ROMA - El martes, el Vaticano presentó el documento preparatorio para el Sínodo sobre la Sinodalidad, que comenzará este octubre, con un llamado a la participación de todo el pueblo de Dios.

La sinodalidad, según el documento preparatorio, otorgará a los católicos la "la capacidad de imaginar un futuro diverso para la Iglesia y para las instituciones a la altura de la misión recibida.”

Al mismo tiempo, la decisión de "caminar juntos" se define como "es un signo profético para una familia humana que tiene necesidad de un proyecto compartido, capaz de conseguir el bien de todos".

La asamblea general del Sínodo de los Obispos tendrá lugar en octubre de 2023, pero el evento comenzará oficialmente el próximo mes, con un proceso de escucha, diálogo y discernimiento comunitario en las iglesias locales.

El Vaticano dio a conocer el calendario del Sínodo el martes durante una conferencia de prensa.

El Sínodo de los Obispos es una de las instituciones resultantes del Concilio Vaticano II. Aunque en las reuniones participan religiosos y laicos, históricamente sólo los obispos han tenido derecho a voto.  Esto cambiará en la próxima edición, cuando la hermana Nathalie Becquart, subsecretaria de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, tendrá derecho a voto.

La sinodalidad ha sido una muy utilizado durante el pontificado de Francisco, pero el concepto es todavía relativamente desconocido para el católico medio. Por eso, gran parte del documento publicado el martes explica el proceso y sus raíces teológicas y bíblicas.

La sinodalidad “es mucho más que la celebración de encuentros eclesiales y asambleas de obispos, o una cuestión de simple administración interna en la Iglesia; la sinodalidad «indica la específica forma de vivir y obrar (modus vivendi et operandi) de la Iglesia Pueblo de Dios que manifiesta y realiza en concreto su ser comunión en el caminar juntos, en el reunirse en asamblea y en el participar activamente de todos sus miembros en su misión evangelizadora»” dice el documento.

Los ejes principales de una Iglesia sinodal son la comunión, la participación y la misión, bajo la guía del Espíritu Santo y a la escucha de la Escritura.

El Vaticano invita a las iglesias locales a llevar a cabo un proceso de escucha, cuyas directrices se presentan en un segundo documento, también publicado el martes.

El cardenal Mario Grech, que dirige la oficina del Sínodo, explicó durante la conferencia de prensa que el proceso comenzará oficialmente el 10 de octubre con una misa celebrada por el Papa Francisco, y que las diócesis individuales deberán iniciar su proceso de escucha una semana después.

Para el 10 de abril de 2022, tras un proceso de "oración y reflexión", las iglesias locales elaborarán un documento, que no podrá superar las 10 páginas, y lo enviarán a Roma. En septiembre de 2022 se publicará un documento de trabajo llamado Instrumentum Laboris para guiar las asambleas sinodales continentales y regionales, que tendrán lugar antes de marzo de 2023. El resultado de estas asambleas también se enviará a Roma para ayudar a guiar la formación de un segundo Instrumentum Laboris para la asamblea general del Sínodo de los Obispos en octubre de 2023.

"Este camino, que sigue la estela de la 'renovación' de la Iglesia propuesta por el Concilio Vaticano II, es a la vez un don y una tarea", dice el documento.

Entre los "objetivos" del camino que la Iglesia comenzará a emprender está el de examinar cómo se gestionan la responsabilidad y el poder en la Iglesia, "sacando a la luz y tratando de convertir los prejuicios y las prácticas distorsionadas que no están arraigadas en el Evangelio".

El documento también afirma que la pandemia del COVID-19 "reavivó momentáneamente el sentido de que somos una comunidad global, todos en el mismo barco, donde los problemas de una persona son los problemas de todos", y que nadie se salva solo, al tiempo que hace "estallar" las desigualdades e inequidades ya existentes.

Esta situación, que "une a toda la familia humana" a pesar de las muchas diferencias existentes en ella, "desafía la capacidad de la Iglesia para acompañar a las personas y a las comunidades". Sin embargo, reconoce el documento, "no podemos escondernos: la misma Iglesia debe afrontar la falta de fe y la corrupción también dentro de ella", destacando en particular el sufrimiento que experimentan los niños y las personas vulnerables debido a los abusos sexuales del clero y otras conductas indebidas perpetradas "por un número significativo" de sacerdotes y religiosos.

“La Iglesia entera está llamada a confrontarse con el peso de una cultura impregnada de clericalismo, heredada de su historia, y de formas de ejercicio de la autoridad en las que se insertan los diversos tipos de abuso (de poder, económicos, de conciencia, sexuales)”, dice el documento.

El texto también subraya la necesidad de prestar especial atención a la voz de las mujeres, así como a la de las comunidades cristianas que viven en países donde son minoría y a menudo experimentan persecución y "no pocas veces martirio".

"Si, por un lado, una mentalidad secularizada tiende a expulsar la religión del espacio público, por otro, el fundamentalismo religioso, sin respeto por las libertades de los demás, alimenta formas de intolerancia y violencia que se reflejan también en la comunidad cristiana y en sus relaciones con la sociedad", dice el documento.

Durante la rueda de prensa, Grech insistió en que sin el Espíritu Santo el sínodo se convierte en un "juego de bandos", y la participación del "pueblo santo de Dios" se convertiría en una "encuesta de opinión".

Dirigiéndose a los periodistas, Grech les pidió que no "construyan el sínodo" utilizando el mecanismo de la "primicia" y las noticias sensacionalistas.

"Lo que el Santo Padre espera de este Sínodo es poner a toda la Iglesia en condiciones de vivir una auténtica experiencia sinodal, asumiendo la actitud que más importa en una Iglesia sinodal: Caminar juntos".

Becquart añadió: "Estamos reaprendiendo la sinodalidad, y uno de los principales retos es que, con la sinodalidad, se aprende haciendo."

"Es un concepto fácil de poner en palabras, pero no de llevar a la práctica, y esta es la razón por la que hemos escrito el vademécum; porque escuchamos que había una necesidad de pautas prácticas para que las diócesis pudieran lanzar este proceso", dijo.

Sigue a Inés San Martín en Twitter: @inesanma