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Jesús nos da el encuentro nuestras aflicciones para ofrecer sanación, dice la catequesis del Papa

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CIUDAD DEL VATICANO -- Jesús busca a las personas en sus heridas y aislamiento para ofrecerles sanación y esperanza, incluso cuando se sienten más lejos de Dios, dijo el Papa Francisco en una catequesis preparada.

"Jesús nos espera y hace que lo encontremos justo cuando pensamos que ya no hay esperanza para nosotros", escribió el Papa en el texto preparado para su audiencia general del 26 de marzo.

Aunque el Papa Francisco regresó a su residencia en el Vaticano el 23 de marzo tras más de cinco semanas en el hospital, su audiencia general y otras citas fueron suspendidas para dar tiempo a su recuperación.

Los peregrinos del Jubileo, aun sabiendo que el Papa Francisco no estaba celebrando una audiencia, continuaron dirigiéndose al Vaticano y a la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro.

Como parte de su serie de catequesis para el Año Santo 2025, titulada "Jesucristo, nuestra esperanza", el Papa reflexionó sobre el encuentro de Jesús con la mujer samaritana junto al pozo, narrado en el Evangelio de San Juan. La catequesis sigue a una reflexión anterior sobre el encuentro entre Jesús y Nicodemo.

A diferencia de Nicodemo, quien fue a buscar a Jesús, la samaritana lo encontró inesperadamente. Ella fue al pozo a una hora inusual -- al mediodía, cuando hacía mucho calor -- tal vez para evitar a los demás. "Ella no esperaba encontrar a un hombre en el pozo a mediodía; sino que esperaba no encontrar a nadie", dice el Papa en su texto. Sin embargo, Jesús decidió pasar por Samaria y detenerse en ese mismo lugar y a esa misma hora, esperándola.

"Jesús aquí tiene sed ante todo de la salvación de esa mujer", dice la catequesis, explicando que la petición de Jesús -- "Dame de beber"-- revela el deseo divino de entablar una relación y ofrecer el "agua viva" de la gracia de Dios.

Citando a San Agustín, el Papa escribió: "El que pedía de beber tenía sed de la fe de esta mujer".

El conocimiento por parte de Jesús de su difícil pasado de haber tenido cinco maridos y vivir ahora con un sexto hombre no es una fuente de juicio, decía el mensaje del Papa, sino un punto de partida para la sanación. Se invita a la mujer a leer su historia bajo una nueva luz.

El número seis, señalaba la catequesis, simboliza a menudo la imperfección en la Biblia. Jesús podría ser "una alusión al séptimo esposo, el que finalmente podrá saciar el deseo de esta mujer de ser amada de verdad", decía. "Y ese esposo solo puede ser Jesús".

Al darse cuenta de quién es, la mujer deja atrás su cántaro de agua -- un símbolo, escribió el Papa, de sus cargas y pasado -- y corre a contárselo a los demás. "El peso de esa ánfora sobre su cabeza, cada vez que volvía a casa, le recordaba su condición, su vida atribulada. Pero ahora el ánfora está depositada a los pies de Jesús", escribió.

"El pasado ya no es una carga", decía la catequesis. "Ella está reconciliada. Y lo mismo nos pasa a nosotros: para ir a anunciar el Evangelio, primero tenemos que dejar la carga de nuestra historia a los pies del Señor, entregarle la carga de nuestro pasado".

La verdadera evangelización brota de la experiencia de ser comprendidos, acogidos y perdonados, escribió el Papa.

"¡No perdamos la esperanza! Aunque nuestra historia nos parezca pesada, complicada, tal vez incluso destrozada, siempre tenemos la posibilidad de entregarla a Dios y comenzar de nuevo nuestro camino", decía la catequesis. "¡Dios es misericordia y siempre nos espera!".

Justin McLellan
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Justin McLellan