CIUDAD DEL VATICANO -- El futuro de la humanidad depende de lo que la gente elija ahora, dijo el Papa Francisco en su mensaje a los líderes mundiales en la Cumbre Mundial de Acción Climática de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

"¿Trabajamos por una cultura de la vida o de la muerte?", preguntó en su mensaje. "Les pido de corazón: ¡escojamos la vida, elijamos el futuro!".

"Para eso está el poder, para servir. No tiene ningún sentido preservar hoy una autoridad que mañana será recordada por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario. La historia se los agradecerá", escribió el Papa.

Extractos del mensaje escrito completo del Papa Francisco fueron leídos por el cardenal Pietro Parolin, secretario de estado del Vaticano, el 2 de diciembre durante el segmento de alto nivel con jefes de Estado y de gobierno en la conferencia sobre el clima, COP28, que se celebra en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, del 30 de noviembre al 12 de diciembre.

El Papa Francisco iba a ser el primer pontífice en asistir a la conferencia climática de la ONU del 1 al 3 de diciembre, pero canceló su viaje el 28 de noviembre tras contraer una grave infección bronquial.

El Vaticano publicó el discurso completo del Papa el 2 de diciembre, aunque el cardenal Parolin sólo leyó extractos en la cumbre para respetar el límite de tres minutos en las declaraciones nacionales. El texto se presentó íntegro en la conferencia.

"Lamento no poder estar reunido personalmente con ustedes, como hubiera querido", decía el texto del Papa.

La destrucción del medio ambiente es "un pecado" que no sólo "repercute en el ser humano, sobre todo en los más débiles", escribió, sino que también "amenaza con desencadenar un conflicto entre generaciones".

"La ambición por producir y poseer se ha convertido en una obsesión, y ha desembocado en una avidez sin límites, que ha hecho del ambiente objeto de una explotación desenfrenada", escribió el Papa. Las personas deben reconocer sus límites, con humildad y valentía, y buscar la auténtica plenitud.

"¿Qué obstaculiza este itinerario? Las divisiones que existen entre nosotros", escribió.

El mundo "no puede estar desvinculado en quienes lo gobiernan, mientras las negociaciones internacionales 'no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global’", escribió, citando su encíclica de 2015 "Laudato Si', Sobre el cuidado de la casa común".

Los pobres y las altas tasas de natalidad no son los culpables de la actual crisis climática, escribió. "Casi la mitad del mundo, la más pobre, es responsable de apenas el 10% de las emisiones contaminantes, mientras que la distancia entre los pocos acomodados y los muchos desfavorecidos nunca ha sido tan profunda. Ellos son, en realidad, las víctimas de lo que está sucediendo".

En cuanto al crecimiento demográfico, los nacimientos son un recurso, escribió, "mientras que ciertos modelos ideológicos y utilitaristas que se les imponen a las familias y poblaciones, con guantes de seda, son verdaderas colonizaciones".

"Que no se perjudique el desarrollo de tantos países, ya sobrecargados de pesadas deudas económicas", afirmó. "Sería justo encontrar modos adecuados para condonar la deuda económica que grava sobre varios pueblos, teniendo en cuenta la deuda ecológica que hay en favor de ellos" por parte de las pocas naciones responsables de la mayor parte de las emisiones.

"Tenemos gran responsabilidad", escribió, que consiste en garantizar que no se niegue un futuro a la tierra, a los pobres y a los jóvenes.

La solución requiere unirse como hermanos y hermanas que viven en una casa común, reconstruir la confianza y buscar el multilateralismo, añadió.

El cuidado de la creación y la paz mundial están estrechamente vinculados, escribió el Papa.

"¡Cuántas energías está malgastando la humanidad en las numerosas guerras en curso", escribió, y "cuántos recursos desperdiciados en armamento, que destruyen vidas y arruinan la casa común!".

El Papa instó de nuevo a los gobiernos a desviar dinero de las armas y otros gastos militares hacia un fondo mundial para acabar con el hambre, promover el desarrollo sostenible de los países más pobres y combatir el cambio climático.

"Los cambios climáticos muestran la necesidad de un cambio político" que se aleje del egoísmo y el nacionalismo, escribió.

Debe producirse "un cambio de ritmo que no sea una modificación parcial de ruta, sino un modo nuevo de avanzar juntos", escribió. Debe haber "una aceleración decisiva de la transición ecológica" en lo que respecta a la eficiencia energética, las fuentes renovables, la eliminación de los combustibles fósiles y "la educación en estilos de vida menos dependientes de estos últimos".

Prometió el "compromiso y el apoyo de la Iglesia católica, particularmente activa en la educación y sensibilización a la participación común, así como en la promoción de estilos de vida sanos".

"Dejemos atrás las divisiones y unamos las fuerzas", escribió el Papa Francisco. "Y con la ayuda de Dios, salgamos de la noche de la guerra y de la devastación ambiental para transformar el futuro común en un amanecer luminoso".