CIUDAD DEL VATICANO -- El rostro profanado de una estatua de Cristo crucificado en una iglesia de Jerusalén debería conmover a los católicos de todo el mundo "para reconocer el dolor de tantos de nuestros hermanos y hermanas" en Tierra Santa, que han experimentado la tragedia de la violencia y los desastres naturales, dijo un alto funcionario del Vaticano.

El arzobispo Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, ha escrito a los obispos de todo el mundo pidiéndoles que insten a sus fieles a apoyar generosamente la tradicional colecta del Viernes Santo en favor de Tierra Santa.

Habitualmente, el 65% de los fondos recaudados se destina a la Custodia Franciscana de Tierra Santa, que atiende a los cristianos de todo Oriente Próximo y es responsable de la mayoría de los santuarios relacionados con la vida de Jesús, incluida la Iglesia de la Flagelación, donde un turista judío atacó una estatua de Cristo a principios de febrero.

El 35% restante de la colecta se destina al Dicasterio para las Iglesias Orientales y financia seminarios, formación avanzada para sacerdotes y monjas y escuelas católicas en Oriente Medio, incluida la Universidad de Belén.

El ministerio de los franciscanos de apoyar a las comunidades cristianas de Oriente Medio y mantener viva la fe cristiana en la región incluye la ayuda humanitaria, especialmente ahora en Siria, dados los devastadores terremotos que asolaron el país en febrero.

"Al drama de la guerra que dura ya más de 12 años en Siria y las fuertes sacudidas sísmicas se le sumo la devastación causada por los edificios derrumbados", escribió el arzobispo Gugerotti. "Muchos de nuestros hermanos y hermanas en la fe y en la humanidad se han enfrentado a un nuevo éxodo de sus hogares, esta vez ya no por miedo a las bombas o por lo que había significado la invasión de la Llanura de Nínive en Irak, sino porque sus mismas casas temblaron".

Las comunidades franciscanas de la región, junto con las de otras órdenes religiosas, están ofreciendo cobijo y alimentos a los desplazados por los terremotos, dijo.

En toda la región, dijo, los franciscanos "siguen siendo fuente de esperanza cuidando a los más pequeños, educando a escolares y jóvenes, acompañando a madres en dificultades, atendiendo a ancianos y enfermos, así como ofreciendo proyectos de vivienda para nuevas familias y creando puestos de trabajo" para que comunidades cristianas vivas puedan permanecer en los lugares donde vivieron Jesús y los apóstoles.

Al dar a conocer el llamamiento del arzobispo el 24 de marzo, el Vaticano publicó también un informe resumido, según el cual en 2022 se recaudaron algo más de 9 millones de dólares.

Además de apoyar al Pontificio Instituto Oriental de Roma, una escuela de estudios avanzados en teología cristiana oriental, liturgia y derecho canónico, el dicasterio utilizó su parte para financiar becas para 252 estudiantes en Roma y para apoyar la vida regular de la Iglesia en Jerusalén, Palestina, Israel, Jordania, Chipre, Siria, Líbano, Egipto, Etiopía, Eritrea, Turquía, Irán e Irak.

El informe de la Custodia franciscana se dividió en categorías de fondos utilizados para las instalaciones de los peregrinos, para beneficiar a la comunidad local, para ayudar a los refugiados y residentes en la isla griega de Rodas, para proporcionar ayuda de emergencia y desarrollo a las personas en Siria y Líbano y para ayudar a pagar los salarios de los empleados en Israel y Palestina para compensar las pérdidas incurridas debido a que la pandemia del COVID-19 significó que las peregrinaciones internacionales se detuvieran o disminuyeran.