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Reconociendo que vivieron las virtudes cristianas de manera heroica, el papa Francisco ha declarado venerables a la madre Mary Elizabeth Lange, fundadora de la primera orden católica de monjas afroamericanas, y a la hermana Lúcia dos Santos, que, con sus primos, dijo haber visto a María cuando era niña en Fátima, Portugal.

El Papa firmó los decretos de reconocimiento de sus virtudes heroicas el 22 de junio. Aún es necesario un milagro atribuido a su intercesión para que puedan ser beatificadas.

En una reunión con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el Papa Francisco también reconoció el martirio del padre Manuel González-Serna Rodríguez y de otros 19 sacerdotes diocesanos, laicos y laicas asesinados en 1939 durante la Guerra Civil española. El reconocimiento del martirio despeja el camino para su beatificación sin milagro.

La Madre Lange, nacida en Cuba de padres haitianos, llegó a Estados Unidos hacia 1813, estableciéndose cerca de Baltimore, y vio cómo los hijos de otros inmigrantes necesitaban educación.

"Estaba decidida a responder a esa necesidad a pesar de ser una mujer negra en un estado esclavista mucho antes de la Proclamación de la Emancipación", según el sitio web oficial de su causa de santidad. "Utilizó su propio dinero y su casa para educar a niños de color".

Con el aliento y el apoyo de un sacerdote y del arzobispo James Whitfield de Baltimore, ella y otras tres mujeres hicieron promesas de pobreza, castidad y obediencia en 1829, fundando las Hermanas Oblatas de la Providencia, una orden que continúa en la actualidad. La Madre Lange murió en 1882.

El otro decreto notable de virtudes heroicas se refería a una religiosa fallecida mucho más recientemente. Sor Lúcia dos Santos murió en Coimbra, Portugal, en 2005 a la edad de 97 años. El Papa Francisco canonizó a sus primos, Francisco Marto y Jacinta Marto, en 2017.

Sor Lúcia tenía 10 años cuando ella y sus primos vieron por primera vez a María en Fátima el 13 de mayo de 1917.

Pero su causa de santidad examinó toda su vida y los enormes volúmenes de correspondencia que escribió como monja carmelita de clausura.

Gran parte de esa correspondencia se refería a sus intentos de aclarar lo que se conoció como los "secretos" de Fátima, que Sor Lucía dio a conocer. En la década de 1930, compartió las dos primeras partes. Incluían una visión del infierno mostrada a los niños, junto con profecías sobre el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el ascenso del comunismo y el triunfo final del Inmaculado Corazón de María, especialmente en Rusia si el país era consagrado a su Inmaculado Corazón.

Sor Lucía escribió la tercera parte del mensaje, lo cerró en un sobre y se lo entregó a su obispo local. El mensaje fue enviado al Vaticano en 1957, donde los sucesivos papas lo leyeron, pero decidieron no revelar su contenido.

San Juan Pablo II ordenó que se publicara el llamado "tercer secreto" de Fátima en 2000; creía que el secreto, en realidad una visión, se refería a la persecución de la Iglesia en el siglo XX bajo el nazismo y el comunismo y hablaba del intento de asesinarle en 1981. El Papa fue tiroteado el 13 de mayo de 1981, aniversario de la primera de las apariciones de Fátima.