CIUDAD DEL VATICANO — El papa León XIV pidió a los obispos de Francia que trabajen con más diligencia para asegurar que la fe católica siga viva y pueda prosperar en su nación “a pesar de los vientos contrarios y a veces hostiles de la indiferencia, el materialismo y el individualismo”.
En una carta con motivo del 100.º aniversario de la canonización de tres santos franceses —Juan Eudes, Juan María Vianney y Teresa de Lisieux— el Papa rezó para que las celebraciones del centenario “no se limiten a evocar con nostalgia un pasado que podría parecer lejano, sino que despierten la esperanza y den lugar a un nuevo impulso misionero”.
La carta del Papa fue publicada en el Vaticano a última hora del 28 de mayo.
Aunque la mayoría de los habitantes de Francia han sido bautizados como católicos, las estadísticas vaticanas muestran un descenso en el porcentaje de población católica en los últimos 20 años: del 77.5% a finales de 2003 al 74.9% a finales de 2023, el último año con datos disponibles.
Durante esos 20 años, según el Anuario Estadístico Vaticano, el número de sacerdotes diocesanos se redujo de 17,473 a 9,270. El número de bautismos bajó de más de 372,000 en 2003 a poco menos de 196,000 en 2023. Y los matrimonios católicos pasaron de 102,024 a 41,402.
El papa León pidió a los obispos que reflexionen sobre los rasgos espirituales de san Juan Eudes, san Juan María Vianney y santa Teresa de Lisieux que aún pueden hablar al corazón de las personas hoy en día, comenzando por el hecho de que “amaron a Jesús sin reservas, de manera sencilla, fuerte y auténtica; experimentaron su bondad y ternura en una cercanía cotidiana y especial, y dieron testimonio de ello con un admirable impulso misionero”.
El programa más hermoso y sencillo de evangelización y misión para Francia, dijo el Papa, es “ayudar a todos a descubrir el amor tierno y entregado que Jesús tiene por ellos, hasta el punto de transformar sus vidas”.
Aunque los desafíos son muchos, afirmó el papa León, “los santos no surgen espontáneamente sino que, por gracia, brotan de comunidades cristianas vivas que han sabido transmitirles la fe, encender en sus corazones el amor a Jesús y el deseo de seguirlo. Este patrimonio cristiano aún les pertenece; sigue impregnando profundamente su cultura y permanece vivo en muchos corazones”.