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En lugar de perseguir la productividad, acude a Dios para resolver la inquietud del corazón, dice el Papa León

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CIUDAD DEL VATICANO -- En el acelerado mundo de hoy en día, con presiones por obtener resultados y eficiencia, el Papa León XIV dijo que muchos han perdido la serenidad y la capacidad de vivir.

“El auténtico destino del corazón no consiste en la posesión de los bienes de este mundo, sino en alcanzar lo que puede colmarlo plenamente, es decir, el amor de Dios, o, mejor dicho, Dios Amor”, dijo el Papa en la audiencia general del 17 de diciembre en la Plaza de San Pedro.
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Además, dijo que uno puede sentirse inquieto a pesar de completar innumerables tareas, “porque no somos máquinas, tenemos un ‘corazón’, es más, podemos decir que somos un corazón”.

En las últimas semanas del año jubilar, el pontífice pronunció estas palabras frente al árbol de Navidad decorado de 25 metros de altura y al pesebre recién inaugurado cerca del obelisco en el centro de la plaza. Debido al clima impredecible, los niños enfermos y sus familias, junto con las personas mayores y discapacitadas, se sentaron en la Sala de Audiencias Pablo VI, donde el Papa León los saludó individualmente antes de llegar en el papamóvil y saludar a la multitud en la plaza.

Continuando con su serie de catequesis sobre “Jesús, nuestra esperanza”, el Papa se centró en regresar a Dios y su amor como respuesta a esta inquietud. La encarnación, la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús nos dan una base para la esperanza, dijo el Papa.

“He aquí el secreto del movimiento del corazón humano: volver a la fuente de su ser, disfrutar del gozo que no termina, que no decepciona”, dijo el Santo Padre. “Nadie puede vivir sin un sentido que vaya más allá de lo contingente, más allá de lo que pasa. El corazón humano no puede vivir sin esperar, sin saber que está hecho para la plenitud, no para el vacío”.

Para superar el “vórtice que nos aturde”, el Papa León señaló a San Mateo, diciendo que el verdadero tesoro de la vida es el corazón, más que los logros o los bienes de este mundo.

“Es, entonces, en el corazón donde se conserva el verdadero tesoro, no en las cajas fuertes de la tierra, no en las grandes inversiones financieras, hoy más que nunca enloquecidas e injustamente concentradas, idolatradas al precio sangriento de millones de vidas humanas y de la devastación de la creación de Dios.”, dijo en su catequesis principal en italiano.

A continuación, se refirió a San Agustín, quien dijo que los corazones permanecerán inquietos hasta que estén con el Señor.

“Esa inquietud no es arbitraria ni desordenada; está orientada hacia el cielo, cuyas puertas se nos abren gracias a la encarnación, la pasión, la muerte y la resurrección de Jesucristo”, dijo el Papa en sus comentarios en inglés. “Si entramos en el dinamismo de su amor y su gracia, Él vencerá en nosotros, no solo en la hora de nuestra muerte, sino también hoy, ahora mismo y todos los días a partir de este momento”.

Jesús crucificado y resucitado nos hace una promesa, dijo el Santo Padre en sus comentarios en español, y “el corazón que lo busca no quedará desilusionado”.

“Su Palabra nos ayuda a entender que, en medio de los compromisos de cada día, con alto riesgo de dispersión, desesperación o de falta de sentido, estamos invitados a volver a lo esencial de nuestra existencia”, expresó.

Dios que es amor, es “la fuente del gozo que no termina ni decepciona”, añadió el Papa León. Y es la vida del Resucitado que guía los corazones hacia Dios. “A Él se llega amando al hermano de carne y hueso, en cuyo rostro encontramos a Cristo mismo”.

Josephine Peterson
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Josephine Peterson