CIUDAD DEL VATICANO -- En una Iglesia que "presenta signos de graves crisis de desconfianza y falta de credibilidad", se pedirá a los miembros de la asamblea del Sínodo de los Obispos que encuentren formas de construir comunidad, alentar la contribución de cada bautizado y fortalecer la misión primordial de la Iglesia de compartir el Evangelio, dijo el documento de trabajo para la reunión de octubre.
"Una Iglesia sinodal se funda en el reconocimiento de la dignidad común que deriva del Bautismo, que hace de quienes lo reciben hijos e hijas de Dios, miembros de su familia, por tanto, hermanos y hermanas en Cristo, habitados por el único Espíritu y enviados a cumplir una misión común", aseguró el documento, publicado en el Vaticano el 20 de junio.
Sin embargo, muchos católicos de todo el mundo informan de que demasiados bautizados -- en particular los católicos LGBTQ+, las personas divorciadas y vueltas a casar civilmente, los pobres, las mujeres y las personas con discapacidad -- están excluidos de la participación activa en la vida de la Iglesia y, en particular, de sus estructuras de toma de decisiones.
Basándose en las aportaciones de las sesiones de escucha que tuvieron lugar en todo el mundo desde octubre de 2021 y, especialmente, en los informes presentados en las sesiones sinodales continentales y regionales a principios de este año, el documento de trabajo pide a los miembros del sínodo que centren su oración, debate y discernimiento en tres prioridades:
-- Comunión, preguntando: "¿Cómo podemos ser más plenamente signo e instrumento de la unión con Dios y de la unidad del género humano?".
-- Corresponsabilidad en la misión: ¿Cómo compartir dones y tareas al servicio del Evangelio?".
-- "Participación, responsabilidad y autoridad: ¿Qué procesos, estructuras e instituciones son necesarios en una Iglesia sinodal misionera?".
La primera asamblea sinodal, prevista del 4 al 29 de octubre, "tendrá la tarea de discernir e identificar algunos pasos concretos para seguir creciendo como Iglesia sinodal, pasos que luego someterá al Santo Padre", dice el documento. Algunas preguntas, quizá muchas de ellas, requerirán un mayor discernimiento y estudio con la ayuda de teólogos y canonistas, razón por la cual se celebrará una segunda asamblea del sínodo en octubre de 2024.
Incluso entonces, es improbable que se resuelvan todas las cuestiones planteadas en las sesiones de escucha del sínodo, según el documento. Pero "lo característico de una Iglesia sinodal es la capacidad de gestionar las tensiones sin dejarse destruir por ellas".
El documento de trabajo incluye hojas de trabajo con preguntas "para el discernimiento" que se pedirá a los miembros del sínodo que lean y recen con ellas antes de llegar a Roma.
Una de ellas pregunta: "¿Qué pasos concretos puede dar la Iglesia para renovar y reformar sus procedimientos, disposiciones institucionales y estructuras, de modo que permitan un mayor reconocimiento y participación de las mujeres, incluso en los procesos de gobierno y toma de decisiones, en un espíritu de comunión y con vistas a la misión?".
"La mayor parte de las Asambleas continentales y las síntesis de numerosas Conferencias episcopales", continuó, "piden que se considere de nuevo la cuestión del acceso de las mujeres al diaconado. ¿Es posible plantearlo y en qué modo?
A lo largo del proceso sinodal se han planteado interrogantes sobre la relación entre la participación en la vida de la Iglesia y la llamada a la conversión, señala el documento, lo que plantea "la cuestión de si existen límites a la voluntad de acoger a personas y grupos, a cómo entablar un diálogo con las culturas y las religiones sin comprometer nuestra identidad, o a la determinación de ser la voz de los marginados y reafirmar que nadie debe quedarse atrás".
Otra tensión destacada en el proceso tiene que ver con la responsabilidad compartida en una Iglesia que cree que su estructura jerárquica es la voluntad de Cristo y es un don.
El documento de trabajo informaba de una fuerte "conciencia de que toda autoridad en la Iglesia procede de Cristo y está guiada por el Espíritu Santo. La diversidad de carismas sin la autoridad se convierte en anarquía, del mismo modo que el rigor de la autoridad sin la riqueza de carismas, ministerios y vocaciones se convierte en dictadura".
Pero el documento pedía a los miembros que debatieran, pensaran y rezaran sobre las formas en que la autoridad puede ejercerse más como un liderazgo que potencie la responsabilidad compartida y la creatividad.
"¿Cómo renovar y promover el ministerio del obispo en una perspectiva sinodal misionera?", se preguntaba. "¿Cómo debe evolucionar, en una Iglesia sinodal, el papel del obispo de Roma (el Papa) y el ejercicio de su primado?", decía el documento. La pregunta se hacía eco de la invitación de San Juan Pablo II en su encíclica de 1995, "Ut Unum Sint" ("Que sean uno"), a una exploración ecuménica "de encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva".
El documento de trabajo también pedía a los miembros del sínodo que estudiaran la forma de implicar a más sacerdotes, religiosos y laicos en el proceso de elección de obispos.
A lo largo de las sesiones de escucha a todos los niveles, según el documento, la gente reconoció que los católicos no pueden participar plenamente en el discernimiento espiritual necesario para una verdadera corresponsabilidad sin una mayor educación en la fe cristiana, la doctrina social católica y en el propio proceso de discernimiento y en qué se diferencia de la simple discusión de un problema y la votación de posibles soluciones.
En particular, dijo, "todos los que ejercen un ministerio necesitan formación para renovar los modos de ejercer la autoridad y los procesos de toma de decisiones en clave sinodal, y para aprender cómo acompañar el discernimiento comunitario y la conversación en el Espíritu".
"Los candidatos al ministerio ordenado deben formarse en un estilo y mentalidad sinodales", aseguró, y el currículo de los seminarios debe ser revisado "de manera que exista una orientación más clara y decidida hacia la formación a una vida de comunión, misión y participación".