CIUDAD DEL VATICANO -- Aunque el turismo se vio gravemente afectado por el COVID-19, la pandemia también puede presentar una oportunidad para revitalizar y renovar el sector, dijo el cardenal Michael Czerny.
En una declaración publicada el 27 de septiembre para conmemorar el Día Mundial del Turismo, el cardenal Czerny, prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, dijo que una reactivación del turismo que respete a sus trabajadores, al medio ambiente y a los turistas puede ser "un factor de desarrollo sostenible" que enriquezca el patrimonio cultural de un país y beneficie a los países y comunidades de acogida.
"La Iglesia católica está muy interesada en promover esta visión renovada del turismo desde la perspectiva del desarrollo humano integral", dijo el cardenal.
El mensaje del cardenal canadiense se centró en el tema del día mundial, "Repensar el turismo".
La pandemia, dijo el cardenal Czerny, fue un acontecimiento que "nos tomó por sorpresa" y no sólo puso de manifiesto problemas a largo plazo, sino que reveló "otros nuevos e inesperados".
Aunque muchos en el mundo del turismo están atentos a los trabajadores a menudo "expuestos a la explotación", a las desigualdades y a las injusticias, hay que hacer más para garantizar "que los derechos laborales de los trabajadores del sector se respeten a todos los niveles y en todos los países", dijo.
El cardenal Czerny también dijo que el turismo debe reestructurarse para proteger la biodiversidad. Dijo que necesita una "perspectiva de ecología integral" que fomente el diálogo entre "los lenguajes culturales locales y los estilos de vida de los visitantes".
"La sostenibilidad del turismo, de hecho, se mide no sólo en términos de contaminación, sino también en el impacto sobre la biodiversidad de los ecosistemas naturales y sociales", dijo. "Es necesaria una sensibilidad que amplíe la protección de los ecosistemas de forma concreta, para garantizar un paso armonioso de los turistas en entornos que no les pertenecen, ni a una sola generación".
"Acoger a los turistas, pues, se convierte en una forma de transformar los espacios cívicos, el entorno social y urbano, en la valorización de las identidades en el justo equilibrio entre la preservación de las raíces y la oferta de servicios", dijo el cardenal.