CIUDAD DEL VATICANO -- El Papa Francisco hizo un llamamiento a los cristianos divididos para que superen sus diferencias doctrinales y caminen juntos en el amor, expresando su esperanza especialmente en una mayor unidad entre las Iglesias ortodoxa y católica.

Hablando durante su audiencia general en la Plaza de San Pedro el 16 de octubre, el Papa reconoció las diferencias históricas entre las comunidades cristianas, pero subrayó que el camino a seguir está en la reconciliación.

“Entre los cristianos hay muchas diferencias”, dijo, pero “lo importante es que estas diferencias sean reconciliadas, en el amor de caminar juntos”.

Como parte de su catequesis permanente sobre el Espíritu Santo, el Papa Francisco habló de la histórica ruptura entre las Iglesias católica y ortodoxa, conocida como el Gran Cisma de 1054.

Una de las cuestiones que condujo a la división fue la adición por parte de la Iglesia Católica del término latino “filioque” -- que significa “y del Hijo” -- al Credo de Nicea, que señalaba que el Espíritu Santo procede tanto del Padre como del Hijo. Este desacuerdo teológico, junto con otros factores culturales y políticos, contribuyó a la prolongada ruptura entre las dos ramas del cristianismo.

Sin embargo, el Papa Francisco expresó su esperanza de que el tema se convierta en “una de las principales ‘diferencias reconciliadas’” entre las iglesias, ya que el diálogo entre ellas ha hecho que su desacuerdo haya “perdido la dureza del pasado y permite hoy esperar una plena aceptación mutua”.

Aunque persistan las diferencias, dijo, “podemos valorar la prerrogativa más importante para nosotros que se proclama en el artículo del Credo, es decir, que el Espíritu Santo es 'vivificador', es decir, da la vida”.

En el momento de la creación de la humanidad, dijo, Dios insufló vida a Adán, y “ahora, en la nueva creación, el Espíritu Santo es quien da a los creyentes la vida nueva, la vida de Cristo, vida sobrenatural, de hijos de Dios”.

“¿Dónde está, en todo esto, la noticia grande y consoladora para nosotros?”, preguntó. “En que la vida que nos da el Espíritu Santo es la vida eterna”.

“La fe nos libera del horror de tener que admitir que todo termina aquí, que no hay redención para el sufrimiento y la injusticia que reinan soberanas en la tierra”, dijo el Papa. “El Espíritu habita en nosotros, está en nosotros”.

Tras su discurso principal, el Papa Francisco pidió a los visitantes de la plaza que no olvidaran a los países que viven en guerra: Ucrania, Palestina, Israel y Myanmar.

“Hermanos y hermanas, no olvidemos que la guerra siempre, siempre, es una derrota”, dijo. “No lo olvidemos y recemos por la paz y luchemos por la paz”.