Después de reunirse con el presidente de Timor Oriental, el Papa Francisco mantuvo en el palacio presidencial un encuentro con las autoridades, sociedad civil y cuerpo diplomático de Timor Oriental, país en el que permanecerá hasta el miércoles 11.

En su primer discurso en esta tercera etapa de su viaje, que leyó en español, el Papa Francisco recordó cómo los primeros misioneros dominicos llegaron al país desde Portugal, en el siglo XVI, “trayendo consigo el catolicismo y la lengua portuguesa”.

El cristianismo “no es una fe ideológica”

“El cristianismo, nacido en Asia, llegó a estas lejanas regiones del continente a través de misioneros europeos, lo que da testimonio de su vocación universal y de su capacidad de armonizarse con las más diversas culturas, que, al encontrarse con el Evangelio, llegan a una síntesis nueva, más elevada y profunda”, destacó a continuación.

De este modo, explicó que “el cristianismo se incultura”, subrayando que el binomio de “inculturación y evangelización de la cultura” es esencial para el cristianismo. “No es una fe ideológica, es una fe enraizada en la cultura”, subrayó.

Cabe destacar que, tras independizarse de Portugal en 1975, Timor Oriental fue invadido en 1976 por las fuerzas indonesias, hasta el 20 de mayo de 2002, cuando finalmente declaró su independencia.

El Pontífice agradeció que sus habitantes no hayan perdido la esperanza y remarcó que pudieron alcanzar “estas importantes metas” gracias a que están “arraigados en la fe católica”.

En esta línea, también les agradeció su reconciliación con “los hermanos de Indonesia” y su capacidad de transformar “el dolor en gozo”, resaltando que son “un pueblo sufrido pero sabio”.

Recordó asimismo que “la paz de la unidad es siempre superior al conflicto” y ensalzó la política “de la mano tendida, que es muy sabia y que no es tonta, porque cuando la mano tendida se ve traicionada, sabe pelear y llevar adelante las cosas”.

También destacó que han incluido como documento nacional la Declaración sobre la Fraternidad Humana, que el Santo Padre firmó junto con el Gran Imán de Al-Azhar, en Abu Dabi, el 4 de febrero de 2019.

Más tarde, les exhortó a que la fe, “que los ha iluminado y sostenido en el pasado, sea la que siga inspirando vuestro presente y vuestro futuro”.

El Papa Francisco, sentado junto al presidente de Timor Oriental, José Ramos-Horta, habla con funcionarios del gobierno y líderes de la sociedad civil durante una reunión en el palacio presidencial de Dili, Timor Oriental, el 9 de septiembre de 2024. (CNS photo/Lola Gomez)

Los retos actuales del país

A continuación, posó su mirada sobre algunos retos actuales como el fenómeno de la emigración, la pobreza, y aquellas situaciones que pueden ser consideradas verdaderas plagas sociales,“como el abuso en el consumo de bebidas alcohólicas entre los jóvenes y su incorporación a las bandas”.“La violencia siempre es una amenaza en los pueblos”, remarcó.

“Y no olvidemos a tantos niños y adolescentes heridos en su dignidad”, pidió el Santo Padre, quien lamentó que se trata de “un fenómeno que está aflorando en todo el mundo”.

Por ello, resaltó que “todos estamos llamados a actuar con responsabilidad para prevenir todo tipo de abuso y garantizar un crecimiento sereno a nuestros jóvenes”.

Frente a estos problemas, afirmó que es imprescindible “preparar adecuadamente, con una formación especializada, a aquellos que están llamados a ser, en un futuro no lejano, la clase dirigente del país”.

“La Doctrina Social de la Iglesia no es una ideología”

Destacó que la Iglesia pone a disposición su doctrina social como base “para ese proceso de formación, que constituye un pilar insustituible sobre el cual desarrollar los conocimientos específicos”.

“La Doctrina Social de la Iglesia no es una ideología, está basada en la fraternidad”, aseveró. Una doctrina, continuó el Pontífice, “que favorece el desarrollo de los pueblos y en especial los más pobres”.

El Papa Francisco animó también durante su discurso a las autoridades a tener confianza y mantener una mirada “esperanzada en el futuro” frente a las dificultades.

A continuación, dejó el discurso oficial de lado y afirmó que “lo mejor que tiene este país es el pueblo”. Cuiden a su pueblo, continuó el Santo Padre, “amen a su pueblo, hagan crecer ese pueblo, que es maravilloso”.“El pueblo de ustedes se expresa con dignidad y con alegría, es un pueblo alegre”, añadió.

Necesidad de formación para “un pueblo joven”
También remarcó que son “un pueblo joven”, ya que cerca del 65% de la población de tiene menos de 30 años: “es una riqueza eso”, destacó.

“Esta cifra nos dice que el primer ámbito en el que ustedes tienen que invertir es en la educación, en la familia y en la escuela. Una educación que ponga en el centro a los niños y a los jóvenes, y promueva su dignidad”.

“El entusiasmo, la frescura, la proyección hacia el futuro, la valentía y el ingenio, típicos de los jóvenes, unidos a la experiencia y a la sabiduría de los mayores, forman una mezcla providencial de conocimientos y de impulsos generosos hacia el mañana”, destacó.

En este sentido, pidió juntar “a los niños con los abuelos” y subrayó que este encuentro “provoca sabiduría”.

Remarcó también que “la Iglesia católica, su doctrina social, sus instituciones de asistencia y caridad para los pobres, también las educativas y las de asistencia médica, están al servicio de todos y constituyen un recurso valioso que permite mirar el futuro con ojos llenos de esperanza”.

“Mirando a vuestro pasado reciente y a cuanto se ha logrado hasta ahora, hay motivos para confiar en que vuestra nación también será capaz de afrontar las dificultades y los problemas actuales con inteligencia y creatividad”, aseguró.

A modo de conclusión, encomendó a todos sus habitantes “a la protección de la Inmaculada Concepción, su Patrona celestial invocada con el título de Virgem de Aitara”.

“Que ella los acompañe y ayude siempre en la misión de edificar un país libre, democrático y solidario, donde ninguno se sienta excluido y todos puedan vivir en paz y con dignidad”, dijo por último el Santo Padre.