Durante una audiencia este jueves en el Vaticano con miembros del seminario arzobispal Alessio Ascalesi de Nápoles (Italia), el Papa Francisco recordó que la formación sacerdotal “dura toda la vida”, al tiempo que pidió a los seminaristas no tener miedo y trabajar en su madurez emocional y humana.
Al inicio de su discurso, el Santo Padre se dirigió a algunos matrimonios que también estaban presentes en la audiencia y remarcó que “en la formación sacerdotal necesitamos la contribución de quienes han elegido el camino del matrimonio”.
A continuación, agradeció a los seminaristas por su disponibilidad para servir a la Iglesia, al tiempo que les animó a “cultivar cada día la belleza de la fidelidad, con entusiasmo y compromiso, entregando vuestras vidas a la obra incesante del Espíritu Santo, que os ayuda a asumir la forma de Cristo”.
En este sentido, el Papa Francisco hizo referencia al “continuo trabajo interior” de los que se preparan para el sacerdocio, recordándoles que “la formación no termina nunca, dura toda la vida” y advirtiéndoles que “que si te detienes, no te quedas donde estás, sino que retrocedes”.
Una “obra en construcción”
Asimismo, el Santo Padre comparó la preparación al Orden Sacerdotal como “una en construcción” y afirmó que “la Iglesia es, ante todo, una obra siempre abierta”.
“Permanece en constante movimiento, abierta a la novedad del Espíritu, superando la tentación de preservarse a sí misma y a sus propios intereses”, aclaró.
Afirmó también que lo esencial “de la Iglesia en obra es caminar en compañía del Crucificado resucitado, llevando a los hombres la belleza de su Evangelio”.
El “arte del discernimiento”
Según el Santo Padre, “esto es lo que nos está enseñando el camino sinodal”, que es a su vez “lo que nos pide la escucha del Espíritu y de los hombres de nuestro tiempo”.
Por ello, instó a los seminaristas a ser servidores que sepan “adoptar un estilo de discernimiento pastoral en cada situación, sabiendo que todos, sacerdotes y laicos, estamos en camino de plenitud y somos obreros de una obra en construcción”.
En esta línea, aseguró que no se puede “ofrecer respuestas monolíticas y preconfiguradas a la compleja realidad de hoy, sino que debemos invertir nuestras energías en anunciar lo esencial, que es la misericordia de Dios, y manifestarlo a través de la cercanía, la paternidad, la mansedumbre, afinando el arte del discernimiento”.
El Santo Padre retomó la idea de que el “camino de formación al sacerdocio” es una obra en construcción y advirtió que “no hay que cometer nunca el error de sentir que se ha llegado, de considerarse preparados para los desafíos”.
“La formación sacerdotal es una obra en construcción en la que cada uno de vosotros está llamado a involucrarse en la verdad, a dejar que Dios construya su obra a lo largo de los años”, aseveró.
“No tengáis miedo”
Más tarde, el Papa Francisco les animó a no tener miedo “de dejar que el Señor actúe en vuestra vida; como en una obra en construcción, el Espíritu vendrá primero a demoler aquellos aspectos, aquellas convicciones, aquel estilo e incluso aquellas ideas incoherentes sobre la fe y el ministerio que os impiden crecer según el Evangelio”.
“Luego — continuó el Pontífice — el mismo Espíritu, después de haber limpiado las falsedades interiores, os dará un corazón nuevo, construirá vuestra vida según el estilo de Jesús, os convertirá en criaturas nuevas y discípulos misioneros”.
“Madurará vuestro entusiasmo a través de la cruz, como hizo con los Apóstoles. Pero no tengáis miedo: ciertamente puede ser un trabajo fatigoso, pero si permanecéis dóciles y verdaderos, disponibles a la acción del Espíritu sin anquilosaros ni defenderos, descubriréis la ternura del Señor dentro de vuestras fragilidades y en la pura alegría del servicio”, señaló.
“Esta obra de construcción que es vuestra formación, cavad hondo, ‘haciendo verdad’ en vosotros con sinceridad, cultivando la vida interior, meditando la Palabra, profundizando en el estudio de los interrogantes de nuestro tiempo y de las cuestiones teológicas y pastorales”, les aconsejó el Santo Padre.
Asimismo, les pidió trabajar en la madurez emocional y humana ya que, aseguró , “sin ella no se va a ninguna parte”.
Por último, afirmó que la propia estructura del Seminario es como “una gran obra en construcción” y recordó que está en marcha un proceso que incluye nuevas preguntas y nuevas adquisiciones sobre la formación sacerdotal,
“Los itinerarios formativos están sufriendo muchas transformaciones, a la escucha de los desafíos que aguardan al ministerio sacerdotal y que requieren compromiso, pasión y sana creatividad por parte de todos”, añadió.
Asimismo, precisó que “se están experimentando nuevas experiencias pastorales y misioneras, con la intención de favorecer una inserción gradual en la futura vida ministerial”, así como procesos para favorecer la maduración individual.
Para el Papa Francisco, “es bueno acoger y examinar estas novedades, viviéndolas como oportunidades de gracia y de servicio, captando en ellas la presencia de Dios”.
La Cuaresma, un camino de conversión y renovación
Respecto al inicio del camino cuaresmal, el Papa Francisco les animó a vivir este tiempo de conversión y renovación y a dejarse “conquistar con renovado asombro por el amor de Dios, fundamento de la vocación que se acoge y se redescubre particularmente en la adoración y en el contacto con la Palabra; redescubriendo con alegría el gusto por la sobriedad y evitando el derroche”.
“Aprendiendo — prosiguió — un estilo de vida que os sirva para ser sacerdotes capaces de entregaros a los demás y de estar atentos a los más pobres; no dejaros engañar por el culto a la imagen y a la apariencia, sino cuidar la vida interior”.
También les invitó a “cuidar la justicia y la creación, temas actuales y candentes en vuestra tierra, que espera de la Iglesia palabras valientes y signos proféticos al respecto; vivir en paz y armonía, superando las divisiones y aprendiendo a vivir en fraternidad con humildad”.