ROSARIO, Argentina – En su tradicional saludo de Año Nuevo al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el Papa Francisco le dedicó hoy un párrafo demoledor al continente americano, denunciando que está marcado por “desigualdades profundas”, “corrupción endémica” y una “polarización cada vez más fuerte”. 

También habló sobre los crímenes contra menores cometidos dentro de la Iglesia, y la diferencia entre los países que no pueden y aquellos que se niegan a recibir migrantes.

“Las desigualdades profundas, las injusticias y la corrupción endémica, así como las diversas formas de pobreza que ofenden la dignidad de las personas, también siguen alimentando los conflictos sociales en el continente americano, donde la polarización cada vez más fuerte no ayuda a resolver los problemas reales y urgentes de los ciudadanos, especialmente de los más pobres y vulnerables”, dijo Francisco, durante su largo discurso a los representantes de los 183 Estados que tienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede.

Hablando en el Aula de las Bendiciones del Palacio Apostolico, rodeado por embajadores y personal diplomático usando tapabocas, obligatorio en estos días de pandemia en el Vaticano, el Papa hizo un repaso de la situación mundial, marcada por la pandemia y el acceso a las vacunas, la migración forzada y la indiferencia de tantos ante su sufrimiento.

Al recordar su “conmovedora” visita a la isla de Lesbos el pasado diciembre, Francisco dijo que ante los rostros de los desplazados “no podemos permanecer indiferentes ni quedarnos atrincherados detrás de muros y alambres de púa, con el pretexto de defender la seguridad o un estilo de vida”.

En un mensaje dirigido a los países que, en los distintos continentes, se niegan a recibir e integrar a los inmigrantes y refugiados, dijo que “a nadie se le puede pedir lo que no puede hacer, pero hay una clara diferencia entre acoger, aunque sea limitadamente, y rechazar totalmente”. Es por ello que resulta necesario “vencer la indiferencia y rechazar la idea de que los migrantes sean un problema de los demás”. También advirtió cómo estos grupos de extranjeros son en ocasiones transformados “en armas de coacción política, en una especie de ‘artículo de negociación’, que despoja a las personas de su dignidad”.

Abusos y educación 

Refiriéndose a los "crímenes" de los abusos sexuales cometidos por miembros del clero, Francisco dijo que "debe haber una firme voluntad de esclarecimiento, examinando los casos individuales para determinar las responsabilidades" y "hacer justicia".

"La Iglesia Católica siempre ha reconocido y valorado el papel de la educación en el crecimiento espiritual, moral y social de las jóvenes generaciones. Por ello, me resulta aún más doloroso constatar que en diversos ámbitos educativos -parroquias y colegios- se han producido abusos a menores, con graves consecuencias psicológicas y espirituales para las personas que los han sufrido", dijo Francisco.

El Papa los definió como crímenes sobre los que debe haber una firme voluntad de esclarecimiento, examinando los casos individuales para determinar las responsabilidades, hacer justicia a las víctimas y evitar que estas “atrocidades” se repitan.

"A pesar de la gravedad de estos actos, ninguna sociedad puede renunciar a su responsabilidad de educar", añadió y lamentó que "a menudo, en los presupuestos estatales se destinan pocos recursos para la educación. Esta se considera principalmente como un gasto, mientras que, en cambio, es la mejor inversión posible".

Pandemia y vacunas

La pandemia del COVID-19 exige una urgente enfrentar la situación de la desinformación para que todos tengan acceso a las vacunas, los medicamentos y las herramientas de diagnóstico, dijo también Francisco, instando a las personas, a los gobiernos y a la comunidad internacional a reconocer la eficacia y la importancia de inmunizar al mayor número posible de personas como parte de la lucha contra la pandemia, que calificó de "momento grave en la vida de la humanidad".

"Las vacunas no son un medio mágico de curación, pero seguramente representan, además de otros tratamientos que hay que desarrollar, la solución más razonable para la prevención de la enfermedad", dijo el Papa.

Este lunes, Francisco también dijo a los diplomáticos que para afrontar los retos actuales "será necesario que la humanidad se una como una gran familia que, partiendo de puntos de vista diferentes, debe mostrarse capaz de encontrar soluciones comunes para el bien de todos".

Recordando el fallecimiento del arzobispo Aldo Giordano, un respetado diplomático del Vaticano que murió de COVID-19 en diciembre, el Papa dijo a los embajadores que la lucha contra la pandemia sigue requiriendo un "esfuerzo significativo" por parte de todos, a nivel personal, político e internacional.

Las campañas de vacunación eficaces han disminuido el riesgo de las "graves repercusiones de la enfermedad", dijo. "Por tanto, es importante continuar con el esfuerzo de inmunizar a la población en general en la medida de lo posible".

Los individuos tienen el deber de cuidar de sí mismos y de su salud, lo que incluye "el respeto por la salud de los que nos rodean", dijo. Pero "tristemente nos encontramos cada vez más con que vivimos en un mundo de fuertes divisiones ideológicas" en el que la gente se deja influenciar por ideologías construidas sobre "información sin fundamento o hechos mal documentados".

"Toda afirmación ideológica rompe el vínculo de la razón humana con la realidad objetiva de las cosas", dijo. "La pandemia, en cambio, nos insta a adoptar una especie de "terapia de la realidad" que nos haga afrontar el problema de frente y adoptar los remedios adecuados para resolverlo".

Los gobiernos pueden ayudar implicando más a los ciudadanos y fomentando un debate constructivo, dijo. "La falta de una toma de decisiones decidida y de una comunicación clara genera confusión, crea desconfianza y socava la cohesión social, alimentando nuevas tensiones. El resultado es un 'relativismo social' perjudicial para la armonía y la unidad".

La diplomacia multilateral

Otro ámbito preocupante, dijo, es el de la diplomacia multilateral, que está sufriendo "una crisis de confianza" debido a la menor credibilidad de muchas instituciones.

Cuando los organismos sociales o gubernamentales toman resoluciones o decisiones importantes "sin un verdadero proceso de negociación en el que todos los países tengan voz", el desequilibrio genera desafección hacia estos grupos y los hace "cada vez menos eficaces para afrontar los desafíos globales", dijo.

El Papa también criticó una "forma de colonización ideológica" que "no deja espacio para la libertad de expresión". Dijo que "ahora está tomando la forma de la 'cultura de la cancelación' que invade muchos círculos e instituciones públicas."

"Bajo la apariencia de defender la diversidad, acaba anulando todo sentido de identidad, con el riesgo de silenciar las posiciones que defienden un entendimiento respetuoso y equilibrado de las distintas sensibilidades", dijo.

Una diplomacia multilateral eficaz y respetuosa es posible, dijo, pero exige la confianza mutua, la voluntad de escuchar y compartir puntos de vista diferentes y de llegar a acuerdos y caminar juntos.

El Papa lamentó los conflictos o tensiones existentes en Siria, Yemen, Libia, Sudán, Etiopía, Ucrania, Myanmar, Israel y Palestina a quienes invitó a "reconstruir la confianza mutua y volver a hablarse directamente, para llegar a vivir en dos estados, uno al lado del otro, en paz y seguridad, sin odio ni resentimiento, sino la curación que nace del perdón mutuo".

"Nos engañamos pensando que estas armas sirven para disuadir a posibles agresores", se lamento Francisco, denunciando que, por  el contrario, la presencia de las armas incentiva el conflicto.

Los sistemas de "armas autónomas" deben someterse al escrutinio internacional y las armas nucleares deben ser abolidas, dijo, afirmando que "son un medio inadecuado e inapropiado para responder a las amenazas a la seguridad" y que su posesión "es inmoral".