Categories: Vaticano

Como Venecia, las personas son bellas y frágiles, dice el Papa

VENECIA, Italia -- Visitando durante un día una laguna de pequeñas islas, canales y estrechas pasarelas, el Papa Francisco recorrió Venecia en barco, caminando y en un carrito de golf eléctrico sin mayores dificultades. Los turistas y los residentes, sin embargo, se paralizaron cuando las fuerzas de seguridad cerraban calles enteras y limitaban severamente el tráfico fluvial regular.

Francisco fue a Venecia este domingo con motivo de la participación de la Santa Sede con un pabellón a la Muestra Bienal de Arte de la ciudad italiana.

El aterrizaje del Papa en helicóptero a primera hora de la mañana del 28 de abril desde Roma le llevó primero a una cárcel de mujeres. Dentro del patio de la prisión de mujeres Giudecca, las guirnaldas hechas a mano adornaban las columnas de ladrillo de los arcos y los desagües de cobre.

Unas 80 reclusas, personal penitenciario y voluntarios aplaudieron y sonrieron cuando el Papa Francisco les dijo que quería conocerlas primero en su visita de un día a Venecia el 28 de abril para decirles: "Ocupan un lugar especial en mi corazón".

En lugar de ser un asunto rígido y formal, dijo, quería que su momento juntos fuera una oportunidad para que "nos regalamos tiempo, oración, cercanía y afecto fraterno".

"Hoy todos saldremos de este patio más enriquecidos -- quizá el que salga más rico sea yo -- y el bien que intercambiaremos será precioso", dijo el Papa, que ha visitado más de una docena de prisiones en sus 11 años de pontificado.

La cárcel de mujeres, situada en la isla de la Giudecca, al sur del centro histórico de Venecia, fue la sede del pabellón de la Santa Sede para la exposición de arte de la Bienal de Venecia, que se celebra del 20 de abril al 24 de noviembre. Se animó a las mujeres a contribuir a la exposición, y una detenida no identificada dijo al Papa que estaban conmocionadas y llenas de alegría de que se les pidiera participar y sentirse útiles.

El Papa Francisco es el primer pontífice que asiste a la Bienal de Venecia, prestigiosa exposición internacional de arte, arquitectura, danza, cine y música.

Dejarnos Levantar

De la prisión, el Papa tomó una lancha de madera a la Basílica de Santa María de la Salud. Unos 1.500 jóvenes estaban frente a la basílica cantando y vitoreando para saludar al Papa cuando llegó saludando desde la barca decorada con una pequeña bandera vaticana. Se sentó en una silla cerca de la escalinata, mirando hacia el agua azul turquesa. "¡Levántense!", les dijo. "Abran su corazón a Dios, denle gracias y abracen la belleza que son; enamórense de su vida".

Al igual que Venecia, dijo el Papa a los jóvenes, las personas son bellas y frágiles al mismo tiempo: “a menudo nos encontramos luchando contra una fuerza de gravedad negativa que tira de nosotros hacia abajo, una inercia opresiva que quiere que lo veamos todo gris”.

Para levantarnos, recordó que “ante todo debemos dejarnos levantar: dejar que nos lleve de la mano el Señor, que nunca defrauda a los que confían en Él, que siempre levanta y perdona”.

“Cuando te sientas así, cambia de ‘marco’: no te mires con tus propios ojos, sino piensa en la mirada de Dios”, les pidió el Pontífice.

Asimismo, recordó que “Dios sabe que, además de bellos, somos frágiles, y las dos cosas van juntas: un poco como Venecia, que es espléndida y delicada al mismo tiempo. Dios no ata nuestros errores en su dedo, sino que nos tiende la mano”.

Más tarde, explicó que, “una vez que estamos de pie, depende de nosotros permanecer de pie: ‘permanecer’ cuando nos apetece sentarnos, soltarnos, dejarnos llevar. No es fácil, pero es el secreto”.

“Sí, el secreto de los grandes logros es la constancia. A veces viene la fragilidad, pero la constancia es el secreto”, afirmó el Papa Francisco.

A continuación, destacó que hoy en día “vivimos de emociones rápidas, de sensaciones momentáneas, de instintos que duran instantes, pero así no se llega lejos”.

Advirtió también sobre “el riesgo es dejarlo todo a la improvisación: rezo si me apetece, voy a misa cuando me apetece, hago cosas buenas si me apetece... Esto no da resultados: hay que perseverar, día tras día. Y hacerlo juntos”, aseveró.

En este sentido, el Santo Padre animó a los jóvenes a ir contracorriente sin miedo: “toma la vida en tus manos, ponte en juego; apaga la tele y abre el Evangelio; deja el móvil y ¡encuéntrate con la gente!”.

Cuiden esas fragilidades y reconoce que Dios siempre tiende una mano, no para culpar o castigar, sino para curar y levantar a la gente, dijo.

A su llegada a la icónica Plaza San Marco, el Papa Francisco se ha desplazado entre los fieles congregados, unos 10.500 según la Oficina de prensa de la Santa Sede, en un papamóvil de dimensiones reducidas, parecido a un carrito de golf. La comitiva se ha detenido en algunas ocasiones para que el Pontífice pudiera besar y bendecir a algunos bebés. Algunos, en las zonas más estrechas, han logrado estrechar su mano.

Durante su homilía, el Papa Francisco ha subrayado que “sólo da fruto quien permanece unido a Jesús. En este sentido, ha señalado que “la metáfora de la vid, a la vez que expresa el cuidado amoroso de Dios por nosotros, por otra parte nos advierte, porque si rompemos este vínculo con el Señor, no podremos generar frutos de buena vida y nosotros mismos corremos el peligro de convertirnos en sarmientos secos que se desechan”.

El vínculo que se establece entre Cristo y sus discípulos “no aprisiona nuestra libertad, sino que, al contrario, nos abre para recibir la savia del amor de Dios, que multiplica nuestra alegría, nos cuida con el esmero de un buen viñador y hace brotar sarmientos incluso cuando la tierra de nuestra vida se vuelve árida”, ha desgranado el Pontífice.

En referencia a Venecia, unida con las aguas sobre las que fue edificada, el Papa Francisco ha señalado que la ciudad “sin el cuidado y la protección de este entorno natural podría incluso dejar de existir”.

De manera análoga, el Pontífice ha afirmado que “así es también nuestra vida: también nosotros, sumergidos desde tiempos inmemoriales en las fuentes del amor de Dios, hemos sido regenerados en el Bautismo, renacidos a una vida nueva por el agua y el Espíritu Santo, y colocados en Cristo como sarmientos en la vid”.

El Papa Francisco se ha detenido en la idea de, “habitar” en Señor, como sinónimo de permanecer. “Este verbo, habitar, no debe interpretarse como algo estático, como si quisiera decirnos que nos quedemos quietos, aparcados en la pasividad; en realidad, nos invita a ponernos en movimiento, porque permanecer en el Señor significa crecer en la relación con Él, dialogar con Él, acoger su Palabra, seguirle en el camino hacia el Reino de Dios”.

Por otro lado, el Pontífice ha señalado que el fruto de mantenerse unido a Cristo, no es un fruto cualquiera: “El fruto de los sarmientos en los que fluye la savia es la uva, y de la uva sale el vino, que es el signo mesiánico por excelencia. Porque Jesús, el Mesías enviado por el Padre, lleva el vino del amor de Dios al corazón humano y lo llena de alegría y esperanza”.

Luego de la Misa, rezó el Regina Coeli y regresó a Roma.

Con material de OSV News y ACI Prensa.

Share
Angelus Staff