CIUDAD DEL VATICANO -- Las escuelas necesitan desarrollar y transmitir una nueva cultura de inclusión, responsabilidad y discernimiento de lo que es bueno, verdadero y bello para afrontar los desafíos de hoy, dijo el Papa Francisco.

"En la escuela se puede 'imaginar la paz', es decir, sentar las bases de un mundo más justo y fraterno, con la contribución de todas las disciplinas y la creatividad de los niños y los jóvenes", dijo durante una audiencia en el Vaticano el 4 de enero con representantes de un sindicato católico italiano de profesores y personal escolar, una asociación italiana de profesores católicos y una asociación de padres de escuelas católicas.

"Pero si en la escuela se pelean entre ustedes, si en la escuela intimidan a las chicas y chicos que tienen problemas, eso es prepararse para la guerra, no para la paz", dijo, pidiendo repetidamente a sus visitantes que gritaran: "¡No al bullying!".

"Un buen profesor es un hombre o una mujer lleno de esperanza, porque se dedica con confianza y paciencia a un proyecto de crecimiento humano", dijo el Papa al grupo. "Su esperanza no es ingenua; está arraigada en la realidad, sostenida por la convicción de que todo esfuerzo educativo tiene valor y de que toda persona tiene dignidad y toda persona tiene una vocación que merece ser cultivada".

"Me duele cuando veo a niños que no tienen educación y que van a trabajar, muchas veces son explotados, o que van a buscar comida o cosas para vender entre la basura", dijo.

Puesto que la esperanza es lo que sostiene al educador cada día, hay que alimentarla manteniendo los ojos "fijos en Jesús, maestro y compañero de viaje: esto nos permite ser verdaderamente peregrinos de esperanza", dijo.

La esperanza cristiana nace de la fe y vive en la caridad, dijo, y "abre las mentes y los corazones a la vida y a la belleza eterna".

"La escuela necesita esto", dijo. "Están llamados a desarrollar y transmitir una nueva cultura basada en el encuentro entre generaciones, en la inclusión, en el discernimiento de lo verdadero, lo bueno y lo bello; una cultura de la responsabilidad, tanto personal como colectiva, para afrontar los desafíos globales como las crisis ambientales, sociales y económicas, y el gran desafío de la paz".

El Papa Francisco animó a los profesores, al personal y a los padres a apoyar a "los jóvenes profesores que dan sus primeros pasos en la escuela" y a "las familias que se sienten solas en su tarea educativa".

Una escuela no es "un contenedor", sino que está formada por todas las personas que viven y trabajan en ella, dijo. Una escuela es "una comunidad necesitada de la contribución de todos".

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Carol Glatz