Este viernes, durante su participación en el IV Encuentro del Estado de Natalidad en Italia, el Papa Francisco abordó temas críticos sobre la demografía, la economía y el bienestar social, centrándose en la relación entre consumismo, pobreza y natalidad.

El pontífice destacó que el hambre mundial y los problemas ambientales no son consecuencia de la superpoblación, sino del consumismo y el egoísmo. "El problema no está en cuántos somos, sino en qué mundo estamos construyendo", enfatizó, señalando que los verdaderos desafíos son la codicia y la indiferencia hacia el prójimo, que se manifiestan en un materialismo desenfrenado.

Los encuentros del Estado de Natalidad se han establecido como un espacio vital para discutir y buscar soluciones a la decreciente tasa de natalidad en Italia y su impacto en la sociedad.

Francisco criticó las visiones anticuadas que ven la vida humana más como un problema económico que como un don divino, recordando que "la vida humana no es un problema, es un regalo". Además, reprobó las tendencias consumistas que llenan los hogares de objetos innecesarios mientras se desatiende la procreación, lo que conduce a un empobrecimiento emocional y social.

Resaltando la importancia de la esperanza, indicó que "el número de nacimientos es el primer indicador de la esperanza de un pueblo". Subrayó la necesidad de políticas que apoyen a la familia y reduzcan la precariedad juvenil, permitiendo que las nuevas generaciones puedan construir un futuro mejor.

El Papa concluyó haciendo un llamado a la solidaridad y la generosidad intergeneracional, valores que considera esenciales para revitalizar la sociedad y fomentar un entorno más acogedor y sostenible para el crecimiento familiar.

Valentía

A continuación, el Papa abordó el tema de la esperanza, dirigiendo sus palabras a los jóvenes en particular.

"Sé que para muchos de vosotros -dijo- el futuro puede parecer ominoso, y que en medio del colapso de la natalidad, las guerras, las pandemias y el cambio climático no es fácil mantener viva la esperanza."

"Pero no os rindáis", les exhortó el Papa, "tened fe, porque el mañana no es algo ineludible: lo construimos juntos".

El abandono de los ancianos, "suicidio cultural"

Hacia el final de su discurso, el Papa dejó a un lado sus observaciones preparadas y habló improvisadamente sobre el tema del trato de la sociedad a los ancianos.

"Abuelos solos, abuelos abandonados: esto es un suicidio cultural", dijo.

"El futuro lo construyen los jóvenes y los ancianos, juntos", prosiguió el Papa. "Por favor, al hablar de la natalidad, que es el futuro, hablemos también de los abuelos, que no son el pasado, sino que ayudan al futuro".

"Tengan hijos, muchos", concluyó el Papa Francisco, "pero cuiden también a los abuelos".