CIUDAD DEL VATICANO -- El tiempo de Adviento es un momento de gracia para ayudar a los creyentes a dejar de ser presuntuosos y de pretender ser autosuficientes, dijo el Papa Francisco.
Sólo hay un camino para comenzar una nueva vida: "el camino de la humildad, para purificarse del sentido de superioridad, del formalismo y de la hipocresía", dijo el Papa el 4 de diciembre, segundo domingo de Adviento.
La gente necesita verse a sí misma "como pecadores, y ver a Jesús como el salvador que viene por nosotros, no por los demás, por nosotros, tal como somos, con nuestra pobreza, miseria y defectos, sobre todo con nuestra necesidad de ser resucitados, perdonados y salvados", dijo a los visitantes y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para el rezo de la oración del Ángelus.
La lectura del Evangelio del día describía la dura reprimenda de San Juan Bautista a quienes eran conocidos por su doblez y presunción, y su urgente llamamiento al arrepentimiento.
Cuando San Juan Bautista dice: "Producid buenos frutos como prueba de vuestro arrepentimiento", dijo el Papa, "es un grito de amor, como el grito de un padre que ve a su hijo arruinarse y le dice: "¡No tires tu vida por la borda!"".
Si las personas presumen de tener siempre la razón, no acogerán esta amorosa invitación y perderán la oportunidad de comenzar una nueva vida, dijo.
"En esencia, queridos hermanos y hermanas, la hipocresía es el mayor peligro, porque puede llegar a arruinar las realidades más sagradas. La hipocresía es un grave peligro. Por eso el Bautista -como lo sería después Jesús- es duro con los hipócritas", dijo el Papa.
Es importante acoger a Dios con humildad, dijo, "no con bravura: '¡Somos fuertes; somos gente grande!".
"Cada uno de nosotros necesita confesar sus propios pecados, sus propios fallos, su propia hipocresía", dijo el Papa. "Requiere bajarse del pedestal y sumergirse en el agua del arrepentimiento".
"El Adviento es un momento de gracia para quitarnos las máscaras -cada uno de nosotros las tiene- y alinearnos con los que son humildes, liberarnos de la presunción de la creencia de ser autosuficientes, ir a confesar nuestros pecados, los ocultos, y acoger el perdón de Dios, pedir perdón a quienes hemos ofendido", dijo.
"Así es como se comienza una nueva vida", dijo.