El Papa Francisco condenó este lunes por primera vez la ejecución de manifestantes en Irán en su tradicional discurso de Año Nuevo a los diplomáticos, y afirmó que la guerra en Ucrania es "un crimen contra Dios y la humanidad".

El Pontífice hizo estas declaraciones en un discurso a los diplomáticos acreditados en el Vaticano, su visión general al comienzo del nuevo año, que ha llegado a ser conocido informalmente como su discurso sobre el "estado del mundo".

Su discurso de ocho páginas en italiano, leído a los representantes de la mayoría de los 183 países acreditados ante el Vaticano, abarcó todas las zonas de conflicto del mundo, incluidas las de África, Oriente Medio y Asia.

En su discurso, Francisco hizo un nexo entre la paz y el respeto a la vida y la persona humana en su plenitud, con su “derecho a la existencia, a la integridad corporal”, como también el derecho a buscar la verdad y manifestar la propias opiniones.

“A pesar de los compromisos asumidos por todos los estados de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales de cada persona, todavía hoy, en muchos países, las mujeres son consideradas como ciudadanos de segunda clase”, dijo el papa, denunciando que son objeto de violencia y privadas del derecho a estudiar o trabajar, e incluso de acceder a cuidados médicos.

“La paz exige que ante todo se defienda la vida, un bien que hoy es puesto en peligro no sólo por los conflictos, el hambre y las enfermedades, sino demasiadas veces incluso desde el seno materno, afirmando un presunto “derecho al aborto”, dijo Francisco, ante representantes diplomáticos tanto de países que han legalizado esta práctica como aquellos que aun protegen la vida en el seno materno. “Nadie puede arrogarse el derecho sobre la vida de otro ser humano, especialmente si este está desprotegido y por tanto privado de cualquier posibilidad de defensa.”

Insistió en la necesidad de proteger la vida en todas sus etapas- desde la concepción hasta su muerte natural, llamando a proteger a aquellos grupos que ven sus vidas amenazadas por la realidad que viven, como ser los migrantes, y también la de las personas que son oprimidas por una “cultura del descarte,” como ser los enfermos, los discapacitados y los ancianos.

Acto seguido, Francisco, quien cambio el catecismo de la Iglesia Católica para condenar la pena de muerte en todas las circunstancias, dijo que el derecho a la vida es amenazado en todos los países donde aún se utiliza esta práctica, nombrando específicamente a Irán, “después de las recientes manifestaciones que piden un mayor respeto por la dignidad de las mujeres”.

“La pena de muerte no puede ser utilizada para una presunta justicia de estado, puesto que esta no constituye un disuasivo, ni ofrece justicia a las víctimas, sino que alimenta solamente la sed de venganza,” sentencio el papa. “Hago, por tanto, un llamado para que la pena de muerte, que es siempre inadmisible pues atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona, sea abolida de las legislaciones de todos los países del mundo. No podemos olvidar que, hasta el último momento, una persona puede convertirse y puede cambiar.”

Fueron sus primeras declaraciones públicas sobre las protestas que estallaron en Irán a mediados de septiembre por la muerte de Mahsa Amini. La joven, de 22 años, murió tras ser detenida por la policía de moralidad iraní por violar supuestamente el estricto código de vestimenta de la República Islámica. Las mujeres han desempeñado un papel protagonista en las protestas, y muchas se han quitado públicamente el pañuelo islámico obligatorio, conocido como hiyab.

Al menos 519 personas han muerto en las manifestaciones, que han durado meses, y más de 19.200 han sido detenidas, según Human Rights Activists in Iran, un grupo que ha seguido de cerca las protestas desde su inicio. Se ha convertido en uno de los mayores desafíos a la teocracia chií de Irán desde la Revolución Islámica de 1979.

Francisco ha sido cauto al no llamar la atención sobre el gobierno de Irán, dados sus intentos de fomentar el diálogo con el mundo musulmán. Francisco ha forjado una sólida relación con el imán de Al-Azhar en El Cairo, la sede de la enseñanza suní. Pero sus intentos de entablar un diálogo con el mundo chiíta han sido más circunspectos, aunque en 2021 mantuvo una reunión histórica con el principal clérigo chiíta de Irak, el gran ayatolá de origen iraní Ali al-Sistani.

Francisco también se refirió a Irán en sus comentarios lamentando la continua amenaza que suponen las armas nucleares en la guerra de Rusia en Ucrania, pero también en la ruptura de las conversaciones sobre el programa atómico iraní. Francisco ha cambiado la doctrina de la Iglesia para declarar que no sólo el uso de armas nucleares, sino la mera posesión de las mismas es inmoral.

Dijo que el estancamiento de las conversaciones sobre Irán era un punto de "especial preocupación".

"Tengo la esperanza de que se pueda llegar a una solución concreta lo antes posible, en aras de garantizar un futuro más seguro", dijo el pontífice.

En su discurso, Francisco enumeró los conflictos, las catástrofes naturales y las crisis migratorias que afligen al planeta, pero también las amenazas a la democracia, sobre todo en el continente americano.

Haciendo un cambio de última hora en su discurso, se refirió en los "acontecimientos de las últimas horas en Brasil", una referencia a los miles de partidarios del ex presidente Jair Bolsonaro que este domingo irrumpieron en el Congreso, el Tribunal Supremo y el palacio presidencial y luego destrozaron los más altos asientos de poder de la nación.

“En muchas zonas, un signo de debilitamiento de la democracia está marcado por las crecientes polarizaciones políticas y sociales, que no ayudan a resolver los problemas urgentes de los ciudadanos”, dijo. “Pienso en las numerosas crisis políticas en diversos países del continente americano, como los acontecimientos de las últimas horas en Brasil, con su carga de tensiones y formas de violencia que agudizan los conflictos sociales.”

Además de Brasil, citó a Perú y Haití, al afirmar que "hay una necesidad constante de superar las formas partidistas de pensar y trabajar por la promoción del bien común."