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Conocerse a uno mismo es un don y una gracia que permite a los cristianos discernir adecuadamente entre los sentimientos y las convicciones, dijo el Papa Francisco.

Durante su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro el 5 de octubre, el Papa dijo que conocerse a sí mismo requiere "una paciente búsqueda del alma" y la conciencia de la propia "forma de actuar, de los sentimientos que habitan en nosotros."

"También requiere que distingamos entre emociones y facultades espirituales", dijo. "'Siento' no es lo mismo que 'estoy convencido'. 'Tengo ganas' no es lo mismo que 'quiero'. Así, llegamos a reconocer que la visión que tenemos de nosotros mismos y de la realidad está a veces algo distorsionada. Darse cuenta de esto es una gracia".

Continuando con su serie de charlas sobre el discernimiento, el Papa reflexionó sobre el elemento de autoconocimiento que es crucial para descubrir lo que uno quiere o necesita realmente en su vida.

El papa explicó que a veces es difícil discernir el camino de la propia vida "porque no nos conocemos lo suficiente".

"Habéis oído muchas veces: 'Pero esa persona, ¿por qué no ordena su vida?", dijo apartándose de su discurso preparado. También "nos pasa que cuando no tenemos claro lo que queremos, no nos conocemos bien a nosotros mismos".

Las dudas espirituales y las crisis vocacionales, añadió, suelen estar causadas por "un insuficiente diálogo entre nuestra vida religiosa y nuestra dimensión humana, cognitiva y afectiva".

Además, "el olvido de la presencia de Dios" en la propia vida va "de la mano del desconocimiento de nosotros mismos", dijo.

El Papa Francisco dijo que, al igual que los programas informáticos que requieren una contraseña para acceder a información importante y personal, la vida espiritual también "tiene sus contraseñas", palabras que tocan el corazón de uno de una manera particularmente poderosa.

Sin embargo, advirtió, el diablo también "conoce bien estas contraseñas".

"La tentación no sugiere necesariamente cosas malas, sino a menudo cosas azarosas, presentadas con excesiva importancia", explicó el Papa. "De este modo, nos hipnotiza con la atracción que estas cosas suscitan en nosotros, cosas que son bellas pero ilusorias, que no pueden cumplir lo que prometen y que, por lo tanto, nos dejan al final con una sensación de vacío y de tristeza."

Esa tristeza, dijo, es una indicación de que "hemos emprendido un camino que no era el correcto".

El Papa Francisco dijo que los cristianos necesitan "conocer las contraseñas de nuestro corazón" para protegerse de las manipulaciones externas y distinguir lo que es verdaderamente importante de "las modas actuales o los eslóganes llamativos y superficiales."

También animó a los cristianos a hacer "un examen general de conciencia" cada día en la oración para reflexionar sobre "lo que ha pasado en mi corazón en este día" y "aprender a notar en nuestras evaluaciones y elecciones a qué damos más importancia, qué buscamos y por qué, y qué encontramos finalmente".

"La oración y el autoconocimiento nos permiten crecer en libertad", dijo el Papa. "¡Esto es (lo que significa) crecer en libertad! Son elementos básicos de la existencia cristiana, elementos preciosos para encontrar el propio lugar en la vida."