CIUDAD DEL VATICANO - El recuerdo, la reconciliación y la curación de los pecados cometidos en el pasado por la Iglesia Católica contra las poblaciones indígenas es un recordatorio de que los cristianos pueden encontrar esperanza en medio de sus pecados y fracasos, dijo el Papa Francisco.

Durante su primera audiencia general tras un mes de descanso estival, este 3 de agosto el Papa reflexionó sobre su reciente visita a Canadá, que dijo que era "diferente a los otros viajes" que ha realizado.

El motivo principal de su visita, dijo, "era encontrarme con los pueblos indígenas para expresarles mi cercanía y mi dolor, y para pedirles perdón por el daño que les hicieron aquellos cristianos, incluidos muchos católicos, que en el pasado colaboraron en las políticas de asimilación forzosa y de desarraigo de los gobiernos de la época".

Recordando el lema de la visita del 24 al 29 de julio, "Caminando juntos", el Papa dijo que significaba el "camino de la reconciliación y de la curación, que presupone el conocimiento histórico, la escucha de los supervivientes, la toma de conciencia y sobre todo la conversión, el cambio de mentalidad" en la Iglesia.

Si bien hubo algunos hombres y mujeres en la iglesia que fueron "partidarios decisivos y valientes de la dignidad de los pueblos indígenas", el Papa dijo que, lamentablemente, no faltaron "quienes participaron en programas que hoy entendemos que son inaceptables y contrarios al Evangelio".

Su visita "fue por tanto una peregrinación penitencial. Hubo muchos momentos de alegría, pero el significado y el tono general fue de reflexión, arrepentimiento y reconciliación", dijo el Papa.

El Papa Francisco dijo que su encuentro en Edmonton con los pueblos de las Primeras Naciones, los mestizos y los inuit no sólo fue un recuerdo de "la buena memoria de los mil años de historia de estos pueblos en armonía con sus tierras", sino también "el doloroso recuerdo de los abusos que sufrieron, también en las escuelas residenciales, como resultado de las políticas de asimilación cultural."

"Acompañados por el sonido de los tambores, dejamos un espacio para el silencio y la oración, para que desde la memoria pueda comenzar un nuevo camino, sin más gobernantes y súbditos, sólo hermanos y hermanas", dijo el Papa.

Las comunidades católicas indígenas de Canadá, continuó, "nos ayudan a recuperar la dimensión cósmica del misterio cristiano, en particular de la cruz y la eucaristía."

El Papa Francisco dijo que afirmaba el compromiso de la Iglesia Católica en la promoción de "caminos espirituales apropiados", respetando las costumbres y lenguas de los pueblos indígenas.

Sin embargo, también advirtió de la "mentalidad colonizadora" que existe en el mundo actual en "diversas formas de colonización ideológica" que amenazan "las tradiciones, la historia y los vínculos religiosos de los pueblos, borrando las diferencias, centrándose sólo en el presente y a menudo descuidando los deberes hacia los más débiles y frágiles."

"Se trata, pues, de recuperar un sano equilibrio, una armonía entre la modernidad y las culturas ancestrales, entre la secularización y los valores espirituales", dijo el Papa.

"Que la fortaleza y la acción pacífica de los pueblos indígenas de Canadá sea un ejemplo para que todos los pueblos nativos no se encierren, sino que ofrezcan su indispensable contribución para una humanidad más fraterna que sepa amar la creación y al Creador", dijo.