CIUDAD DEL VATICANO – El Papa Francisco ha instado a los católicos de EE.UU. y a las personas de buena voluntad a no ceder ante "narrativas" que discriminan y causan sufrimiento innecesario a los migrantes y refugiados.

"Reconozco el valioso esfuerzo de ustedes, queridos obispos de Estados Unidos, cuando trabajan de manera cercana con los migrantes y refugiados, anunciando a Jesucristo y promoviendo los derechos humanos fundamentales," escribió el Papa en una carta a los obispos estadounidenses publicada por el Vaticano el 11 de febrero.

El Papa Francisco dijo que escribía debido a "la importante crisis que está teniendo lugar en los Estados Unidos con motivo del inicio de un programa de deportaciones masivas."

En su orden ejecutiva presidencial "Protegiendo al pueblo estadounidense contra la invasión," publicada el 20 de enero, el presidente Donald J. Trump afirmó: "Muchos de estos extranjeros que están ilegalmente dentro de los Estados Unidos representan amenazas significativas para la seguridad nacional y la seguridad pública, cometiendo actos viles y atroces contra estadounidenses inocentes."

El Papa Francisco respondió: "La conciencia rectamente formada no puede dejar de realizar un juicio crítico y expresar su desacuerdo con cualquier medida que identifique, de manera tácita o explícita, la condición ilegal de algunos migrantes con la criminalidad."

También elogió los esfuerzos de los obispos de EE.UU. para asistir a los migrantes y refugiados, y para contrarrestar los argumentos de la administración Trump, diciendo que "¡Dios premiará abundantemente todo lo que hagan a favor de la protección y defensa de quienes son considerados menos valiosos, menos importantes o menos humanos!"

"Exhorto a todos los fieles de la Iglesia católica, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a no ceder ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados," escribió el Papa.

"Con caridad y claridad todos estamos llamados a vivir en solidaridad y fraternidad, a construir puentes que nos acerquen cada vez más, a evitar muros de ignominia, y a aprender a dar la vida como Jesucristo la ofrendó, para la salvación de todos," añadió.

En su carta a los obispos, el Papa subrayó que toda nación tiene el derecho de defenderse y de mantener la seguridad de sus comunidades "de aquellos que han cometido crímenes violentos o graves mientras están en el país o antes de llegar."

Sin embargo, continuó: "Dicho esto, el acto de deportar personas que en muchos casos han dejado su propia tierra por motivos de pobreza extrema, de inseguridad, de explotación, de persecución o por el grave deterioro del medio ambiente, lastima la dignidad de muchos hombres y mujeres, de familias enteras, y los coloca en un estado de especial vulnerabilidad e indefensión."

"Esta cuestión no es menor," escribió el Papa. "Un auténtico estado de derecho se verifica precisamente en el trato digno que merecen todas las personas, en especial, los más pobres y marginados."

Respuesta a J.D. Vance sobre el "ordo amoris"

El Papa Francisco también utilizó la carta para responder a una afirmación del vicepresidente de EE.UU., J.D. Vance, quien es católico, sobre el concepto del "ordo amoris" (el orden del amor o la caridad), hecha en una entrevista televisiva a finales de enero.

Vance afirmó que el ordo amoris enseña que "uno ama a su familia, luego a su vecino, después a su comunidad, luego a sus conciudadanos en su propio país. Y después de eso, uno puede enfocarse y priorizar el resto del mundo."

Sin embargo, el Papa respondió: "El amor cristiano no es una expansión concéntrica de intereses que poco a poco se amplían a otras personas y grupos. Dicho de otro modo: ¡La persona humana no es un mero individuo, relativamente expansivo, con algunos sentimientos filantrópicos!"

"El verdadero ordo amoris que es preciso promover, es el que descubrimos meditando constantemente en la parábola del 'buen samaritano,' es decir, meditando en el amor que construye una fraternidad abierta a todos, sin excepción," escribió el Papa.

El Pontífice advirtió que "preocuparse por la identidad personal, comunitaria o nacional, al margen de estas consideraciones (de la fraternidad humana), fácilmente introduce un criterio ideológico que distorsiona la vida social e impone la voluntad del más fuerte como criterio de verdad."

"El verdadero bien común se promueve cuando la sociedad y el gobierno, con creatividad y respeto estricto al derecho de todos —como he afirmado en numerosas ocasiones—, acogen, protegen, promueven e integran a los más frágiles, desprotegidos y vulnerables," escribió.

Esto, dijo, "no obsta para promover la maduración de una política que regule la migración ordenada y legal." Pero advirtió que "dicha maduración no puede construirse a través del privilegio de unos y el sacrificio de otros."

"Lo que se construye a base de fuerza, y no a partir de la verdad sobre la igual dignidad de todo ser humano, mal comienza y mal terminará," alertó el Papa.

Si bien el Papa no mencionó políticas específicas de EE.UU., su carta enfatizó la cercanía de la Iglesia Católica con los migrantes y refugiados.

La Iglesia y la dignidad del migrante

La Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. había enfrentado recientemente acusaciones infundadas de beneficiarse económicamente por su asociación con el gobierno federal en la asistencia a refugiados que calificaban para recibir ayuda pública.

En una entrevista del 26 de enero, Vance cuestionó las motivaciones de los obispos al criticar las nuevas políticas de inmigración, preguntando si solo estaban preocupados por recibir fondos federales para la reubicación de refugiados.

En un momento histórico "tan claramente marcado por el fenómeno de la migración," el Papa reafirmó "no sólo nuestra fe en un Dios siempre cercano, encarnado, migrante y refugiado, sino la dignidad infinita y trascendente de toda persona humana."

Estas palabras, afirmó, "no están articuladas artificialmente." Una simple mirada a la doctrina social de la Iglesia muestra con claridad que Jesucristo "no ha vivido al margen de la experiencia difícil de ser expulsado de su propia tierra a causa de un inminente riesgo de vida, y de la experiencia de tener que refugiarse en una sociedad y en una cultura ajenas a las propias."

"El Hijo de Dios, al hacerse hombre, también eligió vivir el drama de la inmigración," escribió.

Por ello, continuó, "todos los fieles cristianos y los hombres de buena voluntad, estamos llamados a mirar la legitimidad de las normas y de las políticas públicas a la luz de la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales, no viceversa."

Finalmente, el Papa pidió la intercesión de la Virgen de Guadalupe: "Pidamos a la Santísima Virgen María de Guadalupe que proteja a las personas y a las familias que viven con temor o con dolor la migración y/o la deportación."

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Carol Glatz