ROMA - Dirigiéndose a todos los fieles del mundo invitados a participar en la consulta de dos años de duración que comenzó este fin de semana, el Papa Francisco recordó con firmeza que el Sínodo de los Obispos no es un congreso político, y que aún cuando sea un ejercicio lento y quizá cansador, las respuestas artificiales, "pret a porter" no son suficientes.

Un sínodo, es un viaje de discernimiento espiritual que "tiene lugar en la adoración, en la oración y en el diálogo con la palabra de Dios", dijo el pontífice, o de lo contrario se convierte en "una convención de la iglesia, un grupo de estudio o un congreso político", en lugar de ser "un evento lleno de gracia, un proceso de curación guiado por el Espíritu Santo."

Para ello, debe estar guiada por el Espíritu Santo y arraigada en la oración, especialmente en la adoración eucarística, una práctica que, según dijo Francisco el sábado, casi se ha perdido hoy en día.

Aunque se conozca de forma abreviada como "Sínodo sobre la Sinodalidad", el tema formal de la cumbre de 2023, que tendrá un proceso diocesano, nacional y continental antes de la reunión real en Roma, es "Por una Iglesia sinodal: Comunión, participación y misión".

El próximo domingo, todas las diócesis del mundo están preparadas para abrir su propio proceso sinodal, celebrando sesiones de escucha en cada parroquia guiadas por una serie de preguntas publicadas por la oficina del Sínodo del Vaticano el mes pasado.

"Es imposible pensar en una conversión de nuestra actividad como Iglesia que no incluya la participación activa de todos los miembros del Pueblo de Dios", dice un documento preparatorio del Sínodo.

El domingo, unas 3.000 personas se reunieron en la Basílica de San Pedro para la misa papal, posiblemente la mayor multitud en la basílica desde el comienzo de la pandemia del COVID-19. En su homilía, Francisco no se centró en las tres ideas que sirven de subtítulos para el tema del Sínodo, sino que habló del encuentro, la escucha y el discernimiento.

"Hoy, al comenzar este proceso sinodal, empecemos por preguntarnos", dijo el Papa, si estamos preparados para iniciar "la aventura de este viaje". ¿O tenemos miedo a lo desconocido, prefiriendo refugiarnos en las excusas habituales: 'No sirve para nada' o 'Siempre lo hemos hecho así'?"

"Celebrar un Sínodo significa caminar por el mismo camino, juntos", dijo Francisco. "Miremos a Jesús. Primero se encuentra con el rico en el camino, luego escucha sus preguntas y finalmente le ayuda a discernir lo que debe hacer para heredar la vida eterna. Encontrar, escuchar y discernir".

Encontrarse con los otros, encontrarse con las miradas, compartir la historia de cada uno, argumentó el pontífice, representa la cercanía que encarna Jesús, y ninguna pregunta le molesta o perturba, porque está "abierto al encuentro."

"Él sabe que la vida de alguien puede cambiar con un solo encuentro", dijo. "Al iniciar este proceso, nosotros también estamos llamados a convertirnos en expertos en el arte del encuentro. No tanto organizando eventos o teorizando sobre los problemas, sino dedicando tiempo al encuentro con el Señor y con los demás: tiempo para dedicar a la oración y a la adoración, escuchando lo que el Espíritu quiere decir a la Iglesia."

El verdadero encuentro, continuó Francisco, se produce sólo a través de la escucha, y la respuesta a alguien que comparte su vida no puede ser una respuesta sin compromiso o una solución preconcebida, y cuando una persona se siente escuchada y no juzgada, se siente libre de compartir sus propias experiencias y su camino espiritual.

"Preguntemos: en la iglesia, ¿somos buenos escuchando?", cuestionó Francisco. "¿Permitimos que las personas se expresen, que caminen en la fe aunque hayan tenido dificultades en la vida, y que formen parte de la vida de la comunidad sin ser obstaculizados, rechazados o juzgados?"

Para los obispos, los sacerdotes, los religiosos y los laicos escuchar realmente a los demás, evitando respuestas artificiales y superficiales, puede ser una experiencia lenta y agotadora, pero es importante "no insonorizar nuestros corazones" ni "permanecer atrincherados en nuestras certezas."

Durante su homilía, Francisco reveló que, más tarde ese mismo domingo, iba a reunirse con un grupo de personas sin hogar, que, según dijo, sólo estaban dispuestas a reunirse con él porque un grupo de personas había ido a encontrarlos antes, había escuchado lo que tenían que decir y había tratado de entender lo que les había llevado a su situación actual.

"El encuentro y la escucha no son fines en sí mismos, dejando todo como estaba antes", dijo Francisco. "Al contrario, siempre que entramos en diálogo, nos dejamos interpelar, avanzamos en un camino. Y al final, ya no somos los mismos; hemos cambiado".

Este sínodo, que podría cambiar la forma en que se toman las decisiones en todos los niveles dentro de la Iglesia, es entre otras cosas, una respuesta a la crisis de los abusos sexuales por parte del clero. Francisco ha señalado en varias ocasiones que el clericalismo es uno de los pilares que cimentaron la cultura del abuso, y este sínodo se ha puesto en marcha para intentar abordarlo.

Anunciado en 2019, el proceso se tiene lugar después de los escándalos en Chile, donde Francisco aceptó la renuncia del 30% de los obispos, todos bajo la nube de acusaciones de haber abusado sexualmente de menores o de haber encubierto a otros; un informe del gran jurado de Pensilvania que encontró miles de casos de abuso; la remoción del sacerdocio del ex cardenal Theodore McCarrick; y una cumbre de prevención de abusos que papa organizó en Roma en febrero de 2019.

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