CIUDAD DEL VATICANO -- El Papa Francisco pidió a la comunidad internacional que trabaje concretamente contra la tortura y garantice el apoyo a las víctimas y a sus familias.

"Paremos este horror de la tortura. Es imprescindible poner la dignidad de la persona por encima de todo", dijo el Papa en un mensaje de vídeo publicado el 30 de mayo por la Red Mundial de Oración del Papa.
La red publica cada mes un breve vídeo del Papa en el que ofrece su intención específica de oración. Para el mes de junio, el Papa dedicó su intención de oración a la abolición de la tortura.

El Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura se celebra el 26 de junio para conmemorar el día en que entró en vigor en 1987 la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. Aunque la tortura está prohibida por el derecho internacional y es ilegal en la mayoría de los países, se sigue practicando en todo el mundo.

Alice Edwards, relatora especial de la ONU sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, afirmó: "El deber nacional de investigar la tortura está alarmantemente infra-aplicado en todo el mundo". Todas las naciones tienen el deber de tipificar como delito e investigar las denuncias de tortura, procesar o extraditar a los sospechosos y condenar a los infractores con penas que reflejen la gravedad del delito, declaró ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en marzo de 2023.

En su videomensaje, el Papa preguntó: "¿Cómo es posible que la capacidad humana para la crueldad sea tan grande?". La tortura "no es una novedad. Pensemos en el mismo Jesús, cómo fue torturado y crucificado".

Aunque hay formas de tortura extremadamente violentas, "otras son más sofisticadas, como el trato degradante, la anulación de los sentidos o detenciones masivas en condiciones que no son humanas, que quitan la dignidad de las personas", dijo.

Las víctimas no son vistas como personas, sino como "cosas" que "y se las puede maltratar sin medida, causándoles la muerte o daños psicológicos y físicos permanentes, para toda la vida", dijo el Papa.

"Oremos para que la comunidad internacional se comprometa concretamente en la abolición de la tortura, garantizando el apoyo a las víctimas y a sus familias", añadió.