El belén de la Plaza de San Pedro, que ha sido muy criticado, a veces hace olvidar que la pasión popular por la representación tradicional del nacimiento de Jesús encuentra salidas artísticas inesperadas, tal como se ve en algunas representaciones mucho más modestas en el Vaticano.

Este año, todos los belenes se instalaron al aire libre para no crear reuniones en el interior. Y así, frente al Palacio de la Gobernación, por ejemplo, se puede ver un belén clásico bajo un dosel artístico de azulejos antiguos.

Sin embargo, el belén más evocador es el que se encuentra frente a la Iglesia de San Esteban de los abisinios detrás de la Basílica de San Pedro. La iglesia del siglo VIII es uno de los pocos restos de la antigua zona del Vaticano compuesta por iglesias, hospicios y monasterios como el de San Esteban. A partir del siglo XII estuvo vinculado a los abisinios, también llamados indios; denominaciones típicas para indicar poblaciones que venían de lejos.

Enfrente de esa iglesia hay belén realizado con material recuperado del reciclaje por los jardineros que cuidan los Jardines Vaticanos.

Una hermosa escena central, y en la base una serie de pequeñas escenas de la vida cotidiana.

Cartón, trozos de madera y hojas, flores, musgo y unas figuras de plástico muy sencillas, pero sobre todo mucha pasión realzan la belleza de este belén, el cual no pertenece a ninguna exposición.