CIUDAD DEL VATICANO -- El Papa Francisco ha reconocido un milagro atribuido a la intercesión de la beata María Antonia de Paz Figueroa, una laica consagrada argentina del siglo XVIII.

La oficina de prensa del Vaticano dijo que el Papa firmó el decreto, que despeja el camino para su canonización, durante una audiencia el 24 de octubre con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos.

La candidata a la santidad, conocida cariñosamente como "Mama Antula", fue alumna y más tarde maestra de ejercicios espirituales ignacianos y, tras la expulsión de los jesuitas de Argentina, continuó dirigiendo retiros ignacianos.

"Su ejemplar testimonio cristiano, especialmente su apostolado en la promoción de los Ejercicios Espirituales (de San Ignacio de Loyola) despierte el deseo de aferrarse cada vez más a Cristo y al Evangelio", dijo el Papa Francisco tras su beatificación en 2016.

Se consagró a Dios a los 15 años, vistiendo una túnica negra y tomando el nombre de María Antonia de San José. Más tarde formó una comunidad religiosa de mujeres, las Hijas del Divino Salvador, que rezaban juntas, hacían obras de caridad y ayudaban a los jesuitas locales.

"Mama Antula" fue una mujer distinta en su época, desafiando lo que en esos tiempos estaba prescripto para las mujeres: ser madres o monjas de clausura. "La futura santa desafió así las convenciones de la sociedad colonial y tuvo una influencia crucial y postrera en el clima independentista de mayo de 1810", sostiene la Agencia Informativa Católica de Argentina (AICA).

Ya a sus 15 años era considerada "la mujer más rebelde de su tiempo", según cuenta su biografía, en donde se cita que desafió a su padre avisándole que no se casaría ni sería monja de contemplativa.

Durante 20 años colaboró con los jesuitas en la promoción y organización de los célebres ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola.

Cuando los jesuitas fueron expulsados de Argentina- y America Latina- en 1767, ella se encargó de seguir ofreciendo los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, recorriendo miles de kilómetros a pie para dirigir retiros de diez días en varias provincias del país.

Su misión la llevó a Buenos Aires, donde 15,000 personas asistían a los retiros- cuando la ciudad contaba 40,000 habitantes, lo que la llevó a fundar la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en 1796, que sigue en actividad, en el corazón de Buenso Aires. Murió en 1799.

"Recorrió a pie casi 5.000 kilómetros por el virreinato del Perú -a lo largo del territorio de las actuales provincias de Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y Córdoba- y, cuando Buenos Aires pasó a ser el centro del virreinato del Río de la Plata, se instaló en las costas porteñas, donde "puso de moda" los ejercicios espirituales ignacianos y construyó uno de los edificios más antiguos de la ciudad: la Santa Casa de Ejercicios (de 1784), aún en funcionamiento", resaltó AICA.

Y señaló que "acusada de loca y de bruja, el peso histórico de Mama Antula en los sucesos independentistas de la Argentina quizá haya sido más importante que el religioso, aunque ahora se encuentre olvidado".

Por eso "es considerada una Madre de la Patria: de las multitudinarias tandas de ejercicios espirituales realizados por ella en la Santa Casa, participaron varios próceres de la independencia, como Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga y hasta el Virrey Santiago de Liniers".