ROMA – El Papa Francisco reconoció este miércoles un milagro atribuido a la intervención del Papa Juan Pablo I relativo a la curación inexplicable de una niña argentina. Por esta medida, el “Papa de la Sonrisa,” será declarado beato.
Albino Luciano tomó el nombre de sus dos grandes predecesores -Juan XXIII y Pablo VI- cuando fue elegido el 26 de agosto de 1978, en un cónclave que duró solo un día. El lugar y fecha de la ceremonia de beatificación será fijada y anunciada en breve.
Juan Pablo I abandonó el uso del plural mayestático "nos" en los discursos y documentos oficiales, y comenzó a pronunciar sus catequesis semanales sin texto escrito, de modo sencillo y coloquial.
El milagro atribuido a Juan Pablo I ocurrió en Buenos Aires el 23 de julio de 2011, cuando el cardenal Jorge Bergoglio era arzobispo de la ciudad-hoy es el Papa Francisco-. Se trata de la curación inexplicable de una niña con “encefalopatía inflamatoria aguda severa, enfermedad epiléptica refractaria maligna y shock séptico.”
Candela Giarda de la ciudad de Paraná de la Argentina, tenía 11 años cuando en el mes de marzo de 2011 cuando se enfermó. Dada la gravedad del caso, fue trasladada a la ciudad de Buenos Aires y allí fue internada en la clínica de la Fundación Favaloro.
La mamá de Candela, Roxana Sosa, la acompañó durante los meses de la internación, y habitualmente rezaba por la salud de su hija en la parroquia Nuestra Señora de la Rábida, que está muy cerca de la clínica en la que la niña estaba internada.
Fue en la parroquia que Sosa conoció al párroco, el padre José Ignacio Dabusti, quien como parte de su ministerio visitaba regularmente a los pacientes de la Fundación Favaloro que así lo quisieran.
Cuando el 22 de julio lo médicos le explican a Sosa que el cuadro de su hija era crítico y que no esperaban que sobreviviera a noche, fue a buscar al padre Dabusti, para pedirle que le diera una última bendición. Ya en la clínica, les propuso pedirle al Papa Juan Pablo I que interviniera ante Dios para la curación de Candela.
El sacerdote les explicó que desde chico le había tomado un gran afecto al papa de la sonrisa, y que este lo había marcado mucho en su vocación sacerdotal. A la mañana siguiente, Candela mostró una ligera mejoría la que fue creciendo a lo largo de los días siguientes. Los médicos y las enfermeras estaban sorprendidos.
En el mes de agosto salió de terapia intensiva y en el mes de septiembre dejó la clínica y fue trasladada a Paraná donde comenzó su rehabilitación. Candela tuvo que volver a aprender cosas básicas, como comer, caminar y hablar. Sin embargo, hoy es una joven de 21 años, que lleva una vida normal como estudiante universitaria.
Nacido el 17 de octubre de 1912 en un pueblo de la región del Veneto, en el nordeste de Italia, Juan Pablo I murió el 28 de septiembre de 1978 en el Palacio Apostólico del Vaticano. Habían pasado 33 días desde su elección al trono de Pedro, el 26 de agosto.
Lo encontró sin vida en su apartamento pontificio la monja que le llevaba el café a su habitación cada mañana. El papa había tenido un infarto. Sin embargo, el secretismo con el que el Vaticano trató su muerte, dio piedra libre a todo tipo de especulaciones, fomentadas por el libro En nombre de Dios, una investigación sobre el asesinato del papa Juan Pablo I, escrito por el británico David Yallop. Fue un segundo libro, Papa Luciani: Crónica de una muerte, el que desmintió completamente las teorías conspirativas. Su autora, Stefania Falasca, es la vicepostuladora de la causa.
Junto a Juan Pablo I, el Papa Francisco también reconoció el milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Sierva de Dios María Berenice Duque Hencker y el martirio de los Siervos de Dios Pedro Ortiz de Zárate, sacerdote diocesano, y Juan Antonio Solinas, sacerdote profeso de la Compañía de Jesús, asesinados por odio a la fe en Argentina.
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