristeza, no podemos permitir que crezca la resignación y el fatalismo”.

“Si a nuestro alrededor se respira este clima, que no sea así para nosotros. En un mundo abatido por la violencia y la guerra, los cristianos hacen como Jesús: estamos llamados a hacer nuestro y proclamar al mundo este anuncio profético e inesperado de la paz”, dijo el Papa, en una misa celebrada en francés y lingala.

Francisco dijo a los presentes que la paz de Jesús se conserva y cultiva mediante el perdón, la comunidad y la misión.

Muchos de los fieles pasaron la noche el aeropuerto de Kinshasa, la capital congoleña, y pasaron las horas previas a la llegada de Francisco cantando, bailando y animándose para el primer acto principal del viaje del pontífice a África. Se trata de la primera visita papal al país desde la de San Juan Pablo II en 1985.

La multitud acompañó a Francisco durante un recorrido de 40 minutos en un papamóvil descubierto, con personas a su alrededor corriendo y agitando banderas, vestidos con ropa alegórica a la visita realizados en pagne, un tejido estampado a la cera.


La multitud volvió a vitorear cuando el Papa argentino les saludó en lingala, una de las cuatro lenguas nacionales del Congo: “Bandeko, bobóto [Hermanos y hermanas, paz]. Bondéko [Fraternidad]. Esengo [Alegría]”, dijo Francisco, quien reconoció en repetidas oportunidades que anhelaba poder realizar este viaje apostólico, su quinto a África, originalmente programado para el verano de 2022.

La misa fue celebrada en el llamado rito congoleño, una adaptación del rito romano para la República Democrática del Congo, aprobada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano en 1988, cuando el país aún se llamaba Zaire.

Se trata del único rito basado en la inculturación aprobado tras el Concilio Vaticano II. El objetivo de este rito particular fue incorporar la liturgia romana a la cultura africana, puesto que, de acuerdo con los obispos, los fieles no se sentían reflejados o considerados en el rito romano.

Una monja sostiene la bandera nacional del Congo mientras la gente espera la celebración de la misa del Papa Francisco en el aeropuerto de Ndolo en Kinshasa, Congo, 1 de febrero de 2023. (CNS /Paul Haring)

Hablando de la importancia de abrir el corazón al perdón, Francisco les recordó que Jesús perdono a quinees le traicionaron: "Les mostró sus heridas porque el perdón nace de las heridas", dijo Francisco. "Nace cuando nuestras heridas no dejan cicatrices de odio, sino que se convierten en el medio por el que hacemos sitio a los demás y aceptamos sus debilidades. Nuestra debilidad se convierte en una oportunidad, y el perdón en el camino hacia la paz".

“Cuando la culpa y la tristeza nos oprimen, cuando las cosas no van bien, sabemos dónde mirar: a las llagas de Jesús, dispuesto a perdonarnos con su amor herido e infinito. Él conoce tus heridas, conoce las heridas de tu país, de tu gente, de tu tierra”, dijo.

Francisco reconoció que las heridas de muchos congoleños “son heridas que queman, continuamente infectadas por el odio y la violencia, mientras que la medicina de la justicia y el bálsamo de la esperanza parecen no llegar nunca. Jesús sufre contigo, ve las heridas que llevas dentro y desea consolarte y sanarte, ofreciéndote su corazón herido”.

Refiriéndose a las décadas de violencia, especialmente en el este del Congo, que han obligado a millones de personas a huir de sus hogares, Francisco subrayó que perdonar no significa fingir que no ha pasado nada malo. Pero dijo que el acto de perdonar crea una "amnistía del corazón".

"¡Qué gran bien nos hace limpiar nuestros corazones de ira y remordimiento, de todo rastro de resentimiento y hostilidad!", dijo.

Hablando sobre la vida en comunidad, el Pontífice argentino afirmó que “No hay cristianismo sin comunidad, como no hay paz sin fraternidad. El peligro que tenemos es seguir el espíritu del mundo en lugar del espíritu de Cristo”.

“¿Y cuál es el camino para no caer en las trampas del poder y del dinero, para no ceder a las divisiones, a las seducciones del carrerismo que corroen a la comunidad; a las falsas ilusiones del placer y de la brujería que llevan a encerrarse en sí mismos?”, se ha preguntado Francisco para luego dar una respuesta muy concreta: “El camino es compartir con los pobres”.

