Al rendir homenaje a la historia, la cultura y la ubicación de Hungría en el corazón de Europa, el Papa Francisco se opuso a la idea de que el país necesita aislarse para proteger su identidad.
Como era de esperar, en su primer discurso en Hungría -dirigido a los líderes gubernamentales y cívicos y a los diplomáticos que trabajan en Budapest- el Papa reconoció los esfuerzos para proteger los valores tradicionales, pero insistió en que esos valores incluyen el apoyo a la unidad europea, la acogida de inmigrantes y el trabajo para poner fin a la guerra en la vecina Ucrania.
La "apasionada búsqueda de una política de comunidad y el fortalecimiento de las relaciones multilaterales parece un recuerdo nostálgico de un pasado lejano", dijo el 28 de abril en su discurso en el antiguo monasterio carmelita que ahora alberga la oficina del Primer Ministro Viktor Orbán.
"Cada vez más", dijo el Papa, "parece enfriarse el entusiasmo por construir una comunidad pacífica y estable de naciones, a medida que se delimitan zonas de influencia, se acentúan las diferencias, aumentan los nacionalismos y se utilizan juicios y lenguajes cada vez más duros para enfrentarse a los demás."
El Papa, de 86 años, que fue dado de alta del hospital el 1 de abril después de lo que el Vaticano dijo que era un ataque de bronquitis y que con frecuencia ha estado utilizando una silla de ruedas o un andador debido a problemas de rodilla, simplemente utilizó un bastón cuando caminó a lo largo del avión de ITA Airways para saludar a los periodistas durante el vuelo de dos horas desde Roma.
Bromeó sobre su salud - "las malas hierbas nunca mueren"- y, en respuesta a un periodista polaco que le dio las gracias por defender a San Juan Pablo II, el Papa calificó de "tontería" los rumores de que el Papa polaco estaba implicado de algún modo en la desaparición en 1983 de Emanuela Orlandi, una joven vaticana de 15 años.
El Papa Francisco siguió utilizando el bastón en lugar de una silla de ruedas mientras caminaba por la alfombra roja del aeropuerto de Budapest y alrededor del palacio presidencial Sándor, donde se reunió en privado durante 25 minutos con el presidente húngaro, Katalin Novák, y después durante 20 minutos con Orbán.
Novák, al dar la bienvenida al Papa Francisco a la reunión con representantes del gobierno y de la sociedad civil, le dijo que los húngaros esperaban recibir de él ánimos en su empeño por contribuir a hacer una Europa "más pacífica, más democrática y más fuerte".
"En los últimos 30 años", le dijo, católicos, ortodoxos y protestantes húngaros han unido sus fuerzas en "el ecumenismo de la preservación de los valores cristianos", concretamente en lo que se refiere al matrimonio, la vida familiar y el aborto.
En su discurso, el Papa Francisco dijo a los reunidos que en todo el mundo la política está mostrando signos de una "beligerancia adolescente" que parece estar más interesada en suscitar emociones que en resolver problemas.
"La paz nunca vendrá como resultado de la búsqueda de intereses estratégicos individuales, sino sólo de políticas capaces de mirar a lo grande, al desarrollo de todos: políticas que estén atentas a las personas, a los pobres y al futuro, y no sólo al poder, al beneficio y a las perspectivas presentes", dijo el Papa Francisco.
Esa atención, dijo, debe dejar espacio para que los diferentes países de la Unión Europea y las diferentes comunidades dentro de cada nación afirmen sus propias identidades, pero no a costa de denigrar o negar los derechos de los demás.
Mencionando algunos puntos en común con el gobierno de Orbán, el Papa Francisco describió como "colonización ideológica" los esfuerzos para promover la aceptación en toda Europa de la "llamada teoría de género", que considera el género como una construcción social en lugar de un hecho biológico, y "conceptos reductivos de libertad, por ejemplo, alardeando como progreso un insensato 'derecho al aborto', que es siempre una trágica derrota."
"Cuánto mejor sería construir una Europa centrada en la persona humana y en sus pueblos", dijo, señalando positivamente las políticas pro-familia de Hungría que animan a las parejas casadas a tener hijos.
Pero el Papa Francisco también utilizó las palabras de San Esteban, el rey húngaro del siglo XI, para llamar la atención sobre el tema de la migración, una de las principales áreas de diferencia con Orbán, que desde 2015 ha promovido una política de "no a los migrantes".
El santo rey, dijo el Papa, dijo a su pueblo: "Os exhorto a mostrar favor no sólo a los parientes y afines, o a los poderosos y ricos, o a vuestros vecinos y compatriotas, sino también a los extranjeros y a todos los que vienen a vosotros".
La migración, dijo el Papa Francisco, es un tema "candente" en el mundo de hoy, pero "para los que somos cristianos, nuestra actitud básica no puede diferir de la que recomendó San Esteban", una lección aprendida de Jesús, "que se identificó con el extranjero que necesita ser acogido" en Mateo 25.
El Papa Francisco afirmó que es "urgente" que Europa en su conjunto idee "vías seguras y legales" para que quienes huyen de la violencia, la pobreza y el cambio climático puedan entrar en sus fronteras.
La migración no puede frenarse con una actitud general de rechazo de la posibilidad, dijo, "sino que debe abrazarse para preparar un futuro que, si no se comparte, no existirá."