CIUDAD DEL VATICANO -- Muchas personas mayores corren el riesgo de sentir una sensación de soledad cada vez más insoportable, especialmente durante el verano, dijo el Papa Francisco.

"¡Digamos 'no' a la soledad de los ancianos! Nuestro futuro depende mucho del modo en que los abuelos y los nietos aprendan a vivir juntos", dijo tras rezar el Ángelus con los visitantes reunidos en la Plaza de San Pedro el 28 de julio.

Ese día la Iglesia católica celebraba la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, cuyo lema era: "En la vejez no me abandones".

"La jornada de hoy nos invita a escuchar la voz de los ancianos que dicen: "¡No me abandones!" y a responderles: "¡No te abandonaré!", dijo.

"El abandono de los ancianos es, de hecho, una triste realidad a la que no debemos acostumbrarnos", dijo el Papa. "Para muchos de ellos, sobre todo en estos días de verano, la soledad puede convertirse en un peso difícil de soportar".

"Reforcemos la alianza entre nietos y abuelos, entre jóvenes y ancianos", dijo el Papa Francisco, encabezando un aplauso para todos los abuelos del mundo.

El Papa también aseguró que está orando por las personas afectadas por los grandes deslizamientos de tierra en el sur de Etiopía. "Estoy cerca de esta población que sufre tanto y de todos los que la están socorriendo".

Una serie de deslizamientos de tierra asoló Gofa los días 21 y 22 de julio, matando al menos a 250 personas. Mientras los equipos de rescate seguían excavando en el lodo el 29 de julio, las autoridades preveían que el número de muertos podría ascender a 500 personas.

Tras el Ángelus, el Papa Francisco condenó la producción continuada de armas.

"Mientras en el mundo hay tanta gente que sufre calamidades y hambre, se siguen fabricando y vendiendo armas y se queman recursos para alimentar guerras grandes y pequeñas", dijo.

"Este es un escándalo que la comunidad internacional no debería tolerar, y que contradice el espíritu de fraternidad de los Juegos Olímpicos que acaban de comenzar. No lo olvidemos, hermanos y hermanas: ¡la guerra es una derrota!", afirmó.

Antes de rezar el Ángelus, el Papa reflexionó sobre la lectura del Evangelio del día (Jn 6,9) acerca de la multiplicación por Jesús de la pequeña ofrenda de panes y peces de un niño.

Hay tres gestos que forman parte de este milagro, dijo el Papa: ofrecer, dar gracias y compartir, que son los mismos "tres gestos que Jesús repetirá en la Última Cena".

La importancia de ofrecer lo poco que uno tiene se subraya durante la Misa, dijo, "cuando el sacerdote ofrece sobre el altar el pan y el vino, y cada uno se ofrece a sí mismo, su propia vida".

"Es un gesto que puede parecer poca cosa si pensamos en las inmensas necesidades de la humanidad, al igual que los cinco panes y los dos peces ante una multitud de miles de personas; pero Dios hace de él la materia para el milagro más grande que existe: aquel en el que Él mismo, ¡Él mismo!, se hace presente entre nosotros, para la salvación del mundo", dijo el Papa Francisco.

"En la Misa, es la Comunión, cuando juntos nos acercamos al altar para recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo: fruto del don de todos transformado por el Señor en alimento para todos", dijo.

"Es un momento hermoso que nos enseña a vivir cada gesto de amor como un don de la gracia, tanto para quien da como para quien recibe", afirmó.