Por último, hablo del llamado a ser misioneros como una herramienta para conservar y acrecentar la paz que solo Jesús puede otorgar: “Estamos llamados a ser misioneros de paz, y esto nos dará paz. Es una decisión; es hacer sitio en nuestros corazones para todos, es creer que las diferencias étnicas, regionales, sociales y religiosas vienen después y no son obstáculos; que los demás son hermanos y hermanas, miembros de la misma comunidad humana; que cada uno es destinatario de la paz que Jesús ha traído al mundo”.

Según Francisco, ser misioneros implica creer que los cristianos están llamados a colaborar con todos para romper el ciclo de la violencia y desmantelar las tramas del odio.

“Sí, los cristianos, enviados por Cristo, están llamados, por definición, a ser conciencia de paz en el mundo; no solo conciencias críticas, sino sobre todo testigos del amor; no pretendientes de sus propios derechos, sino de los del Evangelio”, dijo Francisco.

La misa matutina fue el primer gran acto de Francisco en el Congo tras su llegada el martes. En su discurso de apertura ante las autoridades gubernamentales, condenó el saqueo secular de las riquezas minerales y naturales de África por parte de potencias extranjeras en su tradicional encuentro con la sociedad civil, los políticos locales y el cuerpo diplomático.

Hablando del “desarrollo paralizado y del regreso al pasado”, Francisco ha subrayado que “es trágico que estos lugares, y más en general el continente africano, sigan sufriendo diversas formas de explotación”.

El Papa Francisco y el Presidente congoleño Felix Tshisekedi asisten a una reunión con autoridades y miembros del cuerpo diplomático en el jardín del Palais de la Nation en Kinshasa, Congo, 31 de enero de 2023. (CNS /Paul Haring)

Tal como ha recordado el Papa, “tras el colonialismo político, se ha desatado un “colonialismo económico igualmente esclavizador” en gran parte del continente africano, y en particular en la Republica Democrática del Congo, país al que definió como “un diamante de la creación”.

“Así, este país, abundantemente depredado, no es capaz de beneficiarse suficientemente de sus inmensos recursos: se ha llegado a la paradoja de que los frutos de su propia tierra lo conviertan en ‘extranjero’ para sus habitantes”, denunció Francisco. “El veneno de la avaricia ha ensangrentado sus diamantes. Es un drama ante el cual el mundo económicamente más avanzado suele cerrar los ojos, los oídos y la boca”, ha aseverado Francisco.

“Este país y este continente merecen ser respetados y escuchados, merecen espacio y atención”, clamó el Papa, exhortando a los poderes extranjeros a que “no toquen la República Democrática del Congo, no toquen el África”.

“Dejen de asfixiarla, porque África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear”, dijo Francisco. “Que África sea protagonista de su propio destino”, ha apostillado, deseando que la comunidad internacional no se resigne “a la violencia” que devora el país.

“Que los procesos de paz que están en marcha, los cuales aliento con todas mis fuerzas, se apoyen en hechos y que se mantengan los compromisos”, ha añadido.

En la tarde del miércoles, Francisco tiene agendada una reunión con las víctimas de los combates en el este del Congo, donde los grupos rebeldes han intensificado los ataques en el último año en su intento de ampliar su territorio. Durante este encuentro se espera que las personas que han sufrido atrocidades indescriptibles compartan su testimonio con un Papa conocido por dejar de lado sus discursos preparados en este tipo de eventos.

Francisco había planeado inicialmente visitar la provincia oriental de Kivu Norte, pero tuvo que cancelar la parada debido a los combates que han obligado a unos 5,7 millones de personas a huir de sus hogares, agravando una crisis humanitaria en el Congo, donde ya unos 26,4 millones de personas pasan hambre, según el Programa Mundial de Alimentos.

Aproximadamente la mitad de los 105 millones de congoleños son católicos, según estadísticas del Vaticano.

Los combates en el este del Congo, que cuenta con más de 120 grupos armados, han estado latentes durante años, pero se recrudecieron a finales de 2021 con el resurgimiento del grupo M23, que había permanecido inactivo durante casi una década. Los rebeldes se han apoderado de grandes extensiones de terreno y Naciones Unidas y grupos de defensa de los derechos humanos les acusan de cometer atrocidades contra la población civil.