CIUDAD DEL VATICANO -- Aunque la guerra de Rusia contra Ucrania puede hacer que la paz parezca un sueño imposible, el Papa Francisco instó a los jóvenes católicos rusos a sembrar semillas de reconciliación y paz en la medida que puedan.
"Deseo para ustedes, jóvenes rusos, la vocación de ser artesanos de la paz en medio de tantos conflictos, en medio de tantas polarizaciones que hay de todos lados, que acechan nuestro mundo", dijo el Papa durante una videollamada de una hora el 25 de agosto con 400 participantes en un festival juvenil católico ruso.
"Los invito a ser sembradores de semillas, de semillas de reconciliación, pequeñas semillas que en este invierno de guerra no brotarán por el momento en la tierra helada, pero en una primavera futura van a florecer", les dijo.
"Como dije en Lisboa: tengan la valentía de sustituir los miedos por los sueños. Sustituir los miedos por los sueños", repitió el Papa Francisco. "No sean administradores de miedos sino emprendedores de sueños. ¡Dense el lujo de soñar a la grande!”.
La oficina de prensa del Vaticano publicó los comentarios preparados del Papa a la reunión en San Petersburgo el 26 de agosto. El Papa también respondió a las preguntas de algunos participantes, entre ellos una joven que preguntó cómo la diplomacia podría poner fin a la guerra en Ucrania. Su respuesta fue recogida por Fides, la agencia de noticias del Dicasterio para la Evangelización.
La diplomacia no ignora el conflicto, sino que se esfuerza por fomentar el diálogo y la unidad, le dijo el Papa Francisco. "La diplomacia avanza por un camino: un camino donde la unidad es superior al conflicto. La verdadera diplomacia no teme a los conflictos, pero no los acentúa. Toma los conflictos y con los conflictos va hacia adelante, a través del diálogo y la oración".
"La diplomacia no es fácil. Los buenos diplomáticos hacen mucho bien a la humanidad. No es un trabajo fácil, pero sí muy fructífero", dijo el Papa. "Y esto tanto en la situación de Ucrania como en la de otros países. La diplomacia siempre construye, no destruye".
En sus observaciones preparadas, el Papa Francisco se centró en algunos de los temas de los que había hablado en Lisboa, Portugal, a principios de mes durante la Jornada Mundial de la Juventud, incluida su insistencia en que en la Iglesia hay sitio para todos.
"Cuántas heridas, cuánta desesperanza se pueden curar donde uno se pueda sentir recibido", dijo. "Por eso, sueño con una Iglesia donde ninguno sobra, donde ninguno está de más".
Le pidió a la gente que no tratara a la Iglesia como una especie de "aduana" en la que a unos se les permite entrar y a otros no.
"La entrada es libre", dijo. "Y después que cada uno sienta la invitación de Jesús a seguirlo, a ver cómo está delante de Dios; y para este viaje están las enseñanzas y los Sacramentos".