El doble atentado suicida en Bagdad del jueves con un saldo de más de 35 víctimas, hace que la posibilidad del primer viaje de un papa a Irak, programado para marzo, sea cada vez más remota.
El miércoles el Vaticano confirmó el viaje, al permitir que los periodistas interesados en acompañar al pontífice puedan realizar la correspondiente solicitud.
Sin embargo, no anunció el programa, porque el mismo está aún siendo definido.Se sabe que, de ocurrir, el Papa Francisco visitará Bagdad, la llanura de Ur, Erbil, Mosul y Qaraqosh entre el 5 y 8 de marzo.
Horas después del doble atentado, que tuvo lugar en la céntrica Plaza Tayaran, Francisco envió un telegrama, a través de su Secretario de Estado, el cardenal italiano Pietro Parolin.
"Lamento este acto de brutalidad sin sentido y rezo por las víctimas mortales y sus familias, por los heridos y por el personal de emergencia que está presente", escribió el pontífice en un telegrama al presidente iraquí Barham Saleh.
Dos atacantes suicidas se inmolaron en un mercado que funciona en la plaza. Por lo menos 32 personas fallecieron, y hay más de 80 heridos.
"Confiando en que todos sigan trabajando para superar la violencia con fraternidad, solidaridad y paz, el papa Francisco invoca sobre esa nación y su pueblo la bendición del Altísimo", añadió Parolin en su mensaje.
Estos dos ataques kamikazes, los primeros en la ciudad desde el 15 de enero de 2018, cuando el entonces primer ministro Haider Al Abadi declaró la victoria sobre el Estado Islámico fueron perpetrados por este grupo terrorista que llevo a cabo un genocidio contra las minorías en el país, incluyendo los cristianos, y tiene aún una presencia en el norte del país.
Como era de esperar, los ataques plantean un interrogante aún mayor sobre la viabilidad del primer viaje de un papa a Irak. San Juan Pablo II intentó incluir la llanura de Ur, tierra del profeta Abram, como el origen de su “peregrinación” por los lugares santos en el año 2000-, pero las negociaciones con el gobierno de Sadam Hussein fracasaron y el viaje nunca se materializó.
Los atentados se suman a una larga lista de hechos que ponen en duda el viaje, ya de difícil concreción cuando fue anunciado en diciembre: la pandemia de COVID-19; la inestabilidad política interna, más compleja aún desde entonces, con el anuncio del gobierno de posponer las elecciones anticipadas, programadas para el 6 de junio, hasta el 10 de octubre; la dificultad de organización de un viaje de esta magnitud cuando muchas fronteras están cerradas; y el hecho de que el Papa Francisco quiere un interlocutor dentro del Islam Chiita, mayoritario en Irak, para continuar con los esfuerzos de diálogo con el Islam.
Durante su viaje a los Emiratos Árabes Unidos, otra visita histórica por ser la primera, el Papa Francisco firmó una carta, junto al Gran Imam de la Universidad de Al-Azhar, en El Cairo, firmaron un pacto por la fraternidad y unidad de la “toda la familia humana.”
El Papa Francisco y el Imam Ahmed al Tayyeb, principal líder religioso del Islam Sunnita firmaron en 2019 el documento titulado Fraternidad Humana, promoviendo la fraternidad entre religiones. El mismo subraya que musulmanes y cristianos tienen la obligación, “en el nombre de Dios,” de velar por toda persona humana, y dirige una llamada especial a los líderes intelectuales y los medios de comunicación para que promuevan la paz en estos momentos de peligro debido al “extremismo religioso y nacional”.
El pontífice argentino mantiene la esperanza de firmar un documento similar, si es que no el mismo, con un líder Chiita en Irak, incluso en la ciudad de Náyaf, situada unos 160 km al sur de Bagdad. Es una de las ciudades sagradas de los chiíes- la tercera en importancia después de la Meca y Medina- y el centro del poder político chií en Irak.
Un último desafío que el Vaticano debe sortear de cara al viaje del papa a Irak es el proceso de beatificación de una serie de mártires iraquíes, que fueron brutalmente asesinados en odio a la fe. El Patriarca Caldeo Rafael Sako tenía programado un viaje a Roma para los primeros días de enero, con la esperanza de acelerar dos causas que se encuentran en la Congregación para la Causa de los Santos, en el Vaticano, pero el COVID-19 lo obligó a suspender sus planes.
Una de las causas de martirio que están siendo estudiadas es la de 48 personas asesinadas el 31 de octubre de 2010 en la Iglesia católica siríaca de Nuestra Señora de la Liberación, en Bagdad. El ataque fue perpetrado por cinco terroristas de Irak, Siria y Egipto, que mataron a dos sacerdotes y 45 fieles católicos laicos, incluyendo a una mujer embarazada.
La lista de los asesinados incluye a los padres Thaer Saadulla Abdal, de 32 años, y Waseem Sabih Kas Boutros, de 27, quienes habían sido ordenados en 2006 y 2007 respectivamente, en la misma catedral donde murieron.
La segunda causa, presentada al Vaticano en el 2019, es la del sacerdote Rasheed Aziz Gianni y sus tres compañeros, asesinados en 2007 en la ciudad de Karamlesh.
Los organizadores del viaje a Irak contemplan la posibilidad de que el Para Francisco honre a los dos grupos, tanto en Bagdad como en Karamlesh, quizá cuando se dirige hacia Qarakosh. Sin embargo, tanto Sako como la comunidad cristiana en Irak mantienen aún la esperanza de que, durante el viaje, se los reconozca oficialmente como mártires.
Este reconocimiento sería muy alentador para los cristianos, y fortalecer en su fe a un grupo brutalmente perseguido hace décadas es, después de todo, el motivo principal del viaje, más allá de otros posibles beneficios colaterales.
A pesar de los desafíos que enfrenta la visita, los católicos no pierden la esperanza, sabiendo que Francisco es un hombre dispuesto a sacrificar incluso su seguridad personal para estar cerca de los que más sufren, como sucedió en el 2015, cuando visitó la República Centroafricana durante una sangrienta guerra civil.
Consciente de que, a fin de cuentas, todo está en manos de Dios, el Cardenal Sako pidió que en vista del próximo “ayuno de Nínive”- tres días de ayuno y oración observados por los cristianos caldeos para conmemorar la conversión de Nínive después de la predicación del profeta Jonás (del 25 al 27 de enero)- los fieles rezaran por el fin de la pandemia y “también por el éxito de la visita del Papa Francisco en marzo.”